*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Isidro Labrador*
*Laudes - SAN ISIDRO, LABRADOR 2021*
Memoria
A finales del siglo XI
nace san Isidro en Madrid, en cuya parroquia de san Andrés fue bautizado.
Contrajo matrimonio en Torrelaguna con María de la Cabeza. Trabajó como
jornalero agricultor. Murió muy anciano. La tradición popular conservó la
memoria de su espíritu de oración y de generosidad con los necesitados. Es
patrono del campo español. Fue canonizado por Gregorio XV el año 1622. Su
cuerpo se conserva incorrupto en la catedral de Madrid.
SAN ISIDRO,
LABRADOR el día, sábado, 15 de mayo de 2021.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid, adoremos al Señor, aclamemos al Dios admirable en sus santos.
- Salmo 94
- Salmo 99
- Salmo 66
- Salmo 23
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Esta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
Salmodia
Antífona
1: El Señor les concedió una gloria eterna y su nombre no será nunca
olvidado.
Salmo 62, 2-9
El alma sedienta de Dios
Madruga
por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios,
tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona
2: Siervos del Señor, bendecid al Señor eternamente.
Dn 3,57-88.56
Toda la creación alabe al Señor
Alabad al
Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas
todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona
3: Que los santos festejen su gloria y canten jubilosos en filas.
Salmo 149
Alegría de los santos
Los hijos
de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su Rey, Cristo, el Señor.
(Hesiquio)
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Lectura Breve
Rom 12, 1-2
Os
exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia
viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os
ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para
que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo
perfecto.
Responsorio Breve
V. Lleva
en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
V. El
Señor condujo al justo por sendas llanas.
R. Le mostró el reino de Dios.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro
de la Sabiduría 5, 1-15
LOS JUSTOS,
VERDADEROS HIJOS DE DIOS
El justo
estará en pie sin temor delante de los que lo afligieron y despreciaron sus trabajos.
Al verlo, se estremecerán de pavor, atónitos ante la salvación imprevista;
dirán entre sí, arrepentidos, entre sollozos de angustia:
«Éste es aquel de quien un día nos reíamos con coplas injuriosas, nosotros,
insensatos, su vida nos parecía una locura, y su muerte una deshonra. ¿Cómo
ahora lo cuentan entre los hijos de Dios y comparte la herencia con los santos?
Sí, nosotros nos salimos del camino de la verdad, no nos iluminaba la luz de la
justicia, para nosotros no salía el sol; nos enredamos en los matorrales de la
maldad y la perdición, recorrimos desiertos intransitables, sin reconocer el
camino del Señor.
¿De qué nos ha servido nuestro orgullo? ¿Qué hemos sacado presumiendo de ricos?
Todo aquello pasó como una sombra, como un correo veloz; como nave que surca
las undosas aguas, sin que quede rastro de su travesía ni estela de su quilla
en las olas; o como pájaro que vuela por el aire sin dejar vestigio de su paso;
con su aleteo azota el aire leve, lo rasga con un chillido agudo, se abre
camino agitando las alas, y luego no queda señal de su ruta; o como flecha
disparada al blanco: cicatriza al momento el aire hendido y no se sabe ya su
trayectoria.
Igual nosotros: nacimos y nos eclipsamos, no dejamos ni una señal de virtud,
nos malgastamos en nuestra maldad.»
Sí, la esperanza del impío es como tamo que arrebata el viento, como escarcha
menuda que el vendaval arrastra; se disipa como humo al viento, pasa como el
recuerdo del huésped de una noche. Los justos, en cambio, viven eternamente,
reciben de Dios su recompensa, el Altísimo cuida de ellos.
1 Jn 3, 7. 8. 10
R. Que
nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo. * Quien
comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio.
V. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del
diablo.
R. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca
desde el principio.
Segunda Lectura
De los
sermones de san Agustín, obispo
(Sermón Morin 11, sobre las bienaventuranzas)
SEMBRAD
SIEMPRE BUENAS OBRAS
Sed ricos
en buenas obras, dice el Señor. Éstas son las riquezas que debéis ostentar, que
debéis sembrar. Éstas son las obras a las que se refiere el Apóstol, cuando
dice que no debemos cansarnos de hacer el bien, pues a su debido tiempo
recogeremos. Sembrad, aunque no veáis todavía lo que habéis de recoger. Tened fe
y seguid sembrando. ¿Acaso el labrador, cuando siembra, contempla ya la
cosecha? El trigo de tantos sudores, guardado en el granero, lo saca y lo
siembra. Confía sus granos a la tierra. Y vosotros, ¿no confiáis vuestras obras
al que hizo el cielo y la tierra?
Fijaos en los que tienen hambre, en los que están desnudos, en los necesitados
de todo, en los peregrinos, en los que están presos. Todos éstos serán los que
os ayudarán a sembrar vuestras obras en el cielo... La cabeza, Cristo, está en
el cielo, pero tiene en la tierra sus miembros. Que el miembro de Cristo dé al
miembro de Cristo; que el que tiene dé al que necesita. Miembro eres tú de
Cristo y tienes que dar, miembro es él de Cristo y tiene que recibir. Los dos
vais por el mismo camino, ambos sois compañeros de ruta. El pobre camina
agobiado; tú, rico, vas cargado. Dale parte de tu carga. Dale, al que necesita,
parte de lo que a ti te pesa. Tú te alivias y a tu compañero le ayudas.
Responsorio Breve
R. Éste
sí que realizó ante Dios obras realmente maravillosas, y alabó al Señor de todo
corazón. * Que él interceda por los pecados de todos los pueblos.
V. Éste fue un hombre paciente, que tributó a Dios un culto
verdadero, se abstuvo de todo mal y se mantuvo en la inocencia.
R. Que él interceda por los pecados de todos los pueblos.
*Lecturas
de la 6ª Semana del Tiempo Pascua Ciclo B*
Sábado, 15 de mayo de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Juan (16,23b-28):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la
hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por
vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis
que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: El
que obra la verdad va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras
están hechas según Dios.
Benedictus
Lc 1, 68-79
El Mesías y
su precursor
+ Bendito
sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Adoremos,
hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad
y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:
*Tú solo eres santo, Señor*.
Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado, —
compadécete de nuestras debilidades.
Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
— danos el progresar por caminos de santidad.
Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
— ilumina nuestras vidas con tu propia luz.
Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir, —
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.
Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
— haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Confesamos,
Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te
pedimos que la intercesión de San Isidro venga en nuestra ayuda para que de tal
forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu
gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
*San Isidro Labrador*
Sus padres eran unos campesinos sumamente pobres que ni siquiera
pudieron enviar a su hijo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener temor
a ofender a Dios y gran amor de caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio
por la oración y por la Santa Misa y la Comunión.
Huérfano y solo en el mundo cuando llegó a la edad de diez años
Isidro se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de
Vargas un dueño de una finca, cerca de Madrid. Allí pasó muchos años de su
existencia labrando las tierras, cultivando y cosechando.
Se casó con una sencilla campesina que también llegó a ser santa y ahora se
llama Santa María de la Cabeza (no porque ese fuera su apellido, sino porque su
cabeza es sacada en procesión en rogativas, cuando pasan muchos meses sin
llover).
Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de
trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Varios de sus compañeros muy
envidiosos lo acusaron ante el patrón por "ausentismo" y abandono del
trabajo. El señor Vargas se fue a observar el campo y notó que sí era cierto
que Isidro llegaba una hora más tarde que los otros (en aquel tiempo se
trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde) pero que mientras Isidro oía
misa, un personaje invisible (quizá un ángel) le guaba sus bueyes y estos
araban juiciosamente como si el propio campesino los estuviera dirigiendo.
Los mahometanos se apoderaron de Madrid y de sus alrededores y los
buenos católicos tuvieron que salir huyendo. Isidro fue uno de los inmigrantes
y sufrió por un buen tiempo lo que es irse a vivir donde nadie lo conoce a uno
y donde es muy difícil conseguir empleo y confianza de las gentes. Pero sabía
aquello que Dios ha prometido varias veces en la Biblia: "Yo nunca te
abandonaré", y confió en Dios y fue ayudado por Dios.
Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes:
una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia (él, su esposa
y su hijito). Y hasta para las avecillas tenía sus apartados. En pleno invierno
cuando el suelo se cubría de nieve, Isidro esparcía granos de trigo por el
camino para que las avecillas tuvieran con que alimentarse. Un día lo invitaron
a un gran almuerzo. Él se llevó a varios mendigos a que almorzaran también. El
invitador le dijo disgustado que solamente le podía dar almuerzo a él y no para
los otros. Isidro repartió su almuerzo entre los mendigos y alcanzó para todos
y sobró.
Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo
rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato
visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con
su esposa y su hijito. Pero un día mientras ellos corrían por el campo, dejaron
al niñito junto a un profundo pozo de sacar agua y en un movimiento brusco del
chiquitín, la canasta donde estaba dio vuelta y cayó dentro del hoyo.
Alcanzaron a ver esto los dos esposos y corrieron junto al pozo, pero este era
muy profundo y no había cómo rescatar al hijo. Entonces se arrodillaron a rezar
con toda fe y las aguas de aquel aljibe fueron subiendo y apareció la canasta
con el niño y a este no le había sucedido ningún mal. No se cansaron nunca de
dar gracias a Dios por tan admirable prodigio.
Volvió después a Madrid y se alquiló como obrero en una finca,
pero los otros peones, llenos de envidia lo acusaron ante el dueño de que
trabajaba menos que los demás por dedicarse a rezar y a ir al templo. El dueño
le puso entonces como tarea a cada obrero cultivar una parcela de tierra. Y la
de Isidro produjo el doble que las de los demás, porque Nuestro Señor le
recompensaba su piedad y su generosidad.
En el año 1130 sintiendo que se iba a morir hizo humilde confesión
de sus pecados y recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor
a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente. A los 43 años de haber
sido sepultado en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver y estaba incorrupto,
como si estuviera recién muerto. Las gentes consideraron esto como un milagro.
Poco después el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo y los médicos
dijeron que se moriría de aquella enfermedad. Entonces sacaron los restos de
San Isidro del templo a donde los habían llevado cuando los trasladaron del
cementerio. Y tan pronto como los restos salieron del templo, al rey se le fue
la fiebre y al llegar junto a él los restos del santo se le fue por completo la
enfermedad. A causa de esto el rey intercedió ante el Sumo Pontífice para que
declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el
Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San
Francisco Javier y San Felipe Neri.
*Vísperas*
Inicio
†
(se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, oscuro,
en soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dónde volverán ya sus sentidos?
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura
que no les sea enojos?
Quién gustó tu dulzura.
¿Qué no tendrá por llanto y amargura?
Y a este mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al fiero viento, airado,
estando tú encubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?
Ay, nube envidiosa
aún de este breve gozo, ¿qué te quejas?
¿Dónde vas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! Amén.
Primer
Salmo
Salmo
112: Alabado sea el nombre de Dios
Ant: Salí del
Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Aleluya.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes (Lc 1,52)
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Salí del
Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Aleluya.
Segundo
Salmo
Salmo
116: Invitación universal a la alabanza divina
Ant: El Señor
Jesús, después de hablarles, subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Aleluya.
Los gentiles alaban a Dios por su
misericordia (cf. Rm 15,9)
Alabad al Señor, todas las
naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor
Jesús, después de hablarles, subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Aleluya.
Cántico
NT
Apocalipsis
11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios
Ant: Nadie ha subido
al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
Aleluya.
Gracias te damos, Señor Dios
omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Nadie ha
subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre que está en el
cielo. Aleluya.
Lectura
Bíblica
Ef 2,4-6
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por
pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha
sentado en el cielo con él.
V/. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya, aleluya.
R/. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya, aleluya.
V/. El Señor, al son de trompetas.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya, aleluya.
Cántico
Evangélico
Ant: Padre, he
manifestado tu nombre a los hombres que me diste; ahora te ruego por ellos, no
por el mundo, porque yo voy a ti. Aleluya.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Padre, he
manifestado tu nombre a los hombres que me diste; ahora te ruego por ellos, no
por el mundo, porque yo voy a ti. Aleluya.
Preces
Aclamemos alegres a Jesucristo, que se ha
sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle:
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo
·
- Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar en tu cuerpo la
pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo,
purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad
· - Tú que
por el camino del amor descendiste hasta nosotros,
haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti
· - Tú que
prometiste atraer a todos hacia ti,
no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo
· - Que con
nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo,
donde ha sigo glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra
· - Ya que
te esperamos como Dios y juez de todos los hombres,
haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con
nuestros hermanos difuntos
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Porque Jesús ha resucitado, todos
somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a
nosotros tu reino;
hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos
dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Final
Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en
esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya
nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos
llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.