Sábado, 27 de junio de 2020
Primera lectura
Lectura
de las Lamentaciones (2,2.10-14.18-19):
El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob, con su indignación
demolió las plazas fuertes de Judá; derribó por tierra, deshonrados, al rey y a
los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silencioso, se echan
polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan
hasta el suelo la cabeza. Se consumen en lágrimas mis ojos, de amargura mis
entrañas; se derrama por tierra mi hiel, por la ruina de la capital de mi
pueblo; muchachos y niños de pecho desfallecen por las calles de la ciudad.
Preguntaban a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como
los heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus
madres.
¿Quién se te iguala, ¿quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén? ¿A quién te
compararé, para consolarte, Sión, la doncella? Inmensa como el mar es tu
desgracia: ¿quién podrá curarte? Tus profetas te ofrecían visiones falsas y
engañosas; y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte, sino que te
anunciaban visiones falsas y seductoras.
Grita con toda el alma al Señor, laméntate, Sión; derrama torrentes de
lágrimas, de día y de noche; no te concedas reposo, no descansen tus ojos.
Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia; derrama como agua tu
corazón en presencia del Señor; levanta hacia él las manos por la vida de tus
niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas.
Palabra de Dios