Miércoles, 14 de noviembre de 2018
Lo
que me dice: El Evangelio de: (Lucas
17,11-19).
(« ¿No han quedado limpios los diez?; los otros
nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a
Dios?” Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado.») *El Señor me hace una invitación especial para
que yo pueda experimentar la gracia de sentirme limpio y ser salvado. La
limpieza es una obra maravillosa del gran amor de Dios que me lleva a sentirme
y a verme libre mientras camino en la obediencia a un mandato del Señor. Y es
muy importante que yo pueda descubrir cuál es mi suciedad. Si yo tengo los
brazos y las manos sucias y llenas de grasa y de mugre, aunque sienta mucho
cariño por una persona, no lo puedo abrazar, ni tocar, porque le voy a ensuciar
y le puedo estropear su ropa, con mi suciedad y mi mugre. Frente a esta
incapacidad que tengo yo grito y llamo al Señor y le digo por favor límpiame,
para no ensuciar a los demás y el Señor Padre de la Misericordia me envía a un
lugar determinado, para saber si yo soy capaz de obedecer, y como yo quiero
quedar limpio, mi trabajo principal es obedecer al mandato del Señor. Por el camino yo veo que mis manos han quedado
limpias, esa alegría de verme limpio, me impulsa a volver a dar gracias al
Señor. Y el Señor está en el mismo lugar esperando a que yo regrese para
hacerme entrega del regalo más precioso: «Levántate, vete; tu fe te ha
salvado.»*
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》