PRIMERA LECTURA
.
Lectura del profeta Jeremías 30,8-11a
Aquel día —oráculo del Señor de los Ejércitos—
romperé el yugo de tu cuello, pueblo mío, y haré saltar
tus correas;
ya no servirán a extranjeros,
sino que servirán al Señor su Dios,
y a David su rey, que le suscitaré. Y tú no temas, siervo
mío Jacob,
—oráculo del Señor—
no te asustes, Israel;
porque yo mismo té salvaré del país lejano,
a tu descendencia del país del destierro.
Descansará Jacob, sin turbación,
reposará, sin alarmas. Porque yo estoy contigo
—oráculo del Señor—
para salvarte.
¡Palabra de Dios!.
.
SALMO RESPONSORIAL 125
.
R/. He visto la cautividad de mis hijos e hijas
y les he roto las cadenas.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
R/. He visto la cautividad de mis hijos e hijas
y les he roto las cadenas.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
R/. He visto la cautividad de mis hijos e hijas
y les he roto las cadenas.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Négueb.
Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
R/. He visto la cautividad de mis hijos e hijas
y les he roto las cadenas.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
R/. He visto la cautividad de mis hijos e hijas
y les he roto las cadenas.
.
SEGUNDA LECTURA
Carta de
San Pablo a los Gálatas 5, 1-2; 13-25
.
Esta
es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo
bajo el yugo de la esclavitud. Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen
circuncidar, Cristo no les servirá de nada.
Ustedes,
hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta
libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales» háganse más
bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley
está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado
porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. Yo los exhorto a que se
dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los
deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu
contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo
el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están
sometidos a la Ley.
Se
sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y
libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y
violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones envidias,
ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir
que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
Por
el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas
cosas, la Ley está demás, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han
crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. Si vivimos animados
por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.
¡Palabra de Dios!
.
ALELUYA
¡Tú eres la puerta del Rey altísimo,
trono resplandeciente del que es Luz!
Pueblos redimidos, aplaudid,
por María se nos ha devuelto la libertad, aleluya.
EVANGELIO
.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Cana de Galilea y la
madre de Jesús
estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también
invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
—-«No les queda vino.»
Jesús le contestó:
—«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes:
—-“Haced lo que él diga.”
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las
purificaciones los judíos, de unos
cien litros cada una..
Jesús les dijo:
—«Llenad las tinajas de agua.» .
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
—«Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber
de dónde venía
(los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el
agua),
entonces llamó al novio y le dijo:
—«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya
están
bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino
bueno
hasta ahora»
Así, en Cana de Galilea, Jesús comenzó sus signos,
manifestó su gloria
y creció la fe de sus discípulos en él.
¡PALABRA DEL SEÑOR!