Martes, 7 de agosto de 2018
Lo que me dice: El Evangelio de: (Mateo
14,22-36). (« ¡Ánimo, soy
yo, no tengáis miedo!») (Al sentir la fuerza del viento, le entró miedo))
*Puedo ver que la palabra Miedo aparece en esta lectura por dos ocasiones. Puedo
sentir hago muy diferente en cada una. En la primera: ¡Ánimo,
soy yo, no tengáis miedo! Este miedo es para mí como un fantasma, es pesar en
todo lo que yo creo que tengo y lo puedo perder si sigo al Seño. El segundo
miedo: “Al sentir la fuerza del viento, le entró miedo”. El viento son las
cosas del mundo, que muchas veces siento vergüenza, y no quiero que sepan que
estoy buscando del Señor. Por ejemplo (yo sé que mi jefe es casado, pero que está
teniendo una relación sentimental con una compañera mía de trabajo). Si digo
algo la fuerza del viento me hará hundir, y la decisión que tomo es quedarme
callado, frente a algo que no está bien, me da miedo perder mi trabajo, y me
digo dentro de mi (bueno yo en eso no me voy a meter, porque lo que se van
aquedar si comida son mis hijo, que cada cual se las arregle como pueda) Si ese
es mi pensamiento, el Señor no me podrá sujetar del brazo, porque yo le estoy
escondiendo mi brazo al Señor para que él no me sostenga*.
《
*El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser,
SANTO* 》