Lo que me dice: El Santo Evangelio:
Miércoles, 30 de mayo de 2018 (Marcos
10,32-45).
(«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser
entregado »). *Mi idea de ser cristiano, es algo así como dulce, suave, sin
sufrimiento, coma algo bien, que podría tener los milagros cerca de mí, estar
cerca del Señor para que me aleja los males, el sufrimiento, el miedo, el
temor, y pensaba en mi corazón, que ser cristiano, es una experiencia muy
dulce, muy bella, muy llena de paz, todo muy bien, un bello paisaje, (Bendecido
para Bendecir). Pero esa no es la verdad. Porque si los discípulo estaban
asombrado y los que les seguían están asustados, subir a Jerusalén, es subir
donde me espera la Cruz donde tengo que dar la vida, (No por un amigo) Si no
por el que me difama, el que me pone zancadillas, el que no me quiere, dar la
vida por el que me desea el mal. Y lo que yo quiero es “PARE DE SUFRIR”. Pero
algo que me llama mucho a la atención es la forma con que el Señor se empeña en
explicarme todo lo que le va a suceder. Y en esta explicación me fascina el
amor que sale del Señor. Porque su misión es restaurarme a una vida nueva, y me
muestra que ser cristiano, que subir a Jerusalén, es doloroso, pero tiene un
presión muy bueno La Vida Eterna. Pero si quiero ser un auténtico cristiano por
amor, necesito amar la subida a Jerusalén, tengo que amar mi Cruz, y que lo
haga con amor y por amor*.
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*El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a ser,
SANTO* 》