Jueves, 27 de septiembre de 2018
Lo
que me dice: El Evangelio de: (Lucas
9,7-9). (¿Quién es éste
de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús.) *Algo que puedo aprender del virrey Herodes,
que la admiración y la ganas de ver a Jesús no es la santidad. Herodes
reconoció que mando a matar a uno que le denunciaba su maldad y lo dijo
públicamente. Cuando una persona me denuncia en mi propia cara que estoy
haciendo algo malo, con el solo hecho de yo hacer hasta lo imposible para
justificar mi defensa frente a lo mal hecho, resistirme para no reconocer que estoy haciendo algo malo, eso es
no aceptar el bien que la otra persona quiere depositar en mí. Y como me niego
a la corrección, me niego aceptar el bien que quiere entrar a mi vida, con eso
estoy condenado al que me denuncia lo malo que estoy haciendo. ¿Y cuál es mi
afán de justificar lo que estoy haciendo mal? Me queda muy claro que estoy tratando
de tal el sol con un dedo. Tener admiración y ganas de ver a Jesús, eso no me
dará, ni me asegura la salvación. Yo siento mucha admiración por los medico y
tengo ganas de ser un buen médico, pero que pasa, yo no quiero saber de los
enfermo, los enfermos para mí son como perros, me producen nausea, de que me
sirve sentir admiración y tener ganas de ser un buen médico si odio a los
enfermos. De que me sirve sentir admiración y tener ganas de ver a Jesús, si no
me interesa tenerlo, como el centro de mi vida, si no lo quiero cómo mi amigo*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》