Martes, 11 de septiembre de 2018
Lo que me dice: El Evangelio de: (Lucas
6,12-19). («Subió
Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de
día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles»). *Me llaman a la atención; la
elección del primero y el último. El primero lo negó tres veces. Y el último lo
traiciono y lo vendió. En cuál de estos dos acontecimientos está colocada mi
vida es estos momentos. Cuando yo niego algo, lo normal es que lo hago por
miedo (cuando niño recuerdo que cuando hacía algo y mis padres me preguntaban
yo lo negaba por miedo a que me pegaran). Cuando traiciono a alguien, es porque
considero que es inferior a mí, es alguien que no me merece ningún respeto,
porque yo soy mejor, yo soy más serio y él es un bruto, que no tiene autoridad.
Puedo ver una gran enseña. Y es que para el Señor, no hay extremo difícil, amó
al que lo negó y dio su pan untado, al que lo vendería más tardes. El Señor me
invita a que tengo mucho cuidado, porque él me regala distintas oportunidades para
que yo llegue al arrepentimiento. Pero si lo traiciono, mi único camino es un
sendero a la soledad, a la disconformidad, a un vacío interno, y a una noche
que nunca amanece. El Señor no quiere eso para mí, porque el, Subió a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios por mi*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》