Musica Para el Alma
domingo, 30 de junio de 2024
MATEO 8,18-22 CICLO B
*Lecturas del Lunes de la 13ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 1 de julio de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,18-22)*
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de
atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te
seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
《Tú, sígueme》
*Cuando tengo dificultades o problemas, que no están a mi alcance resolverlo,
le prometo al Señor, que si me ayuda lo seguiré donde quiera, y cuando las
cosas me comienzan a salir bien, no me alcanza el tiempo, ni para darle gracias.
La buena noticia para mi es que cuando el Señor me dice “Tú, Sígueme”: no soy yo
el que se está ofreciendo, es el Señor quien me está llamando. Al principio
esta palabra la sentí muy dura, porque soy muy afectivo y muy apegado a todo,
pero recordé que para llegar a la verdadera y auténtica fe, hay que dejar todo,
y renunciar a todo. El Señor me invita a vivir dentro de su gracia, de su amor,
a vivir de la esperanza que viene de él*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LEUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 1
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*LUNES SEMANA
I*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor
dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor
dándole gracias.
Himno: DEJADO YA EL DESCANSO DE LA NOCHE
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día
que entre luces y sombras viviré,
pero sé que, si tú vienes conmigo,
no fallará mi fe.
Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, mas yo sé
que, si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.
Concédeme vivir esta jornada
en paz con mis hermanos y mi Dios,
al sentarnos los dos para la cena,
párteme el pan, Señor.
Recibe, Padre santo, nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la oración
que fluye del Espíritu en el alma
que sabe de tu amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la mañana
escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
LECTURA BREVE 2Ts 3, 10b-13
Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que
hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero
metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor
Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros,
hermanos, no os canséis de hacer el bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías 5, 1-19
NEHEMÍAS LIBERA AL PUEBLO DE LA OPRESIÓN DE LOS PODEROSOS
En aquellos días, la gente sencilla, sobre todo las mujeres,
empezaron a protestar fuertemente contra sus hermanos judíos. Unos decían:
«Tenemos muchos hijos e hijas; que nos den trigo para comer y seguir con vida.»
Otros:
«Pasamos tanta hambre, que tenemos que hipotecar nuestros campos, viñedos y
casas para conseguir trigo.»
Y otros:
«Hemos tenido que pedir dinero prestado para pagar el impuesto real. Somos
iguales que nuestros hermanos, nuestros hijos son como los suyos, y, sin
embargo, debemos entregar como esclavos a nuestros hijos e hijas; a algunas de
ellas incluso las han deshonrado, sin que podamos hacer nada, porque nuestros
campos y viñas están en manos ajenas.»
Cuando me enteré de sus protestas y de lo que sucedía, me indigné y, sin poder
contenerme, me encaré con los nobles y las autoridades. Les dije:
«Os estáis portando con vuestros hermanos como usureros.»
Convoqué contra ellos una asamblea general, y les dije:
«Nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, rescatamos a nuestros hermanos
judíos vendidos a los paganos. Y vosotros vendéis a vuestros hermanos para que
luego nos los vendan a nosotros.»
Se quedaron cortados, sin respuesta, y yo seguí: «No está bien lo que hacéis.
Sólo respetando a nuestro Dios evitaréis el desprecio de nuestros enemigos, los
paganos. También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y
trigo. Olvidemos esa deuda. Devolvedles hoy mismo sus campos, viñas, olivares y
casas, y perdonadles el dinero, el trigo, el vino y el aceite que les habéis prestado.»
Respondieron:
«Se lo devolveremos sin exigir nada. Haremos lo que dices.»
Entonces, llamé a los sacerdotes y les hice jurar que harían seguir esta
promesa. Luego, me despojé de mi manto, diciendo:
«Así despoje Dios de su casa y de sus bienes al que no cumpla su palabra, y que
se quede despojado y sin nada.»
Toda la asamblea respondió:
«Amén.»
Y alabó al Señor. El pueblo cumplió lo prometido.
Dicho sea de paso, desde el día en que me nombraron gobernador de Judá, cargo
que ocupé durante doce años, desde el veinte hasta el treinta y dos del rey
Artajerjes, ni yo ni mis hermanos comimos a expensas del cargo. Los
gobernadores anteriores gravaban al pueblo, exigiéndole cada día cuarenta
siclos de plata en concepto de pan y vino, y también sus servidores oprimían a
la gente. Pero yo no obré así por respeto al Señor.
Además, trabajé personalmente en la muralla, aunque yo no era terrateniente, y
todos mis criados se pasaban el día en la obra. A mi mesa se sentaban ciento
cincuenta nobles y consejeros, sin contar los que venían de los países vecinos.
Cada día se aderezaba un toro, seis ovejas escogidas y aves; cada diez días
encargaba vino de todas clases en abundancia. Y, a pesar de esto, nunca reclamé
la manutención de gobernador, porque bastante agobiado estaba ya el pueblo.
Dios mío, acuérdate, para mi bien, de todo lo que hice por esta gente.
RESPONSORIO Sal 11, 6; Is 3, 15
R. «Por la opresión del humilde, por el gemido del pobre, * yo me levantaré», dice el Señor.
V. ¿Por qué trituráis a mi pueblo y aplastáis el rostro de los desvalidos?
R. «Yo me levantaré», dice el Señor.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo.
(Sermón 47, Sobre las ovejas, 1. 2. 3. 6: CCL 41, 572-573. 575-576)
EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS, Y NOSOTROS SU PUEBLO, EL REBAÑO QUE ÉL GUÍA
Las palabras que hemos cantado expresan nuestra convicción de
que somos rebaño de Dios: Él es nuestro Dios, creador nuestro. El es nuestro
Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. Los pastores humanos tienen
unas ovejas que no han hecho ellos, apacientan un rebaño que no han creado
ellos. En cambio, nuestro Dios y Señor, porque es Dios y creador, se hizo él
mismo las ovejas que tiene y apacienta. No fue otro quien las creó y él las
apacienta, ni es otro quien apacienta las que él creó.
Por tanto, ya que hemos reconocido en este cántico que somos sus ovejas, su
pueblo y el rebaño que él guía, oigamos qué es lo que nos dice a nosotros, sus
ovejas. Antes hablaba a los pastores, ahora a las ovejas. Por eso nosotros lo
escuchábamos, antes, con temor, vosotros, en cambio, seguros. ¿Cómo lo
escucharemos en estas palabras de hoy? ¿Quizás al revés, nosotros seguros y
vosotros con temor? No, ciertamente. En primer lugar porque, aunque somos
pastores, el pastor no sólo escucha con temor lo que se dice a los pastores,
sino también lo que se dice a las ovejas. Si escucha seguro lo que se dice a
las ovejas, es porque no se preocupa por las ovejas. Además, ya os dijimos
entonces que en nosotros hay que considerar dos cosas: una, que somos
cristianos, otra, que somos guardianes. Nuestra condición de guardianes nos
coloca entre los pastores, con tal de que seamos buenos. Por nuestra condición
de cristianos, somos ovejas igual que vosotros. Por lo cual, tanto si el Señor
habla a los pastores como si habla a las ovejas, tenemos que escuchar siempre
con temor y con ánimo atento.
Oigamos, pues, hermanos, en qué reprende el Señor a las ovejas descarriadas y
qué es lo que promete a sus ovejas. Y vosotras —dice—, mis ovejas. En primer
lugar, si consideramos, hermanos, qué gran felicidad es ser rebaño de Dios,
experimentaremos una gran alegría, aun en medio de estas lágrimas y
tribulaciones. Del mismo de quien se dice: Pastor de Israel, se dice también:
No duerme ni reposa el guardián de Israel. El vela, pues, sobre nosotros, tanto
si estamos despiertos como dormidos. Por esto, si un rebaño humano está seguro
bajo la vigilancia de un pastor humano, cuán grande no ha de ser nuestra
seguridad, teniendo a Dios por pastor, no sólo porque nos apacienta, sino
también porque es nuestro creador.
Y vosotras —dice—, mis ovejas, así dice el Señor Dios: Yo mismo juzgaré entre
oveja y oveja y entre carneros y machos cabríos. ¿A qué vienen aquí los machos
cabríos en el rebaño de Dios? En los mismos pastos, en las mismas fuentes,
andan mezclados los machos cabríos, destinados a la izquierda, con las ovejas,
destinadas a la derecha, y son tolerados los que luego serán separados. Con
ello se ejercita la paciencia de las ovejas, a imitación de la paciencia de
Dios. El es quien separará después, unos a la izquierda, otros a la derecha.
RESPONSORIO Jn 10, 27-28; Ez 34, 15
R. Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy
vida eterna; * nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
V. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a reposar.
R. Nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
*Lecturas del Lunes de la 13ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 1 de julio de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,18-22)*
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de
atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te
seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu
Santo, y acudamos a él diciendo:
*Concédenos, Señor, tu Espíritu*.
Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia
para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.
Que baje hoy a nosotros tu bondad
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz
para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
y enriquécelos con toda clase de bienes.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe;
para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti,
como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: LIBRA MIS OJOS DE LA MUERTE.
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz, que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva,
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Haz que mi pie vaya ligero.
Da de tu pan y de tu vaso
al que te sigue, paso a paso,
por lo más duro del sendero.
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
Guarda mi fe del enemigo.
¡Tantos me dicen que estás muerto!
Y entre la sombra y el desierto
dame tu mano y ven conmigo. Amén
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Col 1, 9b-11
Llegad a la plenitud en el conocimiento de la voluntad de Dios, con toda
sabiduría e inteligencia espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y
le agradaréis enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y
creciendo en el conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el
poder de su gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría.
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma la grandeza del
Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PRECES
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su
santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado:
Favorece a tu pueblo, Señor.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Congrega en la unidad a todos los cristianos:
para que el mundo crea en Cristo, tu enviado.
Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos:
que encuentren en ti, Señor, su verdadera felicidad.
Muestra tu amor a los agonizantes:
que puedan contemplar tu salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ten piedad de los que han muerto
y acógelos en el descanso de Cristo.
Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó Cristo:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que
por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te
rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL LUNES 1 DE JULIO 2024
*Lecturas del Lunes de la 13ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 1 de junio de 2024
Primera
lectura
Lectura
de la profecía de Amós (2,6-10.13-16):
Así dice el Señor: «A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le
perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de
sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del
indigente. Padre e hijo van juntos a una mujer, profanando mi santo nombre; se
acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de
multas en el templo de su Dios. Yo destruí a los amorreos al llegar ellos; eran
altos como cedros, fuertes como encinas; destruí arriba el fruto, abajo la
raíz. Yo os saqué de Egipto, os conduje por el desierto cuarenta años, para que
conquistarais el país amorreo. Pues mirad, yo os aplastaré en el suelo, como un
carro cargado de gavillas; el más veloz no logrará huir, el más fuerte no
sacará fuerzas, el soldado no salvará la vida; el arquero no resistirá, el más
ágil no se salvará, el jinete no salvará la vida; el más valiente entre los
soldados huirá desnudo aquel día.» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
49
R/. Atención,
los que olvidáis a Dios
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R/.
«Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.» R/.
«Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.» R/.
«Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra; al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.» R/.
*Lecturas del Lunes de la 13ª semana del Tiempo
Ordinario*
Lunes, 1 de julio de 2024
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,18-22)*
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de
atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te
seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
《Tú, sígueme》
*Cuando tengo dificultades o problemas, que no están a mi alcance resolverlo,
le prometo al Señor, que si me ayuda lo seguiré donde quiera, y cuando las
cosas me comienzan a salir bien, no me alcanza el tiempo, ni para darle gracias.
La buena noticia para mi es que cuando el Señor me dice “Tú, Sígueme”: no soy yo
el que se está ofreciendo, es el Señor quien me está llamando. Al principio
esta palabra la sentí muy dura, porque soy muy afectivo y muy apegado a todo,
pero recordé que para llegar a la verdadera y auténtica fe, hay que dejar todo,
y renunciar a todo. El Señor me invita a vivir dentro de su gracia, de su amor,
a vivir de la esperanza que viene de él*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
sábado, 29 de junio de 2024
MARCOS 5,21-43 CICLO B
*Lecturas del XIII Domingo del
Tiempo Ordinario*
*Domingo 30 Jun 2024*
Evangelio
*Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (5,21-43)*
En aquel
tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su
alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a
sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las
manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una
mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la
habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su
fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y,
acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo
tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus
hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio
le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas:
«¿quién me ha tocado?»»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó
asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies
y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para
decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No
temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano
de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de
los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está
muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la
niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le
dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se
quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que
dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
*(¿Quién me ha tocado?)*
*Esta pregunta me hace descubrir dos cosas: La
primera, que el Señor, me conoce y sabe todo sobre mí. La segunda, que la
intención del Señor sobre mí, no es solucionarme algunos problemas, sino que me
lance, que me tires, a sus pies y le confiese todo, que no deje ninguna
tiniebla dentro de mí, aunque me da mucha vergüenza, porque lo que él, me va a
entregar, es muy superior. Él, me dirá todo lo que necesito escuchar, para
poder vivir en la obediencia, los día, que él me regale en esta tierra*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL DOMINGO 30
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*DOMINGO
SEMANA I*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos
vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Himno: ES VERDAD QUE LAS LUCES DEL ALBA
Es verdad que las luces del alba
del día de hoy
son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.
Es verdad que yo siento en mi vida,
muy dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia,
que no merecí.
Es verdad que la gracia del Padre,
en Cristo Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo
bañados en luz.
Es verdad que la Pascua de Cristo
es pascua por mí,
que su muerte y victoria me dieron
eterno vivir.
Viviré en alabanzas al Padre,
que al Hijo nos dio,
y que el santo Paráclito inflame
nuestra alma en amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria.
Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para
contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.
Ant 2. En medio de las llamas, los tres
jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. En medio de las llamas, los tres
jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.
Ant 3. Que el pueblo de Dios se alegre por
su Rey. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por
su Rey. Aleluya.
LECTURA BREVE Ap 7, 10. 12
¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!
La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor,
y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. La palabra de Cristo habite con toda riqueza
en vosotros.
R. Exhortándoos mutuamente con toda
sabiduría.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías
4, 1-23
RECONSTRUCCIÓN DE LAS
MURALLAS DE JERUSALÉN
En aquellos días, cuando Sanbalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la
muralla, se indignó y, enfurecido, empezó a burlarse de los judíos, diciendo a
su gente y a la guarnición samaritana:
«¿Qué hacen esos desgraciados judíos? ¿No hay nadie que se lo impida? ¿Van a
ofrecer sacrificios? ¿Se creen que van a terminar en un día y a resucitar de
montones de escombros unas piedras calcinadas?»
El amonita Tobías, que se encontraba a su lado, dijo: «Déjalos que construyan.
En cuanto suba una zorra, abrirá brecha en su muralla de piedra.»
Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus insultos
recaigan sobre ellos y mándalos al destierro para que se burlen de ellos. No
encubras sus delitos, no borres de tu vista sus pecados, pues han ofendido a
los constructores.
Seguimos levantando la muralla, que quedó reparada hasta media altura. La gente
tenía ganas de trabajar.
Cuando Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los asdoditas se enteraron
de que la reparación de la muralla de Jerusalén iba adelante —pues empezaban a
cerrarse las brechas—, lo llevaron muy a mal. Se confabularon para luchar
contra Jerusalén y sembrar en ella la confusión. Encomendándonos a nuestro
Dios, apostamos una guardia, día y noche, para vigilarlos. Los judíos decían:
«Los cargadores se agotan y los escombros son muchos; nosotros solos no podemos
construir la muralla.» Nuestros enemigos comentaban:
«Que no sepan ni vean nada hasta que hayamos penetrado en medio de ellos y los
matemos; así detendremos las obras.»
En esta situación, los judíos que vivían entre ellos, viniendo de diversos
lugares, nos repetían una y otra vez que nos iban a atacar. Entonces, aposté en
trincheras, detrás de la muralla y entre matorrales, gente dividida por
familias y armados con sus espadas, lanzas y arcos. Después de una inspección,
dije a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:
«No les tengáis miedo. Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros
hermanos, hijos, hijas, mujeres y casas.»
Al ver nuestros enemigos que estábamos informados, Dios desbarató sus planes y
pudimos volver a la muralla, cada cual a su tarea. Con todo, desde aquel día,
la mitad de mis hombres trabajaba, mientras la otra mitad estaba armada de
lanzas, escudos, arcos y corazas. Las autoridades se preocupaban de todos los
judíos. Los que construían la muralla y los cargadores estaban armados; con una
mano trabajaban y con la otra empuñaban el arma. Todos los albañiles llevaban
la espada al cinto mientras trabajaban. Y el corneta iba a mi lado, pues había
dicho a los notables, a las autoridades y al resto del pueblo:
«El trabajo es tan grande y tan extenso, que debemos desperdigarnos a lo largo
de la muralla, lejos unos de otros. En cuanto oigáis la corneta, dondequiera
que estéis, venid a reuniros con nosotros. Nuestro Dios combatirá por
nosotros.»
Así seguimos, unos trabajando y otros empuñando las lanzas, desde que
despuntaba el alba hasta que salían las estrellas. Por entonces dije también al
pueblo:
«Todos pernoctarán en Jerusalén con sus criados. De noche haremos guardia, y de
día trabajaremos.»
Yo, mis hermanos, mis criados y los hombres de mi escolta dormíamos vestidos y
con las armas al alcance de la mano.
RESPONSORIO
Is 25, 4; Sal 124, 2
R. Señor, tú has sido baluarte para el
pobre, fortaleza para el desvalido en su angustia, * parapeto contra el aguacero, sombra
contra el calor.
V. Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo.
R. Parapeto contra el aguacero, sombra
contra el calor.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías del
papa Pablo sexto.
(Homilía pronunciada en Manila el 29 de noviembre de 1970)
PREDICAMOS A CRISTO HASTA
LOS CONFINES DE LA TIERRA
¡Ay de mí si no evangelizare! Para esto me ha enviado el mismo Cristo. Yo soy
apóstol y testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el
mandato, con tanta mayor vehemencia el amor nos apremia. Debo predicar su
nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo; él es quien nos ha
revelado al Dios invisible, él es el primogénito de toda creatura, y todo se
mantiene en él. Él es también el maestro y redentor de los hombres; él nació,
murió y resucitó por nosotros. Él es el centro de la historia y del universo;
él nos conoce y nos ama, compañero y amigo de nuestra vida, hombre de dolor y
de esperanza; él ciertamente vendrá de nuevo y será finalmente nuestro juez y
también, como esperamos, nuestra plenitud de vida y nuestra felicidad.
Yo nunca me cansaría de hablar de él; él es la luz, la verdad, más aún, el
camino, la verdad y la vida; él es el pan y la fuente de agua viva, que
satisface nuestra hambre y nuestra sed; él es nuestro pastor, nuestro guía,
nuestro ejemplo, nuestro consuelo, nuestro hermano. Él, como nosotros y más que
nosotros, fue pequeño, pobre, humillado, sujeto al trabajo, oprimido, paciente.
Por nosotros habló, obró milagros, instituyó el nuevo reino en el que los
pobres son bienaventurados, en el que la paz es el principio de la convivencia,
en el que los limpios de corazón y los que lloran son ensalzados y consolados,
en el que los que tienen hambre de justicia son saciados, en el que los
pecadores pueden alcanzar el perdón, en el que todos son hermanos.
Éste es Jesucristo, de quien ya habéis oído hablar, al cual muchos de vosotros
ya pertenecéis, por vuestra condición de cristianos. A vosotros, pues,
cristianos, os repito su nombre, a todos lo anuncio: Cristo Jesús es el
principio y el fin, el alfa y la omega, el rey del nuevo mundo, la arcana y
suprema razón de la historia humana y de nuestro destino; él es el mediador, a
manera de puente, entre la tierra y el cielo; él es el Hijo del hombre por
antonomasia, porque es el Hijo de Dios, eterno, infinito y el Hijo de María,
bendita entre todas las mujeres, su madre según la carne; nuestra madre por la
comunión con el Espíritu del cuerpo místico.
¡Jesucristo! Recordadlo: él es el objeto perenne de nuestra predicación;
nuestro anhelo es que su nombre resuene hasta los confines de la tierra y por
los siglos de los siglos.
RESPONSORIO
2Tm 1, 10; Jn 1, 16; Col 1, 16-17
R. Cristo Jesús, nuestro Salvador, ha
aniquilado la muerte, y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el
Evangelio. * Y de su plenitud todos hemos
recibido gracia sobre gracia.
V. Todo fue creado por él y para él,
él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
R. Y de su plenitud todos hemos
recibido gracia sobre gracia.
*Lecturas del XIII Domingo del
Tiempo Ordinario*
*Domingo 30 Jun 2024*
Evangelio
*Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (5,21-43)*
En aquel
tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su
alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a
sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las
manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una
mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la
habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su
fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y,
acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo
tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus
hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio
le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas:
«¿quién me ha tocado?»»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó
asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies
y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para
decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No
temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano
de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de
los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está
muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la
niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le
dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se
quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que
dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
PRECES
Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol
de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:
Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.
Creador de la luz, de cuya bondad recibimos, con acción de gracias, las
primicias de este día;
te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante
este domingo.
Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.
Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo,
y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza.
Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
y vivamos durante todo el día en acción de gracias.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte
ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo
tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas
alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: DIOS DE LA LUZ, PRESENCIA ARDIENTE.
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro, y reinará
eternamente. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Desde Sión extenderá el Señor el
poder de su cetro, y reinará eternamente. Aleluya.
Ant 2. En presencia del Señor se estremece
la tierra. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En presencia del Señor se estremece
la tierra. Aleluya.
Ant 3. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Reina el Señor, nuestro Dios, dueño
de todo. Aleluya.
LECTURA BREVE 2Co 1, 3-4
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y
Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder
nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El reino de los cielos es una perla fina: el que la encuentra
vende todo lo que tiene y la compra.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El reino de los cielos es una perla
fina: el que la encuentra vende todo lo que tiene y la compra.
PRECES
Adoremos a Cristo, Señor nuestro y cabeza de la Iglesia, y
digámosle confiadamente:
Venga a nosotros tu reino, Señor.
Señor, amigo de los hombres, haz de tu Iglesia instrumento de concordia y
unidad entre ellos
y signo de salvación para todos los pueblos.
Protege con tu brazo poderoso al Papa y a todos los obispos
y concédeles trabajar en unidad, amor y paz.
A los cristianos concédenos vivir íntimamente unidos a ti, nuestro Maestro,
y dar testimonio en nuestras vidas de la llegada de tu reino.
Concede, Señor, al mundo el don de la paz
y haz que en todos los pueblos reine la justicia y el bienestar.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Otorga, a los que han muerto, una resurrección gloriosa
y haz que los que aún vivimos en este mundo gocemos un día con ellos de la
felicidad eterna.
Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:
Padre nuestro...
ORACION
Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte
ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo
tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas
alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.