EL SANTO EVANGELIO
Miércoles, 11 de mayo de 2016
Juan (17,11b-19):
(«Que sean uno, como nosotros »). Tres cosas me llaman a la atención.
Primero: no soy del mundo. Segundo: estoy en el mundo. Tercero: que me envía al
mundo. No soy del mundo, estoy en el mundo, y soy enviado al mundo. No soy del
mundo, por lo cual no puedo esperar recompensa, si yo no trabajo en una gran
empresa, que da bonificación a su empleado, a mí no me darán bono, porque es
solo para los que pertenecen a esa empresa.
Estoy en el mundo, no es para que yo haga un mundo paralelo al del Señor.
Que yo no me haga mi pequeño mundo, sino para que me porte como extranjero, si
estoy de visita, en la casa de un gran amigo mío, estoy en una casa, uso todos
los servicios de la casa, pero no es mi casa. Soy enviado al mundo, pero no
como jefe, ni dueño, debo tener muy claro, a que me envió el Señor al mundo,
*PERO*, siempre se me olvida, y cuando lo recuerdo, se me hace un poco difícil
entrar en la voluntad del Señor, el Señor me envía, como oveja entre los lobos
(y que hace una oveja entre los lobos, se deja comer, le sirve de alimento,
para que ellos no mueran). Señor dame el don y la gracia de saber cuál es la
misión, a la que tú me has enviado a este mundo, para poder decir * QUE SEAN
UNO, COMO NOSOTROS*
《 El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL SEÑOR: llegará a
ser, SANTO 》