*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa Brígida*
Vienes 23
VIERNES SEMANA IV
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es bueno, bendecid su nombre.
Himno: POR EL DOLOR CREYENTE QUE BROTA DEL PECADO.
Por el dolor creyente que brota del pecado,
por no haberte querido de todo corazón,
por haberte, Dios mío, tantas veces negado,
con súplicas te pido, de rodillas, perdón.
Por haberte perdido, por no haberte encontrado,
porque es como un desierto nevado mi oración;
porque es como una hiedra sobre el árbol cortado
el recuerdo que brota cargado de ilusión,
Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,
primero amargamente, lleno de flor después,
y que a ti, viejo tronco, poco a poco me enlace,
y que mi vieja sombra se derrame a tus pies. Amén
SALMODIA
Ant 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con
Espíritu firme.
Ant 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13,
10-15. 17-19
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.
Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.
Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.
Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los
pueblos.
Ant 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.
LECTURA BREVE Ga 2, 19b-20
Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en
mi. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me
amó hasta entregarse por mí.
RESPONSORIO BREVE
V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
V. Desde el cielo me enviará la salvación.
R. El Dios que hace tanto por mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.
Primera Lectura
Del primer libro de los Reyes 3, 5-28
INAUGURACIÓN DEL REINADO DE SALOMÓN
En aquellos días, el Señor se apareció por la noche en sueños a
Salomón, y le dijo: «Pídeme lo que quieras.» Salomón respondió: «Tú le hiciste
una gran promesa a tu siervo, mi padre, David, porque caminó en tu presencia
con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa
dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy. Pues bien,
Señor, Dios mío, tú has hecho a tu siervo sucesor de mi padre David; pero yo
soy un muchacho que no sé valerme. Tu siervo está en medio del pueblo que elegiste,
un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Enséñame a escuchar,
para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal; si no,
¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?»
Al Señor le pareció bien que Salomón pidiera aquello, y le dijo:
«Por haber pedido esto, y no haber pedido una vida larga, ni haber pedido
riquezas, ni haber pedido la vida de tus enemigos, sino inteligencia para
acertar en el gobierno, te daré lo que has pedido: una mente sabia y prudente,
como no la hubo antes de ti ni la habrá después de ti. Y te daré también lo que
no has pedido: riquezas y fama mayores que las de rey alguno. Y, si caminas por
mis sendas, guardando mis preceptos y mandatos, como hizo tu padre David, te
daré larga vida.» Salomón despertó: había tenido un sueño. Entonces fue a Jerusalén
y, en pie ante el arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios
de comunión y dio un banquete a toda la corte.
Por entonces acudieron al rey dos prostitutas; se presentaron ante él y una de
ellas dijo: «Majestad, esta mujer y yo vivíamos en la misma casa; yo di a luz
estando ella en la casa.
Y, tres días después, también esta mujer dio a luz. Estábamos juntas en casa,
no había nadie de fuera con nosotras, sólo nosotras dos. Una noche murió el
hijo de esta mujer, porque ella se recostó sobre él; se levantó de noche y,
mientras tu servidora dormía, cogió a mi hijo de junto a mí y lo acostó junto a
ella, y a su hijo muerto lo puso junto a mí. Yo me incorporé por la mañana para
dar el pecho a mi niño, y resulta que estaba muerto; me fijé bien y vi que no
era el niño que yo había dado a luz.» Pero la otra mujer replicó: «No. Mi hijo
es el que está vivo, el tuyo es el muerto.» Y así discutían ante el rey.
Entonces habló el rey: «Ésta dice: "Mi hijo es éste, el que está vivo; el
tuyo es el muerto." Y ésta otra dice: "No, tu hijo es el muerto; el
mío es el que está vivo."» Y ordenó: «Dadme una espada.» Le presentaron la
espada, y dijo: «Partid en dos al niño vivo; dadle una mitad a una y otra mitad
a la otra.
Entonces, a la madre del niño vivo se le conmovieron las entrañas por su hijo y
suplicó: «¡Majestad, dadle a ella el niño vivo, no lo matéis!» Mientras que la
otra decía: «Ni para ti ni para mí. Que lo dividan.» Entonces el rey sentenció:
«Dadle a ésa el niño vivo, no lo matéis. ¡Ésa es su madre!» Todo Israel se
enteró de la sentencia que había pronunciado el rey, y respetaron al rey, viendo
que poseía una sabiduría sobrehumana para administrar justicia.
Responsorio 1 R 3, 11. 12. 13; Lc
12, 31
R. El Señor dijo a Salomón: «Por no haber pedido una vida
larga, ni haber pedido riquezas, sino inteligencia, * te
daré una mente sabia y prudente, y te daré también riquezas y fama.»
V. Buscad más bien el reino de Dios, y él os dará lo demás por
añadidura.
R. Te daré una mente sabia y prudente, y te daré también
riquezas y fama.
Segunda Lectura
Del libro de las Confesiones de san Agustín, obispo
(Libro 10, 43, 68-70: CSEL 33, 278-280)
CRISTO MURIÓ POR TODOS
Señor, el verdadero mediador que por tu secreta misericordia
revelaste a los humildes, y lo enviaste para que con su ejemplo aprendiesen la
misma humildad, ese mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús,
apareció en una condición que lo situaba entre los pecadores mortales y el
Justo inmortal: pues era mortal en cuanto hombre, y era justo en cuanto Dios. Y
así, puesto que la justicia origina la vida y la paz, por medio de esa justicia
que le es propia en cuanto que es Dios destruyó la muerte de los impíos al
justificarlos, esa muerte que se dignó tener en común con ellos.
¡Oh, cómo nos amaste, Padre bueno, que no perdonaste a tu Hijo único, sino que
lo entregaste por nosotros, que éramos impíos! ¡Cómo nos amaste a nosotros, por
quienes tu Hijo no hizo alarde de ser igual a ti, al contrario, se rebajó hasta
someterse a una muerte de cruz! Siendo como era el único libre entre los
muertos, tuvo poder para entregar su vida y tuvo poder para recuperarla. Por
nosotros se hizo ante ti vencedor y víctima: vencedor, precisamente por ser
víctima; por nosotros se hizo ante ti sacerdote y sacrificio: sacerdote,
precisamente del sacrificio que fue él mismo. Siendo tu Hijo, se hizo nuestro
servidor nos transformó, para ti, de esclavos en hijos.
Con razón tengo puesta en él la firme esperanza de que sanarás todas mis
dolencias por medio de él, que está sentado a tu diestra y que intercede por
nosotros; de otro modo desesperaría. Porque muchas y grandes son mis dolencias;
sí, son muchas y grandes, aunque más grande es tu medicina. De no haberse tu
Verbo hecho carne y habitado entre nosotros, hubiéramos podido juzgarlo
apartado de la naturaleza humana y desesperar de nosotros.
Aterrado por mis pecados y por el peso enorme de mis miserias, había meditado
en mi corazón y decidido huir a la soledad; mas tú me lo prohibiste y me
tranquilizaste, diciendo: Cristo murió por todos, para que los que viven ya no
vivan para sí; sino para el que murió por ellos. He aquí, Señor, que ya arrojo
en ti mi cuidado, a fin de que viva y pueda contemplar las maravillas de tu
voluntad. Tú conoces mi ignorancia y mi flaqueza: enséñame y sáname.
Tu Hijo único, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y del
conocer, me redimió con su sangre. No me opriman los insolentes; que yo tengo
en cuenta mi rescate, y lo cómo y lo bebo y lo distribuyo y, aunque pobre, deseo
saciarme de él en compañía de aquellos que comen de él y son saciados por él. Y
alabarán al Señor los que lo buscan.
Responsorio 1 Co 5, 14. 15; Rm 8,
32
R. El amor de Cristo nos apremia, al pensar que Cristo murió
por todos; * para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos.
V. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la
muerte por todos nosotros.
R. Para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos.
*Lecturas de Santa Brígida, religiosa, patrona de Europa, Fiesta*
Viernes, 23 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,1-8)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi
Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo
el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por
las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el
que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis
hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se
seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y
mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con
esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el
sol que nace de lo alto.
PRECES
Confiados en Dios, que cuida con solicitud de todos los que ha
creado y redimido con la sangre de su Hijo, invoquémosle diciendo:
Escucha, Señor, y ten piedad.
Dios misericordioso, asegura nuestros pasos en el camino de la verdadera
santidad,
y haz que busquemos siempre cuanto hay de verdadero, noble y justo.
No nos abandones para siempre, por amor de tu nombre
no olvides tu alianza con nosotros.
Con alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos,
porque no hay confusión para los que en ti confían.
Tú que has querido que participáramos en la misión profética de Cristo,
haz que proclamemos ante el mundo tus maravillas.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos al Padre, con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Te pedimos, Señor, tu gracia abundante, para que nos ayude a
seguir el camino de tus mandatos, y así gocemos de tu consuelo en esta vida y
alcancemos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa Brígida*
Dios quiera enviar a su Iglesia
muchas Brígidas, que con sus oraciones y sus buenos ejemplos y palabras logren
enfervorizar por Cristo a muchas personas más.
Cristo murió por mí. ¿Y yo, qué
haré por Él?
Brígida significa: Fuerte y
brillante.
Esta santa mujer tuvo la dicha de
nacer en una familia que tenía como herencia de sus antepasados una gran
religiosidad. Sus abuelos y bisabuelos fueron en peregrinación hasta Jerusalén
y sus padres se confesaban y comulgaban todos los viernes, y como eran de la familia
de los gobernantes de Suecia, y tenían muchas posesiones, empleaban sus
riquezas en construir iglesias y conventos y en ayudar a cuanto pobre
encontraban. Su padre era gobernador de la principal provincia de Suecia.
Brígida nació en Upsala (Suecia),
en 1303.
De niña su mayor gusto era oír a
la mamá leer las vidas de los Santos.
Cuando apenas tenía seis años ya
tuvo su primera revelación. Se le apareció la Sma. Virgen a invitarla a llevar
una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones
celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a
creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con
el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente
su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes
celestiales.
Cuando tenía 13 años asistió a un
sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote
habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que
Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su
devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.
Un día rezando con todo fervor
delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: -
¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: "Los que desprecian mi
amor". "Los que no le dan importancia al amor que yo les he
tenido". Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con
ella amaran más a Jesucristo. Su padre la casó con Ulf, hijo de otro
gobernante. Tuvieron un matrimonio feliz que duró 28 años. Sus hijos fueron 8,
cuatro varones y cuatro mujeres. Una de sus hijas fue Santa Catalina de Suecia.
Un hijo fue religioso. Otros dos se portaron muy bien, y Carlos fue un pícaro
que la hizo sufrir toda la vida. Sólo a la hora en que él se iba a morir logró
la santa con sus oraciones que él se arrepintiera y pidiera perdón de sus
pecados a Dios. Dos de sus hijas se hicieron religiosas, y otra fue "la
oveja negra de la familia", que con sus aventuras nada santas martirizó a
la buena mamá. Fue pues una familia como muchas otras: con gente muy buena y
gente que hace sufrir.
Brígida era la dama principal de
las que colaboraban con el rey y la reina de Suecia. Pero en el palacio se dio
cuenta de que se gastaba mucho dinero en lujos y comilonas y se explotaba al
pueblo. Quiso llamar la atención a los reyes, pero estos no le hicieron caso.
Entonces pidió permiso y se fue con su esposo en peregrinación a Santiago de
Compostela en España. En el viaje enfermó Ulf gravemente. Brígida oró por él y
en un sueño se le apareció San Diosnisio a decirle que se le concedía la
curación, con tal de que se dedicara a una vida santa. El marido curó y entró
de religioso cisterciense y unos años después murió santamente en el convento.
En una visión oyó que Jesús
Crucificado le decía: "Yo en la vida sufrí pobreza, y tú tienes demasiados
lujos y comodidades". Desde ese día Brígida dejó todos sus vestidos
elegantes y empezó a vestir como la gente pobre. Ya nunca más durmió en camas
muy cómodas, sino siempre sobre duras tablas. Y fue repartiendo todos los
bienes entre los pobres de manera que ella llegó a ser también muy pobre.
Con su hija Santa Catalina de
Suecia se fue a Roma y en esa ciudad permaneció 14 años, dedicada a la oración,
a visitar y ayudar enfermos, a visitar como peregrina orante muchos santuarios,
y a dictar sus revelaciones que están contenidas en ocho tomos (Sufrió muy
fuertes tentaciones de orgullo y sensualidad). Desde Roma escribió a muchas
autoridades civiles y eclesiásticas y al mismo Sumo Pontífice (que en ese
tiempo vivía en Avignon, Francia) corrigiendo muchos errores y repartiendo
consejos sumamente provechosos. Sus avisos sirvieron enormemente para mejorar
las costumbres y disminuir los vicios.
Por inspiración del cielo fundó
la Comunidad de San Salvador. El principal convento estaba en la capital de
Suecia y tenía 60 monjas. Ese convento se convirtió en el centro literario más
importante de su nación en esos tiempos. Con el tiempo llegó a tener 70
conventos de monjas en toda Europa.
Se fue a visitar los santos
lugares donde vivió, predicó y murió Nuestro Señor Jesucristo, y allá recibió
continuas revelaciones acerca de cómo fue la vida de Jesús. Las escribió en uno
de los tomos de sus revelaciones, y son muy interesantes. En Tierra Santa
parecía vivir en éxtasis todos los días.
Al volver de Jerusalén se sintió
muy débil y el 23 de julio de 1373, a la edad de 70 años murió en Roma con gran
fama de santidad. A los 18 años de haber muerto, fue declarada santa por el
Sumo Pontífice. Sus revelaciones eran tan estimadas en su tiempo, que los
sacerdotes las leían a los fieles en las misas.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.
Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.
Por tu roja frescura de alegría,
la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.
En el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.
Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.
Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Salmo 144 II
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de
los que te invocan.
Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!
LECTURA BREVE Rm 8, 1-2
No hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley
del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la
muerte.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a
nuestros padres.
PRECES
Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre,
diciendo:
Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros.
Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.
Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por tu misericordia obtengamos el perdón.
Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.
Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja
descarriada,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.
Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por
la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti
como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.