*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*San Albino*
1 de Marzo
Laudes -
LUNES II SEMANA DE CUARESMA 2021
El siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la
liturgia de las horas para el día, lunes, 1 de marzo de 2021.
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por
nosotros fue tentado y por nosotros murió.
Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos
los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
Este es el día del Señor.
Este es el tiempo de la misericordia.
Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de las gentes
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos.
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo.
Salmodia
Antífona 1: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
Salmo 41
Deseo del Señor y ansias de
contemplar el templo
El que
tenga sed, y quiera, que venga a beber el agua viva. (Ap 22,17)
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?”»
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.”»
Antífona 2: Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Si
36,1-7.13-16
Súplica en favor de la ciudad santa
de Jerusalén
Ésta es
la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado,
Jesucristo. (Jn 17,3)
Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.
Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.
Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.
Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.
Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel a quien nombraste tu primogénito;
ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.
Llena a Sión de tu majestad,
y al templo de tu gloria.
Antífona 3: Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
Salmo 18 A
(2-7)
Alabanza al Dios creador del
universo
Nos
visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de
la paz. (Lc 1,78.79)
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Lectura Breve
Ex 19, 4-6a
Vosotros habéis visto cómo os saqué sobre alas de águila y os
traje hacia mí; ahora pues, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, seréis
mi especial propiedad entre todos los pueblos, pues mía es toda la tierra.
Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.
Responsorio Breve
V. Él me librará de la red del cazador.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Me cubrirá con su plumaje.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Él me librará de la red del cazador.
V. Convertíos y creed la Buena Noticia.
R. Porque está cerca el reino de Dios.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del Deuteronomio 24, 1-25, 4
PRECEPTOS REFERENTES AL PRÓJIMO
En aquellos días, dio Moisés al pueblo estas normas: «En el caso
de un hombre que se casa con una mujer y consuma su matrimonio, pero a quien
luego esta mujer deja de gustar, porque descubre en ella algo que le desagrada,
y le redacta y entrega el acta de divorcio y la despide de su casa, si esta
mujer, después de marcharse, se casa con otro hombre y éste, a su vez, llega a
cobrarle aversión y le redacta y entrega el acta de divorcio y la despide de su
casa, o bien si muere este segundo marido, entonces, el primero no podrá volver
a tomarla por mujer, pues ella está contaminada. Sería una abominación ante el Señor:
no eches un pecado sobre la tierra que el Señor, tu Dios, va a darte en
heredad.
Si uno está recién casado, no está obligado al servicio militar, ni a otros
trabajos públicos; tendrá un año de licencia para hacer gozar a la mujer con
quien se ha casado.
No tomarás en prenda las dos piedras de un molino, ni siquiera la muela, porque
sería tomar en prenda una vida.
Si se descubre que alguien ha secuestrado a un hermano suyo israelita, para
explotarlo o venderlo, el secuestrador morirá; así extirparás la maldad de en
medio de ti.
En caso de lepra, cumplid con todo cuidado las instrucciones de los sacerdotes
levitas: cumplid lo que yo les he mandado. Recuerda lo que hizo el Señor, tu
Dios, con María cuando saliste de Egipto.
Si haces un préstamo cualquiera a tu hermano, no entres en su casa a recobrar
la prenda; espera afuera, y el prestatario saldrá a devolverte la prenda. Y, si
es pobre, no te acostarás sobre la prenda; se la devolverás a la caída del sol,
y así él se acostará sobre su manto y te bendecirá, y habrás hecho una buena
acción a los ojos del Señor, tu Dios.
No defraudes al jornalero pobre y necesitado, sea hermano tuyo o forastero que
viva en tu tierra o en tu ciudad; cada jornada le darás su jornal, antes que el
sol se ponga, porque está necesitado y para vivir necesita de su salario. Así
no clamará al Señor contra ti, y tú no cargarás con un pecado.
No serán ejecutados los padres por culpas de los hijos, ni los hijos por culpas
de los padres: cada uno será ejecutado por su propio pecado.
No defraudarás el derecho del forastero y del huérfano, ni tomarás en prenda
las ropas de la viuda: recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que allí te
redimió el Señor, tu Dios: por eso yo te mando hoy cumplir este precepto.
Cuando siegues la mies de tu campo, si se te queda en el suelo una gavilla, no
vuelvas a recogerla: déjasela al forastero, al huérfano y a la viuda, y así
bendecirá el Señor todas tus tareas. Cuando varees tu olivar, no vuelvas para
hacer el rebusco en las ramas: déjaselas al forastero, al huérfano y a la
viuda. Cuando vendimies tu viña, no hagas el rebusco de los racimos: déjaselos
al forastero, al huérfano y a la viuda. Acuérdate que fuiste esclavo en Egipto:
por eso yo te mando hoy cumplir esta ley.
Cuando dos hombres tengan algún litigio, vayan al tribunal, para que se haga
juicio entre ellos y se absuelva al inocente y se condene al culpable. Si el
culpable merece azotes, el juez lo hará tenderse en tierra y, en su presencia,
le darán los azotes que merezca su delito. Le podrán dar hasta cuarenta, pero no
más, no sea que, al golpearlo más, resulte excesivo el castigo y tu hermano
quede envilecido a tus ojos. No le pongas bozal al buey que trilla.»
Responsorio Cf. Mc 12, 32-33; Sir
35, 4-5
R. Maestro, tienes razón al decir que Dios es único y que hay
que amarlo con todo el corazón, y que * amar al prójimo como
a sí mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
V. Dar limosna equivale a ofrecer sacrificios de alabanza;
apartarse del mal es complacer al Señor.
R. Amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los
holocaustos y sacrificios.
Segunda Lectura
De las catequesis de san Juan Crisóstomo, obispo
(Catequesis 3, 24-27: SC 50,165-167)
MOISÉS Y CRISTO
Los judíos pudieron contemplar milagros. Tú los verás también, y
más grandes todavía, más fulgurantes que cuando los judíos salieron de Egipto.
No viste al Faraón ahogado con sus ejércitos, pero has visto al demonio
sumergido con los suyos. Los judíos traspasaron el mar; tú has traspasado la
muerte. Ellos se liberaron de los egipcios; tú te has visto libre del maligno.
Ellos escaparon de la esclavitud en un país extranjero; tú has huido de la esclavitud
del pecado, mucho más penosa todavía.
¿Quieres conocer de otra manera cómo has sido honrado con mayores favores? Los judíos
no pudieron, entonces, mirar de frente el rostro glorificado de Moisés, siendo
así que no era más que un hombre al servicio del mismo Señor que ellos; tú, en
cambio, has visto el rostro de Cristo en su gloria. Y Pablo afirma: Nosotros
todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor.
Ellos tenían entonces a Cristo que los seguía; con mucha más razón, nos sigue
él ahora. Porque, entonces, el Señor los acompañaba en atención a Moisés; a
nosotros, en cambio, no nos acompaña solamente en atención a Moisés, sino
también por nuestra propia docilidad. Para los judíos, después de Egipto,
estaba el desierto; para ti, después del éxodo de esta vida, está el cielo.
Ellos tenían, en la persona de Moisés, un guía y un jefe excelente; nosotros
tenemos otro Moisés, Dios mismo, que nos guía y nos gobierna.
¿Cuál era, en efecto, la característica de Moisés? Moisés —dice la Escritura—
era el hombre más sufrido del mundo. Pues bien, esta cualidad puede muy bien
atribuírsele a nuestro Moisés, ya que se encuentra asistido por el dulcísimo
Espíritu que le es íntimamente consubstancial. Moisés levantó, en aquel tiempo,
sus manos hacia el cielo e hizo descender el pan de los ángeles, el maná;
nuestro Moisés levanta hacia el cielo sus manos y nos consigue un alimento
eterno. Aquél golpeó la roca e hizo correr un manantial; éste toca la mesa,
golpea la mesa espiritual y hace que broten las aguas del Espíritu. Por esta
razón, la mesa se halla situada en medio, como una fuente, con el fin de que los
rebaños puedan, desde cualquier parte, afluir a ella y abrevarse con sus
corrientes salvadoras.
Puesto que tenemos a nuestra disposición una fuente semejante, un manantial de
vida como éste, y puesto que la mesa rebosa de bienes innumerables y nos inunda
de espirituales favores, acerquémonos con un corazón sincero y una conciencia
pura, a fin de recibir gracia y piedad que nos socorran en el momento oportuno.
Por la gracia y la misericordia del Hijo único de Dios, nuestro
Señor y salvador Jesucristo, por quien sean dados al Padre, con el Espíritu
Santo, gloria, honor y poder, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Amén.
Responsorio Hb 11, 24-27ª
R. Por la fe Moisés, siendo ya adulto, rehusó ser llamado hijo
de una hija del Faraón, y prefirió sufrir males con el pueblo de Dios a
disfrutar de las ventajas pasajeras del pecado; * pues
tenía la mirada puesta en la recompensa.
V. Tuvo por mayor riqueza el oprobio de Cristo que los tesoros
de Egipto, y así, por la fe, abandonó Egipto.
R. Pues tenía la mirada puesta en la recompensa.
Lunes, 1 de marzo de 2021
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (6,36-38):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no
seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: «Sed misericordiosos, como es misericordioso vuestro Padre»,
dice el Señor.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Alabemos a Dios, nuestro Padre, que nos concede ofrecerle el
sacrificio de alabanza cuaresmal, y supliquémosle, diciendo:
*Ilumínanos, Señor, con tu palabra*.
Dios todopoderoso y compasivo, concédenos el espíritu de oración y de
penitencia, — y danos un verdadero deseo de amarte a ti y a nuestros hermanos.
Concédenos ser constructores de tu reino, para que todas las cosas tengan a
Cristo por cabeza, — y abunde la justicia y la paz en toda la tierra.
Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación,
— para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los
sencillos y los marginados, — y por no haber atendido a tu Hijo, en estos
hermanos nuestros.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Impulsados por el Espíritu que nos hace clamar: “¡Padre!”, invoquemos a nuestro
Dios: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste
dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a librarnos de la
seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
*San Albino*
1 de Marzo
Etimológicamente significa "blanco". Viene de la lengua
latina.
La gran popularidad de San Albino se debe menos a su vida, sin ningún
hecho notable, que a los múltiples milagros que se le atribuyeron, sobre todo
después de su muerte. Su culto se propagó por Francia, Italia, España y
Alemania y llegó hasta Polonia. El santo es titular de numerosas parroquias en
Francia.
Nació en la diócesis de Vannes en Bretaña, de una familia
originaria de Inglaterra o de Irlanda, según se dice. Muy joven, entró en el
monasterio de Tincillac, del que sabemos muy poco, y llevó ahí una vida de gran
santidad. Hacia los treinta y cinco años de edad, fue elegido abad; bajo su
gobierno floreció extraordinariamente el monasterio y se convirtió en un
verdadero jardín de virtudes. Nada tiene, pues, de extraño que las miradas del
clero y el pueblo de Angers se hayan vuelto hacia san Albino cuando la sede
quedó vacante, el año 529. Para gran pena suya y contento de san Melanio,
obispo de Rennes, san Albino fue elegido obispo de Angers y demostró ser un
hábil e inteligente pastor.
El santo predicaba todos los días, era muy generoso con los pobres
y menesterosos, pero especialmente con las viudas que tenían muchos hijos. Otra
de sus obras predilectas era el rescate de esclavos y gastó enormes sumas de
dinero en rescatar a los prisioneros que los bárbaros habían hecho en sus
numerosas invasiones. Según la tradición, san Albino rescató a un cautivo, no
de los bárbaros, sino del propio rey Childeberto. Se trataba de una hermosa
muchacha en quien Childeberto había puesto los ojos y a la que había mandado
raptar y encerrar en una fortaleza. Tan pronto como la noticia llegó a oídos de
san Albino, fue éste personalmente al castillo a exigir la libertad de la
joven. La figura del obispo inspiró tal respeto a los guardias, que pusieron
inmediatamente en libertad a la muchacha.
La leyenda añade que uno de los soldados intentó detener a la
joven, usando de amenazas y violencia; pero el obispo sopló sobre él y el
soldado cayó muerto. El rey no trató de apoderarse de nuevo de la joven,
llamada Eteria; pero cometió la villanía de exigir que el obispo pagase el rescate.
Prescindiendo de la verdad dudosa de esta leyenda, lo cierto es que el rey
Childeberto profesaba gran veneración a san Albino; en cambio la popularidad
del obispo era menor entre algunos de sus súbditos, porque había puesto en
ejecución los decretos de los dos Concilios de Orléans (538 y 541) contra los
matrimonios incestuosos.
Se atribuyeron a san Albino muchos milagros. Además de varias
curaciones de enfermos y de ciegos, se cuenta que resucitó a un joven llamado
Albaldo. En otra ocasión, después de haber intercedido sin éxito por unos
prisioneros, se derrumbó durante la noche una parte del muro de la prisión y
éstos pudieron escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron
cambiar de vida.
Vísperas
- LUNES II SEMANA DE CUARESMA 2021
El siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la
liturgia de las horas para el día, lunes, 1 de marzo de 2021.
Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.
Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.
Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.
Entonces proclamaremos:
"¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!
¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!". Amén.
Salmodia
Antífona 1: Eres el más bello de los hombres; en tus
labios se derrama la gracia.
Salmo
44,2-10
Las nupcias del Rey
¡Que
llega el Esposo, salid a recibirlo! (Mt 25,6)
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Antífona 2: ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!
Salmo
44,11-18
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
la traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.»
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Antífona 3: Cuando llegó el momento culminante, Dios
recapituló todas las cosas en Cristo.
Ef 1,3-10
El Dios salvador
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Lectura Breve
Rm 12, 1-2
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros
cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto
razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación
de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno,
lo que agrada, lo perfecto.
Responsorio Breve
V. Yo dije: “Señor, ten misericordia.”
R. Yo dije: “Señor, ten misericordia.”
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: “Señor, ten misericordia.”
Canto Evangélico
Antifona: “No juzguéis y no seréis juzgados; con la medida con que
midáis se os medirá a
vosotros”, dice el Señor.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que por la palabra de su Hijo
prometió escuchar la oración de los que se reúnen en su nombre, y, confiados en
esta promesa, supliquémosle, diciendo:
*Escucha a tu pueblo, Señor*.
Señor, tú que en la montaña del Sinaí diste a conocer tu ley por medio de
Moisés y la perfeccionaste luego por Cristo, — haz que todos los hombres
descubran que tienen esta ley inscrita en el corazón y que la deben guardar
para hacer efectiva la alianza que has hecho con ellos.
Concede a los superiores fraternal solicitud hacia los que les han sido
confiados, — y a los súbditos espíritu de obediente colaboración.
Fortalece el espíritu y el corazón de los misioneros, — y suscita en todas
partes colaboradores de su obra.
Que los niños crezcan en gracia y en edad, — y que los jóvenes se abran con
sinceridad a tu amor
.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Acuérdate de nuestros hermanos que ya duermen el sueño de la paz, — y dales
parte en la vida eterna.
Digamos a nuestro Padre, juntamente con Jesús, la oración que él nos enseñó:
Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste
dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a librarnos de la
seducción del pecado y a
entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.