Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (4,31-37):
31 Bajó a Cafarnaúm,
ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
32 Quedaban asombrados de su doctrina,
porque hablaba con autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía
el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:
34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo,
Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de
Dios.»
35 Jesús entonces le conminó diciendo:
«Cállate, y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin
hacerle ningún daño
36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos
a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus
inmundos y salen.»
37 Y su fama se extendió por todos los
lugares de la región.
Palabra del Señor
(«Sé quién eres tú: el Santo de Dios »).
*Yo me
puedo preguntar ¿que buscaba un demonio dentro de la iglesia?, y no cualquier
demonio, sino uno que estudiaba las escrituras. Dice el apóstol san Juan: Quien
dice que ama al Señor a quien no ve y aborrece a sus hermanos a quien puede ver
es un mentiroso y la verdad no está en él. Soy un mentiroso, y el jefe y
príncipe de los mentiroso es el demonio, y es muy cierto el Señor ha
venido acabar, con mi mentira, con mi tristeza, con mi odio, con mis afanes,
con mis miedo, si me sueño algo malo paso el día nervioso y mal, y el demonio
me tira por tierra. Pero tengo la esperanza de que hay uno, que siempre
me levanta, no importa cuántas veces caiga, el gozo del Señor es siempre
levantarme, de todas mis caídas y tropiezo, él es mi abogado defensor delante
del padre y vive rogando al Padre día y noche por mí, porque sabe y
conoce todas mi debilidades y dificultades. En el Señor pongo mi esperanza y él
se inclina y escucha mi llamado y usa de misericordia de mí*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.