DANDO Y RECIBIENDO
El Ángel anunció a María...
Musica Para el Alma
lunes, 23 de diciembre de 2024
LUCAS 1,67-79 CICLO C
Lecturas del Feria de Adviento
(24 de diciembre)
24 Dic 2024
Evangelio
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):
En
aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó
diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
Palabra
del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
*Libres
de temor*
*Para el
Señor, cualquier excusa es válida, contar de sacar mi vida del peligro, de la
oscuridad, de la falta de sinceridad. Él sabe que cuando estoy debajo del
temor, cuando el miedo tiene el control de mi vida, sufro y hago sufrir a las
personas que están cerca de mí. La buena noticia es que el Señor, llega a mi
vida como el sol a la tierra, con la capacidad de alumbrar aquellas oscuridades
que me hacen daño y me llena de la luz que nace de lo alto y cuando soy
iluminado por su luz, me regala la gracia de poder amar, perdonar y de hacer
bien, el bien*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL MARTES 24
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*24 de diciembre, feria*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Hoy sabréis que vendrá el Señor, y mañana veréis su gloria.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis
obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy sabréis que vendrá el Señor, y mañana veréis su gloria.
Himno
Ya muy cercano, Emmanuel
hoy te presiente Israel,
que en triste exilio vive ahora
y redención de ti implora.
Ven ya, del cielo resplandor,
Sabiduría del Señor,
pues con tu luz, que el mundo ansía,
nos llegará nueva alegría.
Llegando estás, Dios y Señor,
del Sinaí legislador,
que la ley santa promulgaste
y tu poder allí mostraste.
Ven, Vara santa de Jesé,
contigo el pueblo a lo que fue
volver espera, pues aún gime
bajo el cruel yugo que lo oprime.
Ven, Llave de David, que al fin
el cielo abriste al hombre ruin
que hoy puede andar libre su vía,
con la esperanza del gran día.
Aurora tú eres que, al nacer,
nos trae nuevo amanecer,
y, con tu luz, viva esperanza
el corazón del hombre alcanza.
Rey de la gloria, tu poder
al enemigo ha de vencer,
y, al ayudar nuestra flaqueza,
se manifiesta tu grandeza. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las
ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo,
Israel.
Salmo 100
Propósitos de un príncipe justo
Si me amáis, guardaréis mis
mandamientos. (Jn 14,15)
Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí?
Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.
Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá.
No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.
Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.
Antífona 2: Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Dn 3,26-29.34-41
Oración de Azarías en el horno
Arrepentíos y convertíos para que se
borren vuestros pecados. (Hch 3,19)
Bendito eres, Señor, Dios de nuestros
padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.
Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.
Porque hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abrahán, tu amigo;
por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.
Que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.
Antífona 3: «Mañana será el día de vuestra salvación», dice el Señor, Dios de los ejércitos.
Salmo 143,1-10
Oración por la victoria y la paz
Todo lo puedo en aquél que me conforta.
(Flp 4,13)
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.
Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.
Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.
Lectura Breve
Is 11, 1-3ª
Brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz brotará un vástago. Sobre él se posará
el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de
fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor.
Responsorio Breve
V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra.
V. Y sobre nosotros reinará el Salvador del mundo.
R. Quedará borrada la iniquidad de la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Mañana quedará borrada la iniquidad de
la tierra.
V. El Señor anuncia su palabra a Jacob.
R. Sus decretos y mandatos a Israel.
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías 51, 17-52,
2. 7-10
JERUSALÉN ES EVANGELIZADA
¡Despierta, despierta! ¡Levántate,
Jerusalén! Tú, que has bebido de mano del Señor la
copa de su ira. El cáliz del vértigo has bebido hasta vaciarlo. No hay quien la
guíe de entre
todos los hijos que ha dado a luz, no hay quien la tome de la mano de entre
todos los
hijos que ha criado.
Esos dos males te han acaecido —¿quién te consuela?—: saqueo y quebranto,
hambre
y espada —¿quién te consuela?—. Tus hijos desfallecen, yacen, en la esquina de
todas las
calles como antílope en la red, llenos de la ira del Señor, de la amenaza de tu
Dios.
Por tanto, escucha esto, pobrecilla, ebria, pero no de vino. Así dice tu Señor,
el Señor,
tu Dios, defensor de tu pueblo: Mira que yo te quito de la mano la copa del
vértigo, el
cáliz de mi ira; ya no tendrás que seguir bebiéndolo.
Yo lo pondré en la mano de los que te afligían, de los que a ti misma te
decían:
«Póstrate para que pasemos», y tú pusiste tu espalda como suelo y como calle de
los que
pasaban.
¡Despierta, despierta! ¡Revístete de tu fortaleza, Sión! ¡Vístete tus ropas de
gala,
Jerusalén, Ciudad Santa! Porque no volverán a entrar en ti incircuncisos ni impuros.
Sacúdete el polvo, levántate, cautiva Jerusalén, líbrate de las ligaduras de tu
cerviz,
cautiva hija de Sión.
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,
que
trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios!»
Escucha: Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus
propios ojos
ven el retorno del Señor a Sión.
Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque ha
consolado el
Señor a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha desnudado el Señor su santo
brazo a los
ojos de todas las naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la
salvación de nuestro
Dios.
Responsorio Cf. Ex 19,
10. 11; Dt 7, 15; cf. Dn 9, 24
R. Purificaos, hijos de Israel: porque mañana descenderá el
Señor, * y alejará de vosotros
toda enfermedad.
V. Mañana quedará borrada la iniquidad de la tierra y sobre vosotros
reinará el Salvador
del mundo.
R. Y alejará de vosotros toda enfermedad.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999)
LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO
Despierta, hombre: por ti Dios se hizo
hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su
luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre.
Estarías muerto para siempre, si él no
hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del
pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías
condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia.
Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a
tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido
sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte.
Celebremos, pues, con alegría la venida de
nuestra salvación y redención. Celebremos este día de fiesta, en el cual el
grande y eterno Día, engendrado por el que también es grande y eterno Día, vino
al día tan breve de esta nuestra vida temporal.
Él se ha hecho para nosotros justicia,
santificación y redención. y así -como dice la Escritura- «el que se gloría que
se gloríe en el Señor.»
La verdad brota, realmente, de la tierra,
pues Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de la Virgen. Y la justicia mira
desde el cielo, pues nadie es justificado por si mismo, sino por su fe en aquel
que por nosotros ha nacido. La verdad brota de la tierra, porque la Palabra se
hizo carne. Y la justicia mira desde el cielo, porque toda dádiva preciosa y
todo don perfecto provienen de arriba. La verdad brota de la tierra, es decir,
la carne de Cristo es engendrada en María. Y la justicia mira desde el cielo,
porque nadie puede apropiarse nada, si no le es dado del cielo.
Ya que hemos recibido la justificación por
la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia y la paz se besan. Por medio
de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos
obtenido el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la
esperanza de la gloria de Dios. Fíjate que no dice «nuestra gloria», sino la
gloria de Dios, porque la justicia no procede de nosotros, sino que mira desde
el cielo. Por ello el que se gloría que se gloríe no en sí mismo, sino en el
Señor.
Por eso también, cuando el Señor nació de
la Virgen, los ángeles entonaron este himno: Gloria a Dios en el cielo, y en la
tierra paz a los hombres que ama el Señor.
¿Cómo vino la paz a la tierra? Sin duda
porque la verdad brota de la tierra, es decir, Cristo nace de María. Él es
nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, para que todos
seamos hombres de buena voluntad, unidos unos a los otros con el suave vínculo
de la unidad. Alegrémonos, pues, por este don, para que nuestra gloria sea el
testimonio que nos da nuestra conciencia; y así nos gloriaremos en el Señor, y
no en nosotros. Por eso dice el salmista: Tú eres mi gloria, tú mantienes alta
mi cabeza.
¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios?
Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se
hiciera hijo de Dios.
Busca dónde está tu mérito, busca de dónde
procede, busca cuál es tu justicia: y verás que no puedes encontrar otra cosa
que no sea pura gracia de Dios.
RESPONSORIO Is 11, 1. 5. 2
R. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y
de su raíz brotará un vástago. * La justicia será el ceñidor de su cintura, y
la lealtad el cinturón de sus caderas.
V. Sobre él se posará el espíritu del
Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de
fortaleza.
R. La justicia será el ceñidor de su
cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas
(1,67-79)*
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y
profetizó diciendo:
«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,
porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza”
y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,
anunciando a su pueblo la salvación
por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A María le llegó el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz a su Hijo
primogénito.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1,
68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros
enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo
con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre
Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del
Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro
Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A María le llegó el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz a su Hijo
primogénito.
PRECES
Hermanos, oremos con todo nuestro espíritu
a Cristo redentor, que vendrá con gran poder y gloria, y digámosle:
Ven, Señor Jesús.
Señor Jesucristo, que vendrás con poder
desde el cielo,
mira nuestra pequeñez y haz que seamos
dignos de tus dones.
Tú que viniste a anunciar la Buena Noticia
a los hombres,
danos fuerza para que también nosotros
anunciemos el Evangelio a nuestros hermanos.
Tú que desde el trono del Padre todo lo
gobiernas,
haz que aguardemos con alegría la dicha que
esperamos, tu aparición gloriosa.
Consuélanos, Señor, con los dones de tu
divinidad,
a los que anhelamos la gracia de tu venida.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Pidamos que el reino de Dios llegue a todos
los hombres:
Padre nuestro...
ORACION
Jesús, Señor nuestro, ven pronto, no tardes
más, para que se reanimen con tu venida los que confían en tu amor. Tú que
vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: HOY NACE EL SOL DIVINAL.
Hoy nace el sol divinal
de la Virgen sin mancilla;
hoy el eterno se humilla
y se hace hombre mortal.
Hoy la reina celestial
pare al rey del firmamento,
sin recibir detrimento
su pureza virginal.
Adórote, Verbo eterno,
Hijo del muy alto Padre,
nacido de pobre madre
en la yema del invierno.
Gracias te doy, Niño tierno,
pues con tu divinidad
juntaste mi humanidad,
por librarme del infierno. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Rey de la paz ha sido glorificado
y toda la tierra desea contemplar su rostro.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Rey de la paz ha sido glorificado y
toda la tierra desea contemplar su rostro.
Ant 2. Envía su mensaje a la tierra, y su
palabra corre veloz.
Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus
puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Envía su mensaje a la tierra, y su
palabra corre veloz.
Ant 3. El que era la Palabra substancial
del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha anonadado a sí mismo,
haciéndose carne por nosotros.
Cántico: CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU
MISTERIO PASCUAL - Flp 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla
se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que era la Palabra substancial del
Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha anonadado a sí mismo, haciéndose
carne por nosotros.
LECTURA BREVE Ga 4, 4-5
Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a
su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que
estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.
RESPONSORIO BREVE
V. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
V. Y mañana veréis su gloria.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
R. Hoy sabréis que vendrá el Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando salga el sol, veréis al Rey de
reyes, que viene del Padre, como el esposo que sale de su alcoba.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL
SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por
siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando salga el sol, veréis al Rey de
reyes, que viene del Padre, como el esposo que sale de su alcoba.
PRECES
Adoremos a Cristo, que se anonadó a sí
mismo y tomó la condición de esclavo, probado en todo exactamente como
nosotros, menos en el pecado, y supliquémosle con fe ardiente, diciendo:
Por tu nacimiento, socorre Señor, a quienes
has redimido.
Tú que al entrar en el mundo has inaugurado
el tiempo nuevo anunciado por los profetas,
haz que tu Iglesia se rejuvenezca
siempre.
Tú que asumiste las debilidades de los
hombres,
dígnate ser luz para los que no ven, fuerza
para los débiles, consuelo para los tristes.
Tú que naciste pobre y humilde,
mira con amor a los pobres y dígnate
consolarlos.
Tú que anuncias a todos la alegría de una
vida sin fin por tu nacimiento terreno,
alegra a los agonizantes con la esperanza
de un nacimiento a una vida eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que descendiste al mundo para que los
hombres pudiesen ascender al cielo,
admite en tu gloria a todos los difuntos.
Porque Dios ha infundido en nuestros
corazones un espíritu filial, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que cada año nos alegras con
la festividad llena de esperanza de nuestra redención, concédenos que así como
ahora acogemos a tu Hijo llenos de júbilo como redentor, así también lo
recibamos llenos de confianza cuando vuelva como juez. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo
mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.