Lo
que me dice: El Santo Evangelio:
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Jueves, 11 de enero de 2018 (Marcos 1,
40-45). 《Se acerca al Señor un leproso,
suplicándole de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme》. *Es muy cierto como dice el salmo “Un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecia Señor”. Este leproso, me da unas pinceladas de cómo tengo
que acercarme al Señor: 1ro. Reconocer mi lepra, (todo lo que me aparta del
Señor, de mi familia, de mis amistades, de mis amigos). 2do. Suplicar de
rodilla, (descender, bajar, al territorio de la humillación). 3ro. Gravar en mi
corazón, en mi alma y en todo mi ser que se cumpla la voluntad del Señor en mi
vida. Me siento lleno de esperanza, porque el Señor, frente a un acontecimiento
por difícil que pueda ser, no se detiene, y se compadece sin importar lo que
pueda suceder. Es como una madre que da el pecho a su hijo, cuando es la hora
de comer del niño, frente a los gritos de este niño, ella no puede controlar
aunque quisiera, que de sus pechos broten los alimento de ese niño, que es su
hijo, que es parte de ella que es parte de su ser, esto es algo natural que le
brota desde dentro, como un torrente, que no se detiene hasta lograr inundar
todo. Algo así pero mucho más grande es “EL AMOR DEL SEÑOR”, que brota, que
corre, que desciende, tras de mí, con la intención de limpiar, de lavar
totalmente, toda la lepra del pecado que está dentro de mí, y yo pueda llegar
hacer una persona totalmente libre de cualquier vicio o esclavitud*.
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《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》