Musica Para el Alma

sábado, 31 de agosto de 2019

ORACION DOMINICAL


*Mi casa y yo serviremos al Señor*
*Oración dominical*

*Como hacer “La Oración Dominical” en familia*
1. *Reunida la familia se inicia con una oración*
2. *A continuación se lee el Evangelio del Domingo*
3. *Invitar a que comente algo sobre la lectura del Evangelio*
4. *El padre o la Madre les explica un poco la lectura del evangelio según sus posibilidades*
5. *Luego los que desean pueden hacer una oración*
6. *Sedan un saludo de paz como signo de unión familiar*
7. *Se termina con el Padre nuestro y el avemaría*

Nota: *Tiempo de 15 a 20 minutos*

Domingo, 1 de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-14):

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Palabra del Señor

*Recuerda “La Bendición” a los hijos*

LAS LAUDES DOMINGO 1 DE SEPTIEMBRE ORACIÓN PARA INICIAR EL DIA


Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro Señor. Amén

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Pueblo del Señor, rebaño que él guía, venid, adorémosle. Aleluya.
·         Salmo 94
Invitación a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.


Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.



Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.



Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.



Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Laudes
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Somos el pueblo de la Pascua,
Aleluya es nuestra canción,
Cristo nos trae la alegría;
levantemos el corazón.
El Señor ha vencido al mundo
muerto en la cruz por nuestro amor,
resucitado de la muerte y de la muerte vencedor.
Él ha venido a hacernos libres
con libertad de hijos de Dios,
desata nuestras cadenas;
alegraos en el Señor.
Sin conocerle, muchos siguen
rutas de desesperación,
no han escuchado la noticia
de Jesucristo Redentor.
Misioneros de la alegría,
de la esperanza y del amor,
mensajeros del Evangelio,
somos testigos del Señor.
Gloria a Dios Padre, que nos hizo,
gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino:
tres Personas y un solo Dios. Amén.

Salmodia
Antífona 1: Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.
Salmo 117
Himno de acción de gracias después de la victoria
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular. (Hch 4,11)
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

—Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

—Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

—Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

—Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Antífona 2: Cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Dn 3,52-57
Que la creación entera alabe al Señor
¡Bendito el Creador por siempre! (Rm 1,25)
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, santo y glorioso:
a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos:
a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo;
a ti honor y alabanza por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Antífona 3: Alabad al Señor por su inmensa grandeza. Aleluya.

Salmo 150
Alabad al Señor
Salmodiad con el espíritu, salmodiad con toda vuestra mente, es decir, glorificad a Dios con el cuerpo y con el alma. (Hesiquio)
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor.

Lectura Breve
Ez 36,25-27
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Responsorio Breve
R. Te damos gracias, oh Dios, * Invocando tu nombre. Te damos gracias.
V. Contando tus maravillas. * Invocando tu nombre. Gloria al Padre. Te damos gracias.


Primera Lectura
Del segundo libro de los Reyes 14, 1-27
REINADO DE AMASÍAS EN JUDÁ Y DE JEROBOAM EN ISRAEL
Amasías, hijo de Joás, subió al trono de Judá el año segundo del reinado de Joás de
Israel, hijo de Joacaz. Cuando subió al trono, tenía veinticinco años, Y reinó en Jerusalén
veintinueve años. Su madre se llamaba Yehoadayán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el
Señor aprueba, aunque no como su antepasado David; se portó como su padre, Joás,
pero no desaparecieron las ermitas de los altozanos: allí seguía la gente sacrificando y
quemando incienso. Cuando se afianzó en el poder, mató a los ministros que habían
asesinado a su padre. Pero, siguiendo lo que dice el libro de la ley de Moisés, promulgada
por el Señor: «No serán ejecutados los padres por las culpas de los hijos ni los hijos por
las culpas de los padres; cada uno morirá por su propio pecado», no mató a los hijos de
los asesinos.

Amasías derrotó en Vallelasal a los idumeos, en número de diez mil, y tomó al asalto la
ciudad de Petra, llamándola Yoctael, nombre que conserva hasta hoy. Entonces, mandó
una embajada a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, con este mensaje:
«¡Sal, que nos veamos las caras!»
Pero Joás de Israel le envió esta respuesta:
«El cardo del Líbano mandó a decir al cedro del Líbano: "Dame a tu hija por esposa de
mi hijo." Pero pasaron las fieras del Líbano y pisotearon el cardo. Tú has derrotado a
Edom y te has engreído. ¡Disfruta de tu gloria quedándote en tu casa! ¿Por qué quieres
meterte en una guerra catastrófica, provocando tu caída y la de Judá?»
Pero Amasías no hizo caso. Entonces, Joás de Israel subió a vérselas con Amasías de
Judá en Casalsol de Judá. Israel derrotó a los judíos, que huyeron a la desbandada. En
Casalsol, apresó Joás de Israel a Amasías de Judá, hijo de Joacaz, hijo de Ocozías, y se lo
llevó a Jerusalén. En la muralla de Jerusalén abrió una brecha de doscientos metros,
desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Ángulo; se apoderó del oro, la plata, los
utensilios que había en el templo y en el tesoro de palacio, tomó rehenes y se volvió a
Samaría.
Para más datos sobre Joás y sus hazañas militares en la guerra contra Amasías de Judá,
véanse los Anales del reino de Israel. Joás murió, y lo enterraron en Samaría, con los
reyes de Israel. Su hijo Jeroboam le sucedió en el trono.
Amasías de Judá, hijo de Joás, sobrevivió quince años a Joás de Israel, hijo de Joacaz.
Para más datos sobre Amasías, véanse los Anales del reino de Judá.
En Jerusalén, le tramaron una conspiración; huyó a Laquis, pero lo persiguieron hasta
Laquis y allí lo mataron. Lo cargaron sobre unos caballos y lo enterraron en Jerusalén, con
sus antepasados, en la Ciudad de David. Entonces, Judá en pleno tomó a Azarías, de
dieciséis años, y lo nombraron rey, sucesor de su padre, Amasías. Después que murió el
rey, reconstruyó Eilat, devolviéndola a Judá.
Jeroboam, hijo de Joás, subió al trono en Samaría el año quince del reinado de Amasías
de Judá, hijo de Joás. Reinó cuarenta y un años. Hizo lo que el Señor reprueba, repitiendo
los pecados que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. Restableció la frontera de
Israel desde el Paso de Jamat hasta el Mar Muerto, como el Señor, Dios de Israel, había
dicho por su siervo el profeta Jonás, hijo de Amitay, natural de Gatjéfer; porque el Señor
se fijó en la terrible desgracia de Israel: no había esclavo, ni libre, ni quien ayudase a
Israel. El Señor no había decidido borrar el nombre de Israel bajo el cielo, y lo salvó por
medio de Jeroboam, hijo de Joás.

Responsorio 2 Cro 25, 8; Sal 59, 14
R. Si te apoyas en los efraimitas, Dios te derrotará frente a tus enemigos. * Porque Dios
puede dar la victoria y la derrota.
V. Con Dios haremos proezas, él pisoteará a nuestros enemigos.
R. Porque Dios puede dar la victoria y la derrota.

Segunda Lectura
De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 23 A,1-4: CCL 41, 321-323)
EL SEÑOR SE HA COMPADECIDO DE NOSOTROS
Dichosos nosotros, si llevamos a la práctica lo que escuchamos y cantamos. Porque
cuando escuchamos es como si sembráramos una semilla, y cuando ponemos en práctica
lo que hemos oído es como si esta semilla fructificara. Empiezo diciendo esto, porque
quisiera exhortaros a que no vengáis nunca a la iglesia de manera infructuosa, limitándoos
sólo a escuchar lo que allí se dice, pero sin llevarlo a la práctica. Porque, como dice el
Apóstol, estáis salvados por su gracia, pues no se debe a las obras, para que nadie pueda
presumir. No ha precedido, en efecto, de parte nuestra una vida santa, cuyas acciones

Dios haya podido admirar, diciendo por ello: "Vayamos al encuentro y premiemos a estos
hombres, porque la santidad de su vida lo merece". A Dios le desagradaba nuestra vida, le
desagradaban nuestras obras; le agradaba, en cambio, lo que él había realizado en
nosotros. Por ello, en nosotros, condenó lo que nosotros habíamos realizado y salvó lo que
él había obrado.
Nosotros, por tanto, no éramos buenos. Y, con todo, él se compadeció de nosotros y
nos envió a su Hijo a fin de que muriera, no por los buenos, sino por los malos; no por los
justos, sino por los impíos. Dice, en efecto, la Escritura: Cristo murió por los impíos. Y
¿qué se dice a continuación? Apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de
bien tal vez se atrevería uno a morir. Es posible, en efecto, encontrar quizás alguno que se
atreva a morir por un hombre de bien; pero por un inicuo, por un malhechor, por un
pecador; ¿quién querrá entregar su vida, a no ser Cristo, que fue justo hasta tal punto que
justificó incluso a los que eran injustos?
Ninguna obra buena habíamos realizado, hermanos míos; todas nuestras acciones eran
malas. Pero, a pesar de ser malas las obras de los hombres, la misericordia de Dios no
abandonó a los humanos. Y Dios envió a su Hijo para que nos rescatara, no con oro o
plata, sino a precio de su sangre, la sangre de aquel Cordero sin mancha, llevado al
matadero por el bien de los corderos manchados, si es que debe decirse simplemente
manchados y no totalmente corrompidos. Tal ha sido, pues, la gracia que hemos recibido.
Vivamos, por tanto, dignamente, ayudados por la gracia que hemos recibido y no
hagamos injuria a la grandeza del don que nos ha sido dado. Un médico extraordinario ha
venido hasta nosotros, y todos nuestros pecados han sido perdonados. Si volvemos a
enfermar, no sólo nos dañaremos a nosotros mismos, sino que seremos además ingratos
para con nuestro médico.
Sigamos, pues, las sendas que él nos indica e imitemos en particular, su humildad,
aquella humildad por la que él se rebajó a sí mismo en provecho nuestro. Esta senda de
humildad nos la ha enseñado él con sus palabras y, para darnos ejemplo, él mismo anduvo
por ella, muriendo por nosotros. Para poder morir por nosotros, siendo como era inmortal,
la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Así el que era inmortal se revistió de
mortalidad para poder morir por nosotros y destruir nuestra muerte con su muerte.
Esto fue lo que hizo el Señor, éste el don que nos otorgó: Siendo grande, se humilló;
humillado, quiso morir; habiendo muerto, resucitó y fue exaltado para que nosotros no
quedáramos abandonados en el abismo, sino que fuéramos exaltados con él en la
resurrección de los muertos, los que, ya desde ahora, hemos resucitado por la fe y por la
confesión de su nombre. Nos dio y nos indicó, pues, la senda de la humildad. Si la
seguimos, confesaremos al Señor y, con toda razón, le daremos gracias, diciendo: Te
damos gracias, oh Dios, te damos gracias, invocando tu nombre.

Responsorio Sal 85, 12-13; 117, 28
R. Te alabaré de todo corazón, Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre; * por tu
gran piedad para conmigo.
V. Tú eres mi Dios, yo te doy gracias; Dios mío, a ti dirijo mi alabanza.
R. Por tu gran piedad para conmigo.

Domingo, 1 de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-14):

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Palabra del Señor

Canto Evangélico
Antifona: Invita a tu mesa a los pobres que no tienen con qué pagarte; porque Dios te lo
recompensará en la resurrección de los justos..
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces
Demos gracias a nuestro Salvador, que ha venido al mundo para ser «Dios con nosotros», y digámosle confiadamente:
'Cristo, Rey de la gloria, sé nuestra luz y nuestro gozo'.

Señor Jesús, Sol que nace de lo alto y primicia de la resurrección futura,
—haz que, siguiéndote a ti, no vivamos nunca en sombra de muerte, sino que tengamos siempre la luz de la vida.

Que sepamos descubrir, Señor, cómo todas las criaturas están llenas de tus perfecciones,
—para que así, en todas ellas, sepamos contemplarte a ti.

No permitas, Señor, que hoy nos dejemos vencer por el mal,
—antes danos tu fuerza para que venzamos al mal a fuerza de bien.

Tú que, al ser bautizado en el Jordán, fuiste ungido con el Espíritu Santo,
—asístenos durante este día, para que actuemos movidos por este mismo Espíritu de santidad.

Por Jesús nos llamamos y somos hijos de Dios; por ello, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien, siembra en nuestros corazones el amor
de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en
nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
San Gil
1 de Setiembre
Gil fue un monje medieval, formado en Carracedo -tal vez a la sombra de San Florencio a mediados del siglo XII- enviado más tarde a San Martín de Castañeda seguramente para reformar la vida monástica en aquel monasterio. Allí permaneció algunos años, hasta que lo destinaron a un priorato propio del monasterio, llamado Santa Cruz de Casayo, sito en plena montaña entre Galicia y León.

Allí permaneció varios años, atendiendo a los fieles que vivían en aquellos contornos, pero sintiendo fuerte el carisma de la vida eremítica, con permiso de sus superiores, se retiró a la aspereza de las montañas contiguas, en compañía de otro monje, donde vivieron de ermitaños, cada cual en su propia ermita, a escasa distancia uno de otro.
Hay algunos autores que admiten, en los últimos años de su vida, la intervención de una sierva, compañera inseparable del santo, que sin duda le proporcionaba alimento como su leche, como sucedió al santo del mismo nombre. Así lo afirma el principal biógrafo del santo, fray Ambrosio Alonso, monje orensano, abad de distintos monasterios y por fin general reformador de la orden, quien afirma: “Hallándose varios casos paralelos recibidos sin contradicción en las Actas de diferentes santos, y no hallándose particular dificultad en que Dios honrase a nuestro santo con la repetición de este suceso, en donde tanto abundaba y aún abunda la especia de estos brutos; bien podemos dejarle poseer de buena fe su cierva”.

Ambos solitarios perseveraron en el nuevo estado de vida, hasta que Dios llamó para sí a San Gil, y su compañero dejó constancia de su vida en una inscripción que durante siglos se conservó en la ermita. No es posible concretar fechas sobre la existencia y desarrollo de la vida del santo. Podemos situar su existencia en la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Quien más ha profundizado en su vida fue el citado monje de Carracedo, fray Ambrosio Alonso, aunque tiene grandes lagunas.
En el siglo XVI, un sacerdote de Casayo, queriendo honrar mejor la memoria de San Gil, derribó la capilla primitiva -la misma que el santo había edificado- y levantó otra más suntuosa, que es la que, con notables reformas posteriores ha llegado hasta nosotros. Los monjes de Carracedo lo han venerado como uno de sus santos más distinguidos. Su imagen, un relieve con la efigie del santo, está vestida con el hábito blanco de los monjes cistercienses. Una inscripción dice: “San Gil, monje de Carracedo, abad de San Martín de Castañeda y eremita en Casayo”. Hoy se halla este relieve en la ermita de San Roque en Cacabelos.

También en el pueblo de Galende, en las inmediaciones del lago de Sanabria, recibe fervoroso culto, en una ermita que le está dedicada. Fue erigida en agradecimiento por un gran favor otorgado a un vecino del pueblo, quien, hallándose completamente ciego, recobró la vista, luego de encomendarse al santo. De aquí proviene que se le invoque de manera especial en esta enfermedad. 

LAS LECTURAS DEL DOMINGO 1 DE SEPTIEMBRE 2019


Lecturas del Domingo 22º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Domingo, 1 de septiembre de 2019
Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (3,17-18.20.28-29):

Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres,
y te querrán más que al hombre generoso.
Cuanto más grande seas, más debes humillarte,
y así alcanzarás el favor del Señor.
«Muchos son los altivos e ilustres,
pero él revela sus secretos a los mansos».
Porque grande es el poder del Señor
y es glorificado por los humildes.
La desgracia del orgulloso no tiene remedio,
pues la planta del mal ha echado en él sus raíces.
Un corazón prudente medita los proverbios,
un oído atento es el deseo del sabio.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 67,4-5ac.6-7ab.10-11

R/.
 Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

V/. Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre;
su nombre es el Señor. R/.

V/. Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

V/. Derramaste en tu heredad,
oh, Dios, una lluvia copiosa,
aliviaste la tierra extenuada;
y tu rebaño habitó en la tierra
que tu bondad, oh, Dios,
preparó para los pobre. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (12,18-19.22-24a):

Hermanos:
No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando.
Vosotros, os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

Palabra de Dios

Domingo, 1 de septiembre de 2019
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,1.7-14):

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

Palabra del Señor

viernes, 30 de agosto de 2019

COMPLETA ORACIÓN ANTES DE IR A LA CAMA

COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL
 
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
EXAMEN DE CONCIENCIA 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.
Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.
SALMODIA

Ant 1. 
Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS. 
Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.
Ant 2. Durante la noche, bendecid al Señor.
Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO
Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:

Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.
LECTURA BREVE   Dt 6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
RESPONSORIO BREVE

V. 
En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACION
OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN

V. 
El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.R. Amén.
ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

VÍSPERAS ORACIÓN AL FINAL DEL DÍA

TIEMPO ORDINARIO
SÁBADO DE LA SEMANA XXI
De la Feria. Salterio I. I Vísperas del Domingo XXII del Tiempo Ordinario.

31 de agosto


I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: ¿QUIÉN ES ÉSTE QUE VIENE?
¿Quién es éste que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?

Éste es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección.

Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos.

Este es Cristo, el Señor,
que venció nuestra muerte
con su resurrección. Amén.
SALMODIA

Ant 1. 
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Salmo 118, 105-112 - HIMNO A LA LEY DIVINA
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.
Ant 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
LECTURA BREVE   Col 1, 3-6a
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros.
RESPONSORIO BREVE

V. 
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
V. Su gloria se eleva sobre los cielos.R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu SantoR. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. 
Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque él revela sus secretos a los humildes.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque él revela sus secretos a los humildes.
PRECES
Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

Padre lleno de amor, te pedimos por el papa Francisco y por nuestro obispo N.;
protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.

Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
para que así tengan también parte en su consuelo.

Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse
y haz que encuentren pronto el hogar que desean.

Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra
para que a nadie falte el pan de cada día.
Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor, ten piedad de los difuntos
y ábreles la puerta de tu mansión eterna.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...

ORACION
Oh Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN

V. 
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.