*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
*Santa María Francisca de las cinco llagas*
DOMINGO SEMANA DE CUARESMA I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos a Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos a Cristo,
el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.
Himno:
Este es el día del Señor.
Este es el tiempo de la misericordia.
Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de las gentes
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos.
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo.
SALMODIA
Ant 1. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las
manos invocándote.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Toda mi vida te bendeciré, Señor, y alzaré las
manos invocándote.
Ant 2. Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Cantad y ensalzad a Dios por los siglos.
Ant 3. El Señor ama a su pueblo y adorna con la
victoria a los humildes.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ama a su pueblo y adorna con la
victoria a los humildes.
LECTURA BREVE Ne. 8, 9 10.
Este día está consagrado al Señor vuestro
Dios; no hagáis duelo ni lloréis. No estéis tristes: la alegría del Señor es vuestra fortaleza.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste triturado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. No sólo de pan vive el hombre.
R. Sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Lecturas
Primera Lectura
Del libro del Deuteronomio 6, 4-25
LEY DEL AMOR
En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras: «Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con
todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de
ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu
muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las
puertas de tu casa y en tus portales.
Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que juró a tus padres —a
Abraham, Isaac y Jacob— que te había de dar, con ciudades grandes y ricas que tú
no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya
excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado,
comerás hasta saciarte. Pero ten cuidado: No olvides al Señor que te sacó de
Egipto, de la esclavitud. Al Señor, tu Dios, temerás y a él solo servirás, sólo
en su nombre jurarás. No seguiréis a dioses extranjeros, dioses de los pueblos
vecinos, porque el Señor, tu Dios, es un Dios celoso en medio de ti.
No sea que se encienda la ira del Señor, tu Dios, contra ti y te extermine de
la superficie de la tierra. No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a
prueba como en Masá. Guardarás los preceptos del Señor, tu Dios, las normas y
mandatos que te ordenó.
Harás lo que al Señor, tu Dios, le parece bueno y recto, y así te irá bien;
entrarás y tomarás posesión de esa tierra buena, que prometió el Señor a tus
padres, arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te dijo el Señor.
Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: "¿Qué son esas normas, esos
mandatos y decretos que os mandó el Señor, vuestro Dios?", le responderás
a tu hijo: "Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de
Egipto con mano fuerte. El Señor hizo signos y prodigios grandes y terribles
contra el Faraón y toda su corte, ante nuestros ojos. A nosotros nos sacó de
allí, para traernos y darnos la tierra que tenía prometida a nuestros padres. Y
nos mandó cumplir todos estos mandatos, temiendo al Señor, nuestro Dios, para
nuestro bien perpetuo, para que siguiéramos con vida, como hasta ahora. Sólo
tendremos justificación si ponemos por obra estos preceptos ante el Señor,
nuestro Dios, como nos lo tiene ordenado.»
Responsorio Dt 6, 3; 7, 9; 6,
R. Escucha, Israel, guarda y pon en práctica todos estos
preceptos que te dio el Señor; * así conocerás que el
Señor, tu Dios, es el Dios verdadero, el Dios fiel que mantiene su alianza y su
favor con los que lo aman.
V. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el
alma, con todas las fuerzas.
R. Así conocerás que el Señor, tu Dios, es el Dios verdadero,
el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman.
Segunda Lectura
De los comentarios de san Agustín, obispo, sobre los salmos
(Salmo 60, 2-3: CCL 39, 766)
EN CRISTO FUIMOS TENTADOS, EN ÉL VENCIMOS AL DIABLO
Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica. ¿Quién es el
que habla? Parece que sea uno solo. Pero veamos si es uno solo: Te invoco desde
los confines de la tierra con el corazón abatido. Por lo tanto, se invoca desde
los confines de la tierra, no es uno solo; y, sin embargo, es uno solo, porque
Cristo es uno solo, y todos nosotros somos sus miembros. ¿Y quién es ese único
hombre que clama desde los confines de la tierra? Los que invocan desde los
confines de la tierra son los llamados a aquella herencia, a propósito de la
cual se dijo al mismo Hijo: Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en
posesión, los confines de la tierra. De manera que quien clama desde los
confines de la tierra es el cuerpo de Cristo, la heredad de Cristo, la única Iglesia
de Cristo, esta unidad que formamos todos nosotros. Y ¿qué es lo que pide? Lo
que he dicho antes: Dios mío escucha mi clamor, atiende a mi súplica; te invoco
desde los confines de la tierra. O sea: «Esto que pido, lo pido desde los
confines de la tierra», es decir, desde todas partes.
Pero, ¿por qué ha invocado así? Porque tenía el corazón abatido. Con ello da a
entender que el Señor se halla presente en todos los pueblos y en los hombres
del orbe entero no con gran gloria, sino con graves tentaciones.
Pues nuestra vida en medio de esta peregrinación no puede estar sin
tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la
tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado
si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de
enemigo y de tentaciones.
Éste que invoca desde los confines de la tierra está angustiado, pero no se
encuentra abandonado. Porque a nosotros mismos, esto es, a su cuerpo, quiso
prefigurarnos también en aquel cuerpo suyo en el que ya murió, resucitó y
ascendió al cielo, a fin de que sus miembros no desesperen de llegar adonde su
cabeza los precedió.
De forma que nos incluyó en sí mismo cuando quiso verse tentado por Satanás.
Nos acaban de leer que Jesucristo, nuestro Señor, se dejó tentar por el diablo.
¡Nada menos que Cristo tentado por el diablo! Pero en Cristo estabas siendo
tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti la
salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él para ti la vida; de ti
para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en definitiva, de ti para él
la tentación, y de él para ti la victoria.
Si hemos sido tentados en él, también en él vencemos al diablo. Te fijas en que
Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado
en él, y reconócete también vencedor en él. Podía haber evitado al diablo;
pero, si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria
cuando tú fueras tentado.
Responsorio Jr 1, 19; 39, 18
R. Lucharán contra ti, pero no podrán contigo; * porque
yo estoy contigo para librarte — oráculo del Señor—.
V. No caerás a espada, salvarás tu vida porque confiaste en mí.
R. Porque yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—.
*Domingo 1º
de Cuaresma - Ciclo B*
Domingo, 21 de febrero de 2021
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Marcos (1,12-15)*
12 A continuación, el Espíritu le
empuja al desierto,
13 y permaneció en el desierto cuarenta
días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los
ángeles le servían.
14 Después que Juan fue entregado, marchó
Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios:
15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de
Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu
para ser tentado por el diablo; y, después
de ayunar cuarenta días con sus cuarenta
noches, al fin sintió hambre
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu
para ser tentado por el diablo; y, después
de ayunar cuarenta días con sus cuarenta
noches, al fin sintió hambre
PRECES
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de
salvación; acudamos, pues, a nuestro Redentor
que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:
*Infúndenos,
Señor, un espíritu nuevo*.
Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo
nos has sepultado místicamente contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos, — concédenos andar hoy en vida nueva.
Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo
haciendo el bien, — haz que también
nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.
Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la
edificación de nuestra ciudad terrena, —
sin olvidar nunca tu reino eterno.
Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de
las almas, — sana las dolencias de
nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Al celebrar un año más la santa Cuaresma
concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia
del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Santa María Francisca de las cinco llagas*
Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas
horas cada día en su taller de hilados. Pero la mamá aprovechaba todo rato
libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco,
admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió
a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a
varios niños.
Las demás obreras de la fábrica comentaban: "María Francisca
trabaja las mismas horas que nosotras y hace el doble de hilados que las demás.
¿Qué será? ¿Vendrá su ángel de la guarda a ayudarla?" Y empezó a correr la
noticia de que esta jovencita recibía especiales ayudas del cielo. Lo cierto es
que cada día dedicaba cuatro o más horas a rezar, leer y meditar. Y cada mañana
asistía muy devotamente a la Santa Misa.
Un domingo por la tarde, mientras preparaba unos niños a la
Primera Comunión, de pronto se quedó callada como mirando a lo lejos y luego
dijo: "José, Josecito: corra a su casa que su mamá lo está necesitando.
Vaya allá enseguida". El niño salió corriendo y encontró que a la mamá le
había dado un ataque y al caer había lanzado una lámpara encendida sobre un
poco de ropa y se iba a producir un incendio. A tiempo pudo apagar las llamas y
salvar la vida de su mamá. La noticia corrió por todo el barrio, y la gente
empezó a comentar que a esta muchacha le enviaba Dios mensajes extraordinarios.
Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica.
Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse
soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas.
El papá estalló en cólera y le dio violentos azotes. La encerró en una pieza a
pan y agua por varios días. La jovencita aprovechó este encierro y este ayuno
para dedicarse a orar y a meditar y a hacer penitencia. La mamá logró hacer que
un padre franciscano viniera a la casa y convenciera al furibundo papá para que
dejara en libertad a su hija para escoger el futuro que más le agradara. El
religioso logró convencer a Don Francisco Galo a que permitiera que su hija se
dedicara a la vida espiritual, en vez de obligarla a contraer matrimonio.
El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria
franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de
religiosa.
Como la gente comentaba que esta muchacha avisaba el futuro y leía
las conciencias, un hombre de negocios le propuso a don Francisco que
aprovechara las cualidades de su hija para conseguir mucho dinero. El papá le
propuso entonces a María Francisca que se dedicara a adivinar la suerte a los
demás y cobrara las consultas. Ella le dijo: "¿Papá, es qué has creído que
yo soy adivina?" "No eres adivina", le respondió él, "pero
eres una santa y lograrás que Dios te comunique el futuro de la gente". La
joven le dijo humildemente: ¡Papá, yo no soy una santa. Yo soy una pobre
criatura que lo único que hace es tratar de rezar con fe, pero no soy la que tú
te estas imaginando. Y además nunca negociaré con lo que es de la religión!
Entonces el papá la castigó ferozmente a latigazos y a duras penas
la mamá logró sacarla de sus manos. La joven corrió aterrorizada a casa del Sr.
Obispo, el cual se fue ante el juez y logró que a ese hombre le pusieran una
sentencia de que si en adelante azotaba a su hija tendría que pagar una multa.
Esto hizo que no la azotara más.
María Francisca era muy devota de la Pasión de Cristo, por eso al
hacerse terciaria Franciscana tomó el nombre de María Francisca de las Cinco
llagas. Y pasaba horas y horas meditando en la Pasión y Muerte de Jesús.
Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis
(suspensión de la actividad de los nervios y de los sentidos, acompañada con
visiones sobrenaturales). La Sma. Virgen se le aparecía y le traía mensajes.
Pero también el demonio se le presentaba en forma de perro rabioso que la
aterrorizaba. Afortunadamente descubrió que al hacer la señal de la cruz, y al
pronunciar los nombres de Jesús, José y María lograba que el demonio saliera
huyendo. Este fue el consejo que le oyó un día al crucifijo: "Cuando te
asalten los ataques de los enemigos del alma haz la señal de la cruz, y además
de invocar los nombres de las tres divinas personas de la Sma. Trinidad, debes decir
varias veces: "Jesús, José y María".
Una señora la invitó a visitar un enfermo, pero la llevó a una
casa en donde se efectuaba un baile inmoral. Ella huyó precipitadamente y se
libró de la corrupción.
Cuando la mamá se le murió, María Francisca se dio cuenta de que
ante el temperamento tan violento de su padre, ella tenía que abandonar el
hogar. Y un santo sacerdote le permitió que fuera atenderle la casa cural. Allí
estuvo los últimos 38 años de su existencia, y ese tiempo le sucedieron muchos
hechos misteriosos.
Un día estaba barriendo la sacristía cuando oyó una voz que le
decía: "María Francisca, huya, salga huyendo rápido". Ella salió
corriendo y minutos después se desplomó el techo de la sacristía. Así salvó su
vida.
Cuando rezaba el viacrucis iba sufriendo algunos dolores parecidos
a los que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos, en la flagelación, en la
coronación de espinas, al llevar la cruz a cuestas y al ser crucificado. Cada
Viernes Santo entraba en agonía como si estuviera muriendo en una cruz. Y todo
esto lo ofrecía por la conversión de los pecadores, y el descanso de las
benditas almas del purgatorio. Las gentes decían: "María Francisca saca
más almas del purgatorio ella sola con sus sufrimientos, que todos nosotros con
nuestras oraciones".
Unos de los fenómenos más extraordinarios de esta santa sucedieron
durante la comunión. En tres ocasiones la Santa Hostia voló a posarse en sus
labios. Una vez mientras el sacerdote decía: Este es el Cordero de Dios… la
hostia que él tenía en la mano salió volando y fue a colocarse en la boca de la
santa. Otra vez voló desde el Copón, y una tercera vez, al partir el celebrante
la hostia grande, un pedazo de ella voló hacia la fervorosa mística que estaba
aguardando turno para comulgar.
En la Navidad de 1741, el Niño Jesús le habló y le dijo:
"Quiero que seamos amigos para siempre". Fue tan grande la emoción de
ella al oírle esto a Nuestro Señor, que quedó ciega por 24 horas. Después
recobró otra vez la vista y el resto de su vida lo dedicó por completo a amar a
Jesús y a hacerlo amar por los demás.
Le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo.
Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente.
Cuando su padre estaba moribundo le pidió a Dios que le pasara a ella los
dolores que el pobre hombre estaba padeciendo, y así sucedió con espantables
sufrimientos para la santa mujer. Pero con estos sufrimientos logró convertir a
su papá y a muchos pecadores más. En sueños veía a varias almas del purgatorio
que le suplicaban ofreciera por ellas sus sufrimientos ya sí lo hacía. Muchas
personas la trataron muy mal y ella ofrecía con paciencia estos malos tratos
rezando por quienes le ofendían, y tratando bien a quienes le trataban mal. Las
gentes murmuraban contra ella y le inventaban lo que no era cierto, pero ella
callaba, para asemejarse a Jesús que callaba en su Pasión. A su director
espiritual le dijo un día: "He sufrido en mi vida todo lo que una persona
humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios". Y le añadía:
¡Padre, sean muy bondadosos con las personas que los vienen a consultar. No
sean duros con nadie!.
Anunció que iban a llegar muy pronto unos sufrimientos
terribilísimos para la Iglesia Católica (y en aquellos años llegaron las
feroces persecuciones de la Revolución Francesa que ocasionaron tantísimas
muertes de católicos). Pidió a Dios que no permitiera que ella presenciara
estos desastres, y murió cuando estaban empezando.
El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo
Pontífice la declaró santa.
A un sacerdote le prometió que se le aparecería pocos días antes
de que él se muriera. Así lo hizo. Se le apareció y a los tres días murió el
padre.