Viernes, 17 de agosto de 2018
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Lo que me dice: El Evangelio de:(Mateo
19,3-12). («Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras
mujeres; pero, al principio, no era así.»). *(Divorcio)* *Es una
palabra que divide, que separa, que pone barrera, en donde la razón. (Si mi
razón está siendo visitada por el príncipe de las tiniebla, el dueño de la
oscuridad y le está vendiendo una propuesta con mi permiso, con mi
consentimiento, seguro que esta propuesta tiene un papel muy destructivo, para
que yo me incline a la separación, y a la distancia). El divorcio es cuando se
llega a un punto de no aceptación por encima de la fuerza de uno de los dos ya
sea el hombre o la mujer. El color negro es la ausencia del blanco, las
tinieblas existen cuando no hay luz. Cuando me ha faltado la luz, siempre veo
en mi oscuridad, que mi mujer es una gran montaña de problema. Y eso mayormente
me sucede cuando caigo en la tentación de compararla (que puede que la compare
con mi madre), y si la estoy comparando es porque mis ojos ya se están fijando
en otra. El Señor desde el principio me ha dado el don del discernimiento, para
saber distinguir lo bueno de lo malo. ¿Por qué me quiero casar con ella? Porque
es hermosa, es muy atractiva, me cautivó y está buenísima. Y ¿Por qué me quiero
divorciar de ella? Porque es muy mala, es una bruja fea, ya no me gusta y
además es mi enemiga. Por eso el Señor me dice que: “Hay que amar al enemigo”*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》