*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Alfonsa de la Inmaculada Concepción*
MIERCOLES SEMANA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
Himno: SENTENCIA DE DIOS AL HOMBRE
Sentencia de Dios al hombre
antes que el día comience:
«Que el pan no venga a tu mesa
sin el sudor de tu frente.
Ni el sol se te da de balde,
ni el aire por ser quien eres:
las cosas son herramientas
y buscan quien las maneje.
El mar les pone corazas
de sal amarga a los peces;
el hondo sol campesino
madura a fuego las mieses.
La piedra, con ser la piedra,
guarda una chispa caliente;
y en el rumor de la nube
combaten el rayo y la nieve.
A ti te inventé las manos
y un corazón que no duerme;
puse en tu boca palabras
y pensamiento en tu frente.
No basta con dar las gracias
sin dar lo que las merece:
a fuerza de gratitudes
se vuelve la tierra estéril.» Amén.
SALMODIA
Ant 1. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Salmo 35 - DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.
Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.
Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.
Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;
se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.
Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.
Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.
Ant 2. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO Jdt
16, 2-3. 15-19
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.
Ant 3. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
LECTURA BREVE Tb 4, 16-17. 19-20
No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y
da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor
en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a
buen fin todas tus sendas y proyectos.
RESPONSORIO BREVE
V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
Primera Lectura
Del primer libro de los Reyes 12, 1-19
DIVISIÓN DEL REINO, EN TIEMPO DE ROBOAM, HIJO DE SALOMÓN
En aquellos días, Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había
acudido allí para proclamarlo rey. Cuando se enteró Jeroboam, hijo de Nabal
—estaba todavía en Egipto, adonde había ido, huyendo del rey Salomón—, volvió
de Egipto, porque habían mandado a llamarlo. Jeroboam y toda la asamblea
israelita hablaron a Roboam: «Tu padre nos impuso un yugo pesado. Aligera tú
ahora la dura servidumbre a que nos sujetó tu padre y el pesado yugo que nos
echó encima, y te serviremos.» Él les dijo: «Marchaos, y al cabo de tres días
volved.» Ellos se fueron, y el rey Roboam consultó a los ancianos que habían
estado al servicio de su padre Salomón mientras vivía: «¿Qué me aconsejáis que responda
a esa gente?» Le dijeron: «Si condesciendes hoy con este pueblo, poniéndote a su
servicio, y les respondes con buenas palabras, serán siervos tuyos de por
vida.» Pero él desechó el consejo de los ancianos y consultó a los jóvenes que
se habían educado con él y estaban a su servicio; les preguntó: «Esta gente
pide que les aligere el yugo que les echó encima mi padre. ¿Qué me aconsejáis
que les responda?» Los jóvenes que se habían educado con él le respondieron: «O
sea que esa gente te ha dicho: "Tu padre nos impuso un yugo pesado;
aligera tú ahora nuestro yugo." Pues diles tú esto: "Mi dedo meñique
es más grueso que la cintura de mi padre. Si mi padre os cargó un yugo pesado,
yo os aumentaré la carga; si mi padre os castigó con azotes, yo os castigaré
con latigazos."» Al tercer día, la fecha señalada por el rey, Jeroboam y
todo el pueblo fueron a ver aRoboam. Éste les respondió ásperamente; desechó el
consejo de los ancianos y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes: «Si mi
padre os impuso un yugo pesado, yo os aumentaré la carga; si mi padre os castigó
con azotes, yo os castigaré con latigazos.» De manera que el rey no hizo caso
al pueblo, porque era una ocasión buscada por el Señor, para que se cumpliese
la palabra que Ajías, el de Silo, comunicó a Jeroboam, hijo de Nabat. Viendo
los israelitas que el rey no les hacía caso, le replicaron: «¿Qué nos
repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! ¡A tus
tiendas, Israel! ¡Ahora, David, a cuidar de tu casa!»
Los de Israel se marcharon a casa; aunque los israelitas que vivían en las
poblaciones de Judá siguieron sometidos a Roboam.
El rey Roboam envió entonces a Adoram, encargado de las brigadas de
trabajadores; pero los israelitas la emprendieron a pedradas con él hasta matarlo,
mientras el rey montaba aprisa en su carroza para huir a Jerusalén. Así fue
corno se independizó Israel de la casa de David hasta hoy.
Responsorio 2 R 17, 21. 22. 23; cf.
Ez 37, 22. 25
R. Jeroboam desvió a Israel del culto al Señor, y los israelitas
imitaron a la letra el pecado de Jeroboam, hasta que el Señor los arrojó de su
presencia, * como había dicho por sus siervos los profetas.
V. No volverán a ser dos naciones ni a estar divididos en dos
reinos; habitarán en su tierra para siempre.
R. Como había dicho por sus siervos los profetas.
Segunda Lectura
De las catequesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo
(Catequesis 18, 23-25: PG 33,1043-1047)
LA IGLESIA O CONVOCACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS
La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por
todo el orbe de la tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal
y sin defecto enseña todas las verdades de fe que los hombres deben conocer, ya
se trate de las cosas visibles o invisibles, de las celestiales o las terrenas;
también porque induce al verdadero culto a toda clase de hombres, a los
gobernantes y a los simples ciudadanos, a los instruidos y a los ignorantes; y,
finalmente, porque cura y sana toda clase de pecados sin excepción, tanto los
internos como los externos; ella posee todo género de virtudes, cualquiera que sea
su nombre, en hechos y palabras y en cualquier clase de dones espirituales.
Con toda propiedad se la llama Iglesia o convocación, ya que convoca y reúne a
todos, como dice el Señor en el libro del Levítico: Convoca a toda la asamblea
a la entrada de la tienda del encuentro. Y es de notar que la primera vez que
la Escritura usa esta palabra "convoca" es precisamente en este
lugar, cuando el Señor constituye a Aarón como sumo sacerdote. Y en el Deuteronomio
Dios dice a Moisés: Reúneme al pueblo, y les haré oír mis palabras, para que
aprendan a temerme. También vuelve a mencionar el nombre de Iglesia cuando
dice, refiriéndose a las tablas de la ley: Y en ellas estaban escritas todas
las palabras que el Señor os había dicho en la montaña, desde el fuego, el día
de la iglesia o convocación; es como si dijera más claramente: "El día en
que, llamados por el Señor, os congregasteis". También el salmista dice:
Te daré gracias, Señor, en medio de la gran iglesia, te alabaré entre la
multitud del pueblo.
Anteriormente había cantado el salmista: En la iglesia bendecid a Dios, al
Señor, estirpe de Israel. Pero nuestro Salvador edificó una segunda Iglesia,
formada por los gentiles, nuestra santa Iglesia de los cristianos, acerca de la
cual dijo a Pedro: Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del
infierno no la derrotará.
En efecto, una vez relegada aquella única iglesia que estaba en Judea, en
adelante se van multiplicando por toda la tierra las Iglesias de Cristo, de las
cuales se dice en los salmos: Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su
alabanza en la iglesia de los fieles.
Concuerda con esto lo que dijo el profeta a los judíos: Vosotros no me agradáis
-dice el Señor de los ejércitos-, añadiendo a continuación: Del oriente al
poniente es grande entre las naciones mi nombre.
Acerca de esta misma santa Iglesia católica, escribe Pablo a Timoteo: Quiero
que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia
del Dios vivo, columna y base de la verdad.
Responsorio 1 Pe 5, 5; Mt 11,29
R. Sed humildes unos con otros, * porque
Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.
V. Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y
hallaréis descanso para vuestras almas.
R. Porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los
humildes.
*Lecturas del Miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario*
Miércoles, 28 de julio de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (13,44-46)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un
tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno
de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los
cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una
de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa
alianza.
PRECES
Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido
santificarnos y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:
Santifica, Señor, a tus hermanos.
Concédenos, Señor, consagrar el principio de este día en honor de tu
resurrección
y haz que todos los trabajos que realicemos durante esta jornada te sean
agradables.
Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
sobre todo en los tristes, en los más pobres y en los que son menos útiles a
los ojos del mundo.
Tú que para aumentar nuestra alegría y afianzar nuestra salvación nos das el
nuevo día, signo de tu amor,
renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.
Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo
y que a nadie devolvamos mal por mal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tal como Cristo nos enseñó, terminemos nuestra oración diciendo:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, salvador nuestro, danos tu ayuda para que siempre
deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así, los que de ti hemos
nacido en el bautismo, seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*San Alfonsa de la Inmaculada Concepción*
San Alfonsa de la Inmaculada
Concepción nació en Kudamalur, de la región de Arpookara, en la diócesis de
Changanacherry, India, el 19 de agosto de 1910, de la antigua y noble familia
de los Muttathupadathu.
Desde su nacimiento, la vida de
la Santa estuvo marcada por la cruz, que se le revelará progresivamente como el
único camino para conformarse con Cristo. La mamá, María Puthukari, la dio a
luz prematuramente al octavo mes de embarazo, después del susto provocado por
una serpiente que se le enrolló a la cintura, mientras dormía. Ocho días
después, el 28 de agosto, la pequeña venía bautizada según el rito siro malabar
por el párroco Padre José Chakalayil recibía el nombre de Annakutty, diminutivo
de Ana. Era la última de cinco hijos.
Transcurridos apenas tres meses,
murió la madre. Annakutty pasó sus primeros años en casa de los abuelos en
Elumparambil. Allí vivió un tiempo particularmente feliz para su formación
humana y cristiana, durante el cual aparecieron en ella los primeros gérmenes
de vocación. La abuela, mujer piadosa y caritativa, le comunicó la alegría de
la fe, el amor a la oración, el impulso de la caridad para con los pobres. A
los cinco años la niña sabía ya guiar, con entusiasmo infantil, la oración
vespertina de la familia reunida, según el uso siro malabar, en la «sala de
oración».
El 11 de noviembre de 1917,
Annakutty recibió por primera vez el pan eucarístico. Decía a sus amigas «¿Saben por qué hoy estoy
particularmente contenta? ¡Porque tengo a Jesús en mi corazón!».
Y en una carta a su padre
espiritual, del 30 de noviembre de 1943, le había confiado: «Desde la edad de siete años no soy
más mía. Me he dedicado toda a mi Esposo divino. Lo sabe bien Su Reverencia».
El mismo año de 1917 comenzó a
frecuentar la escuela elemental de Thonnankuzhy, donde estableció una sincera
amistad también con los niños hinduistas. Acabado el primer ciclo de
instrucción, en 1920, viene el tiempo de trasladarse a Muttuchira, a casa de la
tía Anna Murickal, a la que la mamá la había encomendado antes de morir, como
madre adoptiva.
La tía era una mujer severa y
exigente, con tratos despóticos y violentos exigía de Annakutty la obediencia a
sus más mínimas disposiciones o deseos. Asidua en las prácticas religiosas,
acompañaba a la sobrina, pero no compartía la amistad de la joven con las
Carmelitas del monasterio vecino, ni sus largas jornadas de oración al pie del
altar. Sin embargo estaba bien determinada a procurar un ventajoso matrimonio a
Annakutty, obstaculizando los claros signos de su vocación religiosa.
La virtud de la Beata se
manifestó en aceptar esta severa y rígida educación como una senda de humildad
y paciencia por amor a Cristo, resistiendo tenazmente los reiterados intentos
de noviazgo a los que buscaba obligarla la tía. Para sustraerse al compromiso
de matrimonio, Annakutty llegó al punto de provocarse voluntariamente una
gravísima quemadura, poniendo el pie en brasas ardientes. «Mi noviazgo estuvo determinado cuando
tenía trece años cumplidos. ¿Qué podía hacer para evitarlo? Oré toda la
noche... entonces me vino una idea. ¡Si mi cuerpo hubiese estado un poco
desfigurado, ninguno me habría querido!... ¡Cuánto he sufrido! Y todo lo ofrecí
por mi gran intención».
El propósito de disimular su
singular belleza no valió del todo para librarla de las atenciones de los
pretendientes. También en los años siguientes la Beata debió defender la propia
vocación, incluso durante el año de prueba, cuando se intentó darla en
matrimonio con la complicidad de la misma maestra de formación. «¡Oh, vocación que he recibido! ¡Don
de mi buen Dios!... Dios vio el dolor de mi ánimo aquel día. Dios alejó las
dificultades y me afianzó en este estado religioso».
Fue el P. Giacomo Muricken, su
confesor, quien la orientó hacia la espiritualidad franciscana y para hacerla
conocer la Congregación de las Franciscanas Clarisas. El 24 de mayo de 1927
Annakutty ingresaba en su colegio de Bharananganam en el actual territorio de
la diócesis de Palai, para asistir como interna a la séptima clase. El año
siguiente, el 2 de agosto de 1928, Annakutty iniciaba el Postulantado, tomando
el nombre de Alfonsa de la Inmaculada Concepción, en honor de S. Alfonso de
Ligorio, celebrado aquel día. El 19 de mayo de 1930 fue la vestición religiosa
durante la primera visita pastoral a Bharananganam del Obispo Mar Giacomo
Kalacherry.
El período de 1930-1935 estuvo
marcado por graves enfermedades y sufrimientos morales. Pudo enseñar a los
niños en la escuela de Vakakkad sólo el año escolar de 1932-33. Después, a
causa de su debilidad, desempeña la tarea de auxiliar enseñante y de catequista
en la parroquia. Estuvo encargada también como secretaria, sobre todo para
escribir cartas oficiales, por su hermosa letra.
En 1934 fue introducido en la
Congregación de las Franciscanas Clarisas el noviciado canónico. Deseando
comenzarlo de inmediato, la Beata, a consecuencia de su inestable salud, fue
admitida hasta el 12 de agosto de 1935. Casi una semana después de comenzado el
Noviciado se presentaron hemorragias de la nariz y de los ojos, un profundo
agotamiento orgánico y llagas purulentas en las piernas. La enfermedad se
agravó a tal punto que se temió lo peor. El cielo vino en ayuda de la santa
novicia. Durante una novena al Siervo de Dios Padre Kuriakose Elía Chavara
—Carmelitano, hoy Beato— fue milagrosa e instantáneamente curada. Reiniciado el
noviciado escribía en su diario espiritual sus santos propósitos: «No quiero actuar o hablar según mi
inclinación. Cada vez que falte haré una penitencia... quiero estar atenta y no
contradecir jamás a ninguno. A los demás diré sólo palabras amables.
Quiero controlar mis ojos con rigor. Por cada pequeña falta pediré perdón al
Señor y la expiaré con una penitencia. De cualquier tipo que sean mis
sufrimientos no me lamentaré jamás y cuando deba afrontar cualquier humillación
buscaré refugio en el Sagrado Corazón de Jesús».
El 12 de agosto de 1936, fiesta
de Santa Clara, día de su Profesión perpetua, fue de inexpresable alegría espiritual.
Se realizaba el deseo largamente guardado en su corazón y confiado a su hermana
Isabel cuando apenas tenía doce años: «Jesús
es mi único Esposo, y ningún otro».
Pero Jesús quería conducir a su
esposa a la perfección por el camino del sufrimiento. «Hice mi profesión perpetua el 12 de
agosto de 1936 y vine aquí a Bharanganam el día 14 siguiente. Desde aquel
tiempo parece que me ha sido confiada una parte de la Cruz de Cristo. Ocasiones
de sufrir me vienen en abundancia... Tengo un gran deseo de sufrir con alegría.
Parece que mi Esposo quiere cumplir este deseo».
Hubo una serie de enfermedades
dolorosas: una fiebre tifoidea, una pulmonía doble y, lo más grave, un shock
nervioso por el susto al ver un ladrón, la noche del 18 de octubre de 1940. El estado
de postración física se prolongó cerca de un año durante el cual no estuvo en
grado de leer ni de escribir.
En toda situación Sor Alfonsa
mantuvo una gran reserva y una actitud caritativa hacia las Hermanas,
soportando en silencio sus sufrimientos. En 1945 sus enfermedades tuvieron un
ataque violento.
Un tumor difundido en todo el
organismo transformó su último año de vida en una continua agonía. Una
gastroenteritis con complicación al hígado le provocaba violentas convulsiones
con vómitos, hasta cuarenta veces al día. « Siento que el Señor me ha destinado a ser una oblación,
un sacrificio de sufrimiento... Considero el día en que no he sufrido como un
día perdido por mí».
En esta actitud de víctima por
amor al Señor, contenta hasta el último momento y con la sonrisa de la
inocencia siempre impresa en sus labios, Sor Alfonsa terminó serenamente y con
alegría su camino terreno en el convento de las Franciscanas Clarisas en
Bharananganam a las 12:30 horas del 28 de julio de 1946, dejando el recuerdo de
una Hermana llena de amor y santa.
El 8 de febrero de 1986 Alfonsa
de la Inmaculada Concepción Muttathupadathu fue proclamada Beata por el Papa
Juan Pablo II en Kottayam, India.
MIERCOLES SEMANA I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: HORA DE LA TARDE.
Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.
Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.
Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.
A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Salmo 26 I - CONFIANZA ANTE EL PELIGRO
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;
y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Salmo 26 II
Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.
Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.
LECTURA BREVE St 1, 22. 25
Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a
vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que
hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por
obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.
RESPONSORIO BREVE
V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
PRECES
Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como
hijos, y digámosle:
Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal
y haz que crezca en tu amor.
Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.
A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes
y que tu bondad les dé la vida eterna.
Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto
y dales posesión de tu reino.
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro
Padre común:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y
durante la noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos
sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.