*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santo Domingo de Guzmán*
TIEMPO
ORDINARIO
DOMINGO
SEMANA III
De la Feria. Salterio III
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva.
Aleluya.
Himno: LAS SOMBRAS OSCURAS HUYEN.
Las sombras oscuras huyen,
ya va pasando la noche;
y el sol, con su luz de fuego,
nos disipa los temores.
Ya se apagan las estrellas
y se han encendido soles;
el rocío cae de los cielos
en el cáliz de las flores.
Las criaturas van vistiendo
sus galas y sus colores,
porque al nacer nuevo día
hacen nuevas las canciones.
¡Lucero, Cristo, del alba,
que paces entre esplendores,
apacienta nuestras vidas
ya sin sombras y sin noches!
¡Hermoso Cristo, el Cordero,
entre collados y montes! Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Salmo 92 - GLORIA DEL DIOS CREADOR
El Señor reina vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;
pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.
Ant 2. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Tú, Señor, eres alabado y ensalzado por los siglos. Aleluya.
Ant 3. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
Salmo 148 - ALABANZA DEL DIOS CREADOR
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles,
alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.
Alabadlo, espacios celestes,
y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.
Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar.
Rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes.
Montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros.
Fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo.
Los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ez 37, 12b-14
Así dice el Señor. «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de
vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra
vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo
soy el Señor: os infundiré mi espíritu y viviréis, os colocaré en vuestra
tierra y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Primera Lectura
Del segundo libro de los Reyes 4, 38-44; 6, 1-7
MILAGROS DE ELISEO A FAVOR DE LA COMUNIDAD DE PROFETAS
En aquellos días, cuando Eliseo volvió a Guilgal, se pasaba hambre
en aquella región.
La comunidad de profetas estaba sentada junto a él, y Eliseo ordenó a su
criado: «Pon la olla grande y cuece un caldo para la comunidad.»
Uno de ellos salió al campo a coger unas yerbas; encontró unas uvas silvestres,
las arrancó, llenó el manto y, al llegar, las fue echando en el caldo sin saber
lo que hacía.
Cuando sirvieron la comida a los hombres y probaron el caldo, gritaron: «¡Profeta,
esto sabe a veneno!»
Y no pudieron comerlo. Entonces, Eliseo ordenó:
«Traedme harina.»
La echó en la olla y dijo: «Sirve a la gente, que coman.»
Y el caldo ya no sabía mal. Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan
de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo
dijo: «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor:
“Comerán y sobrará.”»
Entonces, el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
La comunidad de profetas dijo a Eliseo: «Mira, el sitio donde habitamos bajo tu
dirección nos resulta pequeño. Déjanos ir al Jordán a coger cada uno un madero,
para hacernos una habitación.»
Eliseo les dijo: «Id.»
Uno de ellos le pidió: «Haz el favor de venir con nosotros.»
Eliseo respondió: «Voy.»
Y se fue con ellos. Cuando llegaron al Jordán, se pusieron a cortar ramas, pero
a uno, cuando estaba derribando un tronco, se le cayó al río el hierro del hacha,
y gritó: «¡Ay, maestro, que era prestada!»
El profeta preguntó: «¿Dónde cayó?»
El otro le indicó el sitio. Eliseo cortó un palo, lo tiró allí, y el hierro
salió a flote. Eliseo dijo: «Sácalo.»
El otro alargó el brazo y lo cogió.
Responsorio 2 R 4,42.43; Mc 6,41.42
R. Un hombre vino a traer al profeta el pan de las primicias,
veinte panes de cebada. Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman. * Porque
así dice el Señor: “Comerán y sobrará.”»
V. Jesús pronunció la bendición, partió los panes, todos
comieron hasta quedar satisfechos.
R. Porque así dice el Señor: «Comerán y sobrará»
Segunda Lectura
Del Diálogo de santa Catalina de Siena, virgen, sobre la divina
providencia
(Cap. 4,13: edición latina, Ingolstadt 1583, ff. 19v-20)
CON LAZOS DE AMOR
Dulce Señor mío, vuelve generosamente tus ojos misericordiosos
hacia este tu pueblo, al mismo tiempo que hacia el cuerpo místico de tu Iglesia;
porque será mucho mayor tu gloria si te apiadas de la inmensa multitud de tus
criaturas, que si sólo te compadeces de mí, miserable, que tanto ofendí a tu
Majestad. Y ¿cómo iba yo a poder consolarme, viéndome disfrutar de la vida al
mismo tiempo que tu pueblo se hallaba sumido en la muerte, y contemplando en tu
amable Esposa las tinieblas de los pecados, provocadas precisamente por mis
defectos y los de tus restantes criaturas?
Quiero, por tanto, y te pido como gracia singular, que la inestimable caridad
que te impulsó a crear al hombre a tu imagen y semejanza no se vuelva atrás
ante esto. ¿Qué cosa, o quién, te ruego, fue el motivo de que establecieras al
hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible
con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor
por ella. Pero reconozco abiertamente que a causa de la culpa del pecado perdió
con toda justicia la dignidad en que la habías puesto.
A pesar de lo cual, impulsado por este mismo amor, y con el deseo de
reconciliarte denuevo por gracia al género humano, nos entregaste la palabra de
tu Hijo unigénito: Él fue efectivamente el mediador y reconciliador entre
nosotros y tú, y nuestra justificación, al castigar y cargar sobre sí todas
nuestras injusticias e iniquidades. Él lo hizo en virtud de la obediencia que
tú, Padre eterno, le impusiste, al decretar que asumiese nuestra humanidad.
¡Inmenso abismo de caridad! ¿Puede haber un corazón tan duro que pueda mantenerse
entero y no partirse al contemplar el descenso de la infinita sublimidad hasta lo
más hondo de la vileza, como es la de la condición humana?
Nosotros somos tu imagen, y tú eres la nuestra, gracias a la unión que
realizaste en el hombre, al ocultar tu eterna deidad bajo la miserable nube e
infecta masa de la carne de Adán. Y esto, ¿por qué? No por otra causa que por
tu inefable amor. Por este inmenso amor es por el que suplico humildemente a tu
Majestad, con todas las fuerzas de mi alma, que te apiades con toda tu generosidad
de tus miserables criaturas.
Responsorio Sal 100, 1-2
R. Voy a cantar la bondad y la justicia, para ti es mi música,
Señor. * Caminaré por la senda perfecta, ¿cuándo vendrás a mí?
V. Procederé con rectitud de corazón dentro de mi casa.
R. Caminaré por la senda perfecta, ¿cuándo vendrás a mí?
*Lecturas del Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo B*
Domingo, 8 de agosto de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,41-51)*
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el
pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No
conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no
lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está
escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie
haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os
lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros
padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del
cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona El pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la vida del mundo
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PRECES
Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo, para que con
su luz santísima penetrara las almas de sus fieles, y digámosle:
*Ilumina, Señor, a tu pueblo*.
Te bendecimos, Señor, luz nuestra,
porque a gloria de tu nombre nos has hecho llegar a este nuevo día.
Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.
Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.
Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las
tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan
extraviados, para que puedan volver al camino recto, concede a todos los
cristianos que se aparten de todo lo que sea indigno de ese nombre que llevan,
y que cumplan lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santo Domingo de Guzmán*
A los 14 años se fue a vivir con
un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía
que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce
especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.
Por aquel tiempo vino por la
región una gran hambre y las gentes suplicaban alguna ayuda para sobrevivir.
Domingo repartió en su casa todo lo que tenía y hasta el mobiliario. Luego,
cuando ya no le quedaba nada más con qué ayudar a los hambrientos, vendió lo
que más amaba y apreciaba, sus libros (que en ese tiempo eran copiados a mano y
costosísimos y muy difíciles de conseguir) y con el precio de la venta ayudó a
los menesterosos. A quienes lo criticaban por este desprendimiento, les decía:
"No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres, mientras yo guarde en
mi casa algo con lo cual podía socorrerlos".
En un viaje que hizo, acompañando
a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían
invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el
método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente
inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y
secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era
ciertamente un modelo de la mejor santidad. Y así de esa manera las
conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un
modo de misionar totalmente diferente.
Vio que a las gentes les
impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida
de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a
enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una
vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron
a evangelizar con grandes éxitos apostólicos.
Sus armas para convertir eran la
oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los
ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los
herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran,
les dijo: "Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La
oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes
se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente
vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones".
Domingo llevaba ya diez años
predicando al sur de Francia y convirtiendo herejes y enfervorizando católicos,
y a su alrededor había reunido un grupo de predicadores que él mismo había ido
organizando e instruyendo de la mejor manera posible. Entonces pensó en formar
con ellos una comunidad de religiosos, y acompañado de su obispo consultó al
Sumo Pontífice Inocencio III.
Al principio el Pontífice estaba
dudoso de si conceder o no el permiso para fundar la nueva comunidad religiosa.
Pero dicen que en un sueño vio que el edificio de la Iglesia estaba ladeándose
y con peligro de venirse abajo y que llegaban dos hombres, Santo Domingo y San
Francisco, y le ponían el hombro y lo volvían a levantar. Después de esa visión
ya el Papa no tuvo dudas en que sí debía aprobar las ideas de nuestro santo.
Y cuentan las antiguas
tradiciones que Santo Domingo vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar
castigos sobre el mundo, pero que la Virgen Santísima señalaba a dos hombres
que con sus obras iban a interceder ante Dios y lo calmaban. El uno era Domingo
y el otro era un desconocido, vestido casi como un pordiosero. Y al día
siguiente estando orando en el templo vio llegar al que vestía como un mendigo,
y era nada menos que San Francisco de Asís. Nuestro santo lo abrazó y le
dijo: "Los dos
tenemos que trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios".
Y desde hace siglos ha existido la bella costumbre de que cada año, el día de
la fiesta de San Francisco, los Padres dominicos van a los conventos de los
franciscanos y celebran con ellos muy fraternalmente la fiesta, y el día de la
fiesta de Santo Domingo, los padres franciscanos van a los conventos de los
dominicos y hacen juntos una alegre celebración de buenos hermanos.
En agosto de 1216 fundó Santo
Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le
obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y
uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a
predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los
pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron
famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de
Bolonia.
El gran fundador les dio a sus
religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos.
Por ejemplo estas:
Primero contemplar, y después
enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a
estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí
dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible.
Predicar siempre y en todas
partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus
religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas
católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde
quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar
catecismo.
La experiencia le había
demostrado que las almas se ganan con la caridad. Por eso todos los días pedía
a Nuestro Señor la gracia de crecer en el amor hacia Dios y en la caridad hacia
los demás y tener un gran deseo de salvar almas. Esto mismo recomendaba a sus
discípulos que pidieran a Dios constantemente.
Los santos han dominado su cuerpo
con unas mortificaciones que en muchos casos son más para admirar que para
imitar. Recordemos algunas de las que hacía este hombre de Dios.
Cada año hacía varias cuaresmas,
o sea, pasaba varias temporadas de a 40 días ayunando a pan y agua.
Siempre dormía sobre duras
tablas. Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos
cubiertos de nieve. No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del
sol, ni para guarecerse contra los aguaceros. Soportaba los más terribles
insultos sin responder ni una sola palabra. Cuando llegaban de un viaje
empapados por los terribles aguaceros mientras los demás se iban junto al fuego
a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar. Un día en que por
venganza los enemigos los hicieron caminar descalzos por un camino con
demasiadas piedrecitas afiladas, el santo exclamaba: "la próxima predicación tendrá
grandes frutos, porque los hemos ganado con estos sufrimientos".
Y así sucedió en verdad. Sufría de muchas enfermedades, pero sin embargo seguía
predicando y enseñando catecismo sin cansarse ni demostrar desánimo.
Era el hombre de la alegría, y
del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable.
Sus compañeros decían: "De día nadie más comunicativo y alegre. De noche,
nadie más dedicado a la oración y a la meditación". Pasaba noches enteras
en oración.
Era de pocas palabras cuando se
hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de
temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo.
Sus libros favoritos eran el
Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo
para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus
discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del
Nuevo Testamento o del Antiguo.
Los que trataron con él afirmaban
que estaban seguros de que este santo conservó siempre la inocencia bautismal y
que no cometió jamás un pecado grave.
Totalmente desgastado de tanto
trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año
1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había
vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y
el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes
cuando le decían: "Que todos los ángeles y santos salgan a
recibirte", dijo: "¡Qué
hermoso, qué hermoso!" y expiró.
A los 13 años de haber muerto, el
Sumo Pontífice lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: "De la santidad de este hombre
estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo".
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: SANTA UNIDAD Y TRINIDAD BEATA.
Santa unidad y Trinidad beata:
con los destellos de tu brillo eterno,
infunde amor en nuestros corazones,
mientras se va alejando el sol de fuego.
Por la mañana te cantamos loas
y por la tarde te elevamos ruegos,
pidiéndote que estemos algún día
entre los que te alaban en el cielo.
Glorificado sean por los siglos
de los siglos el Padre y su Unigénito,
y que glorificado con entrambos
sea por tiempo igual el Paracleto. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Ant 2. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110 - GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su poder,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor piadoso ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A los malvados les dará una muerte afrentosa, y arrendará su viña
a otros viñadores que le entreguen los frutos a su tiempo.
PRECES
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el
mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor,
y digámosle:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Señor, tú que en el universo, obra de tus manos, nos revelas tu poder,
haz que sepamos ver tu providencia en los acontecimientos del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz anunciaste la paz al mundo,
líbranos de todo desaliento y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
concédeles que cooperen con sinceridad y concordia en la edificación de un
mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a
los hambrientos
y fortalece a los débiles, para que en todos se manifieste el triunfo de la
cruz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que al tercer día resucitaste a tu Hijo gloriosamente del sepulcro,
haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor
sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud
y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.