Viernes, 21 de septiembre de 2018
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Lo
que me dice: El Evangelio de: (Mateo
9,9-13). (: «No tienen necesidad de
médico los sanos, sino los enfermos) *Esta palabra tiene el
poder, de destruir, de aplastar, de hacer pasar vergüenza a la muerte. Recuerdo
los día, donde he estado sentado, en mi preocupaciones, esos días que estoy
triste o preocupado sin saber porque, o esos días que me levanto furioso, guapo
con todos, sin nadie hacerme nada. Y me quedo sentado en mi mesa donde le cobro
los impuesto a todos, hay persona que se sienten mal con migo, por mi
forma de ser, porque tengo un día que me sonrío con todos, pero al otro día no le
hablo, ni le saludo, por esa mala forma de ser que tengo. Yo no quisiera ser
así, a mí me gustaría cambiar, pero no tengo fuerza. Pero hoy con esta palabra
que me dice el Señor (No tienen necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos) y yo soy un enfermo. Siento como una fuerza especial que me invita a
romper con ese muro de mi indiferencia, de aquello que me hace ser
esclavo. Y a la misma vez siento mía esa invitación de estar sentado a la
mesa con el Señor, y él me dará la medicina necesaria para todas mis
enfermedades y fortalecerá en mí, el amor, la alegría y el deseo de
vivir. El Señor me invita a seguirlo con mis enfermedades que las tengo, con
mis dificultades que las tengo, con todos mis problemas que los tengo, para
usar con migo “La Misericordia”*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》