EL SANTO EVANGELIO
Viernes, 20 de mayo de 2016
Marcos (10,1-12): («Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»). Esta
palabra es para mí, como un erizo de mar, que no tiene por donde agárralo. Es como
el sol, del sol salen rallos de luz, y a la vez el rayo está ligado de colores,
por más que yo quiera nunca podre, separar los rallos del sol, ni los colores
del rayo solar, para mí el sol es DIOS, el rayo y colores somos mi mujer y yo,
si estoy conectado al sol que es DIOS, nunca tratare de quitar de mí el color hermoso
que desprende de mi mujer, PERO muchas veces he querido desprenderme del sol; y
de mí ha salido el deseo, de tirar todo y abandonar mi hogar, porque de mí, no
sale el verdadero amor, lo mío es interés no amor, y cuando mis intereses no
son complacido, un león de la serba, a mí no me sabe a nada, mas hoy bendigo a
DIOS, que me ha dado la oportunidad en mis oración, de pedir al Señor, que me
enseñe a amar a mi mujer al corazón, para que al igual que el sol y los rallos
solares con sus colores, yo pueda entender que están unido de una manera tan
perfecta, tan hermosa, que y el hombre por más que quiera, no lo podrá separar.
Señor dame el don de poder amar a mi mujer al corazón.
《 El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a
ser, SANTO 》