PRIMERA LECTURA
Viernes 5 de febrero
Eclesiástico 47, 2-13
Como se para la grasa en el sacrificio de comunión, así David fue separado de entre los hijos de Israel. Jugó con leones como si fueran cabritos, y con los osos como si fueran cordero. ¿Acaso no mató de joven al gigante, y quitó el oprobio del pueblo, lanzando la piedra con la honda y abatiendo la arrogancia de Goliat? Porque invocó al Señor altísimo, quien dio vigor a su diestra, para aniquilar al potente guerrero y reafirmar el poder de su pueblo. Pues él aplastó a los enemigos del contorno, aniquiló a los filisteos, sus adversarios, para siempre quebrantó su poder. Por todas sus acciones daba gracias al Altísimo, el Santo, proclamando su gloria. Con todo su corazón, entonó himnos, demostrando el amor por su Creador. Organizó coros de salmistas ante el altar, y con sus voces armonizó los cantos; y cada día tocarán su música. Dio esplendor a las fiestas, embelleció las solemnidades a la perfección, haciendo que alabaran el santo nombre del Señor, llenando de cánticos el santuario desde la aurora. El Señor perdonó sus pecados y exaltó su poder para siempre: le otorgó una alianza real y un trono de gloria en Israel.
Palabra de DIOS