Musica Para el Alma
lunes, 30 de junio de 2025
MATEO 8,23-27 CICLO C
Lecturas
del Martes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
01 Jul 2025
Evangelio de hoy
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,23-27)*
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos
lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca
desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos,
que nos hundimos!»
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le
obedecen!»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
*Se acercaron los discípulos y lo despertaron,
gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!*
*Cuando estamos con Jesús, tenemos que estar
siempre pendiente de que hay momentos en los que seremos sorprendido por
fuerzas que son superiores a nosotros y situaciones que no podemos controlar. Y
podemos tener la tentación de pensar que somos personas que estamos a su
servicio, y cuando miramos a nuestro alrededor y vemos que nos llegan
situaciones y cosas que no podemos controlar, sentimos que el Señor esta dentro
de nosotros, pero como que no actúa y como está pero duerme, y le preguntamos
con un timbre de voz, que no es el más adecuado y le decimos ¿Señor, pero es
que no te importa lo que me está pasando?, y el Señor
cuando despierta me dice porque dudas de mí: No sabes que todo obra para bien, confía*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL MARTES 1
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*MARTES
SEMANA I*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Señor, al gran Rey, venid,
adorémosle.
Himno: AL CANTO DE LOS GALLOS.
Al canto de los gallos
viene la aurora;
los temores se alejan
como las sombras.
¡Dios, Padre nuestro,
en tu nombre dormimos
y amanecemos!
Como luz nos visitas,
Rey de los hombres,
como amor que vigila
siempre de noche;
cuando el que duerme
bajo el signo del sueño
prueba la muerte.
Del sueño del pecado
nos resucitas,
y es señal de tu gracia
la luz amiga.
¡Dios que nos velas!,
tú nos sacas por gracia
de las tinieblas.
Gloria al Padre y al Hijo,
gloria al Espíritu,
al que es paz, luz y vida,
al Uno y Trino;
gloria a su nombre
y al misterio divino
que nos lo esconde. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del
Señor.
Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El hombre de manos inocentes y puro
corazón subirá al monte del Señor.
Ant 2. Ensalzad con vuestras obras al rey
de los siglos.
Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10
Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.
Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.
Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.
Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.
Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.
Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.
Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.
Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ensalzad con vuestras obras al rey
de los siglos.
Ant 3. El Señor merece la alabanza de los
buenos.
Salmo 32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:
que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor merece la alabanza de los
buenos.
LECTURA BREVE Rm 13, 11b. 12-13a
Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima;
desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de
la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
V. El
Señor hace caminar a los humildes con rectitud.
R. Enseña
su camino a los humildes.
PRIMERA LECTURA
Del primer libro de
Samuel 9,1-6.14—10,1
SAÚL, ELEGIDO REY, ES UNGIDO POR SAMUEL
En aquellos días, había un hombre de Loma de
Benjamín, llamado Quis, hijo de Abiel, de Seror, de Becorá, de Afiaj,
benjaminita, de buena posición. Tenía un hijo que se llamaba Saúl, un mozo bien
plantado; era el israelita más alto: sobresalía por encima de todos, de los
hombros arriba. A su padre, Quis, se le habían extraviado unas burras; y dijo a
su hijo Saúl:
«Llévate a uno de los criados y vete a buscar las burras.»
Cruzaron la serranía de Efraím y atravesaron la comarca de Salisá, pero no las
encontraron. Atravesaron la comarca de Saalín, y nada. Atravesaron la comarca
de Benjamín, y tampoco. Cuando llegaron a la comarca de Suf, Saúl dijo al
criado que iba con él:
«Vamos a volvernos, no sea que mi padre prescinda de las burras y empiece a
preocuparse por nosotros.»
Pero el criado repuso:
«Precisamente en ese pueblo hay un hombre de Dios de gran fama; lo que él dice
sucede sin falta. Vamos allá. A lo mejor nos orienta sobre lo que andamos
buscando.»
Subieron al pueblo. Y, justamente cuando entraban en el pueblo, se encontró con
ellos Samuel, según salía para subir al altozano. El día antes de llegar Saúl,
el Señor había revelado a Samuel:
«Mañana te enviaré un hombre de la región de Benjamín, para que lo unjas como
jefe de mi pueblo, Israel, y libre a mi pueblo de la dominación filistea;
porque he visto la aflicción de mi pueblo, sus gritos han llegado hasta mí.»
Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le avisó:
«Ese es el hombre de quien te hablé; ése regirá a mi pueblo.»
Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo:
«Haz el favor de decirme dónde está la casa del vidente.»
Samuel le respondió:
«Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano; hoy coméis conmigo y mañana
te dejaré marchar y te diré todo lo que piensas. Por las burras que se te
perdieron hace tres días, no te preocupes, que ya aparecieron. Además, ¿a quién
anhela todo Israel? A ti y a la familia de tu padre.»
Saúl respondió:
«¡Si yo soy de Benjamín, la menor de las tribus de Israel! Y, de todas las
familias de Benjamín, mi familia es la menos importante. ¿Por qué me dices
eso?»
Entonces, Samuel tomó a Saúl y a su criado, los hizo entrar en el comedor y los
puso en la presidencia de los convidados, unas treinta personas. Luego, dijo al
cocinero:
«Trae la ración que te encargué, la que te dije que apartases.»
El cocinero tomó la pierna y la cola del animal sacrificado, y se lo sirvió a
Saúl. Samuel dijo:
«Ahí tienes lo que te reservaron; come, que te lo han guardado para esta
ocasión, para que lo comas con los convidados.»
Así, pues, Saúl comió aquel día con Samuel. Después, bajaron del altozano hasta
el pueblo, prepararon la cama a Saúl en la azotea, y se acostó. Al despuntar el
sol, Samuel fue a la azotea a llamarlo:
«Levántate, que voy a despedirte.»
Saúl se levantó, y los dos, él y Samuel, salieron de casa. Cuando habían bajado
hasta las afueras, Samuel le dijo:
«Dile al criado que vaya delante; tú párate un momento y te comunicaré la
palabra de Dios.»
Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo:
«El Señor te unge como jefe de su heredad, de su pueblo, Israel; tú gobernarás
el pueblo del Señor, tú lo salvarás de los enemigos vecinos. Y ésta será para
ti la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad.»
RESPONSORIO 1S 10, 1; Sal 44, 5
R. El Señor te unge como jefe de su
heredad, de su pueblo, Israel; * tú lo salvarás de
los enemigos.
V. Es tu gala y tu orgullo; cabalga
victorioso por la verdad y la justicia.
R. Tú lo salvarás de los enemigos.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo.
(Sermón 47, Sobre las ovejas, 12-14: CCL 41, 582-584)
SI BUSCARE AGRADAR A LOS HOMBRES, NO SERIA SIERVO DE CRISTO
Esta es nuestra gloria: el testimonio de nuestra conciencia. Hay hombres que
juzgan temerariamente, que son detractores, chismosos, murmuradores, que se
empeñan en sospechar lo que no ven, que se empeñan incluso en pregonar lo que
ni sospechan; contra esos tales, ¿qué recurso queda sino el testimonio de
nuestra conciencia? Y ni aun en aquellos a los que buscamos agradar, hermanos,
buscamos nuestra propia gloria, o al menos no debemos buscarla, sino más bien
su salvación, de modo que, siguiendo nuestro ejemplo, si es que nos comportamos
rectamente, no se desvíen. Que sean imitadores nuestros, si nosotros lo somos
de Cristo; y si nosotros no somos imitadores de Cristo, que tomen al mismo
Cristo por modelo. Él es, en efecto, quien apacienta su rebaño, él es el único
pastor que lo apacienta por medio de los demás buenos pastores, que lo hacen
por delegación suya.
Por tanto, cuando buscamos agradar a los hombres, no buscamos nuestro propio
provecho, sino el gozo de los demás, y nosotros nos gozamos de que les agrade
lo que es bueno, por el provecho que a ellos les reporta, no por el honor que
ello nos reporta a nosotros. Está bien claro contra quiénes dijo el Apóstol: Si
buscare agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. Como también está
claro a quiénes se refería al decir: Procurad agradar a todos en todo, como
también yo procuro agradar a todos en todo. Ambas afirmaciones son límpidas,
claras y transparentes. Tú limítate a pacer y beber, sin pisotear ni enturbiar.
Conocemos también aquellas palabras del Señor Jesucristo, maestro de los
apóstoles: Alumbre vuestra luz a los hombres para que, viendo vuestras buenas
obras, den gloria a vuestro Padre celestial, esto es, al que os ha hecho tales.
Nosotros somos su pueblo, el rebaño que él guía. Por lo tanto, él ha de ser
alabado, ya que él es de quien procede la bondad que pueda haber en ti, y no
tú, ya que de ti mismo no puede proceder más que maldad. Sería contradecir a la
verdad si quisieras ser tú alabado cuando haces algo bueno, y que el Señor
fuera vituperado cuando haces algo malo. El mismo que dijo: Alumbre vuestra luz
a los hombres, dijo también en la misma ocasión: No hagáis vuestra justicia
delante de los hombres. Y del mismo modo que estas palabras te parecían
contradictorias en boca del Apóstol, así también en el Evangelio. Pero si no
enturbias el agua de tu corazón, también en ellas reconocerás la paz de las
Escrituras, y participarás tú también de su misma paz.
Procuremos, pues, hermanos, no sólo vivir rectamente, sino también obrar con
rectitud delante de los hombres, y no sólo preocuparnos de tener la conciencia
tranquila, sino también, en cuanto lo permita nuestra debilidad y la vigilancia
de nuestra fragilidad humana, procuremos no hacer nada que pueda hacer
sospechar mal a nuestro hermano más débil, no sea que comiendo hierba limpia y
bebiendo un agua pura pisoteemos los pastos de Dios, y las ovejas más débiles
tengan que comer una hierba pisoteada y beber un agua enturbiada.
RESPONSORIO Flp 2, 2. 3-4; 1Ts 5, 14. 15
R. Dadme
esta gran alegría: Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo
sentir; dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los
demás. * No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de
los demás.
V. Sostened
a los débiles, tened paciencia con todos; procurad siempre el bien entre
vosotros y para con todos.
R. No
os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(8,23-27)*
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De
pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las
olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos,
que nos hundimos!»
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le
obedecen!»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había
predicho por boca de sus santos profetas.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha suscitado el Señor una
fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus santos profetas.
PRECES
Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial,
bendigamos por ello a Jesús, el pontífice de nuestra fe, y supliquémosle
diciendo:
Escúchanos, Señor.
Señor Jesús, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real,
haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.
Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos
para que por la fuerza del Espíritu Santo nosotros permanezcamos en ti y tú en
nosotros.
Danos tu sabiduría eterna
para que permanezca con nosotros y con nosotros trabaje.
Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
y fuente de esperanza para los decaídos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que
Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Escucha, Señor, nuestra oración matutina y con la luz de tu
misericordia alumbra la oscuridad de nuestro corazón: para que, habiendo sido
iluminados por tu claridad, no andemos nunca tras las obras de las tinieblas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
MARTES SEMANA
I
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: NOS DIJERON DE NOCHE.
Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo;
La noche entera,
la pasamos queriendo
mover la piedra.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
No supieron contarlo
los centinelas,
nadie supo la hora
ni la manera;
antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto;
la fe velando,
para verte de noche
resucitando.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor da la victoria a su Ungido.
Salmo 19 - ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.
Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;
que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.
Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.
Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.
Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.
Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.
Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor da la victoria a su
Ungido.
Ant 2. Al son de instrumentos cantaremos
tu poder.
Salmo 20, 2-8. 14 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.
Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al son de instrumentos cantaremos
tu poder.
Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un
reino de sacerdotes para nuestro Dios.
LECTURA BREVE 1Jn 3, 1a. 2
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo
somos! Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado
lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
RESPONSORIO BREVE
V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que
el cielo.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
+Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador.
PRECES
Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, su pueblo
adquirido, y supliquémosle diciendo:
Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.
Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que
las gobiernan:
que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la
paz.
Tú que al subir al cielo llevaste contigo una gran multitud de cautivos,
devuelve la libertad de los hijos de Dios a nuestros hermanos que sufren
esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.
Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.
Que los niños imiten tu ejemplo
y crezcan siempre en sabiduría y en gracia.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acoge a los difuntos en tu reino,
donde también nosotros esperamos reinar un día contigo.
Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:
Padre nuestro...
ORACION
Te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, porque has permitido
que lleguemos a esta noche; te pedimos aceptes con agrado el alzar de nuestras
manos como ofrenda de la tarde. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive
y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL MARTES 1 DE JULIO 2025
Lecturas del Martes de la
XIII Semana del Tiempo Ordinario
01 Jul 2025
Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis (19,15-29):
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot:
«Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa
de Sodoma.»
Y, como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos
hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la
ciudad.
Una vez fuera, le dijeron: «Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la
vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.»
Lot les respondió: «No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis
salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo
en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una
ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es
pequeña, salvaré allí la vida.»
Le contestó: «Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa,
ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.»
Por eso la ciudad se llama La Pequeña. Cuando Lot llegó a La Pequeña, salía el
sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y
Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las
ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en
estatua de sal. Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el
Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y
vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando Dios
destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido
Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 25,2-3.9-10.11-12
R/. Tengo ante los ojos, Señor, tu
bondad
Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad. R/.
No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos. R/.
Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor. R/.
Lecturas
del Martes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
01 Jul 2025
Evangelio de hoy
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,23-27)*
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos
lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca
desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos,
que nos hundimos!»
Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le
obedecen!»
Palabra del Señor
*Que la Paz del Señor llegue primero a
vuestros corazones antes que mis palabras*
*Se acercaron los discípulos y lo despertaron,
gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!*
*Cuando estamos con Jesús, tenemos que estar
siempre pendiente de que hay momentos en los que seremos sorprendido por
fuerzas que son superiores a nosotros y situaciones que no podemos controlar. Y
podemos tener la tentación de pensar que somos personas que estamos a su
servicio, y cuando miramos a nuestro alrededor y vemos que nos llegan
situaciones y cosas que no podemos controlar, sentimos que el Señor esta dentro
de nosotros, pero como que no actúa y como está pero duerme, y le preguntamos
con un timbre de voz, que no es el más adecuado y le decimos ¿Señor, pero es
que no te importa lo que me está pasando?, y el Señor
cuando despierta me dice porque dudas de mí: No sabes que todo obra para bien, confía*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
domingo, 29 de junio de 2025
MATEO 8,18-22
Lecturas
del Lunes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
30 Jun 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,18-22)*
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba
mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla.
Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los
muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
《Tú, sígueme》
*Cuando
tengo dificultades o problemas, que no están a mi alcance resolverlo, le
prometo al Señor, que si me ayuda lo seguiré donde quiera, y cuando las cosas
me comienzan a salir bien, no me alcanza el tiempo, ni para leer las
Escrituras. La buena noticia para mi es que cuando el Señor me dice “Tú,
Sígueme”: no soy yo quien se ofrece, es el Señor, quien me llama. Al principio
esta palabra la sentí muy dura, porque soy afectivo y apegado a todo lo que
tengo, pero recordé que, para llegar a la verdadera y auténtica fe, hay que
dejar todo, y renunciar a todo. El Señor me invita a
vivir dentro de su gracia, de su amor, a vivir de la esperanza que viene de él*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DEL LUNES 30
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*LUNES SEMANA
I*
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor
dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor
dándole gracias.
Himno: DEJADO YA EL DESCANSO DE LA NOCHE
Dejado ya el descanso de la noche,
despierto en la alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine
como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día
que entre luces y sombras viviré,
pero sé que, si tú vienes conmigo,
no fallará mi fe.
Tal vez me esperen horas de desierto
amargas y sedientas, mas yo sé
que, si vienes conmigo de camino,
jamás yo tendré sed.
Concédeme vivir esta jornada
en paz con mis hermanos y mi Dios,
al sentarnos los dos para la cena,
párteme el pan, Señor.
Recibe, Padre santo, nuestro ruego,
acoge por tu Hijo la oración
que fluye del Espíritu en el alma
que sabe de tu amor. Amén.
SALMODIA
Ant 1. A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Salmo 5, 2-10. 12-13 - ORACIÓN DE LA MAÑANA DE UN JUSTO PERSEGUIDO
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.
Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.
En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.
Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti te suplico, Señor; por la
mañana escucharás mi voz.
Ant 2. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Cantico: SÓLO A DIOS HONOR Y GLORIA 1Cro 29, 10-13
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alabamos, Dios nuestro, tu nombre
glorioso.
Ant 3. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
Salmo 28 - MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria hace oír su trueno,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.
Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
El trono del Señor está encima de la tempestad,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Postraos ante el Señor en el atrio
sagrado.
LECTURA BREVE 2Ts 3, 10b-13
Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay
entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero
metiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor
Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan. Vosotros,
hermanos, no os canséis de hacer el bien.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
PRIMERA
LECTURA
Del primer libro de Samuel 7,15-8,22
ISRAEL QUIERE TENER UN REY
Samuel fue juez de Israel hasta su muerte. Todos los años, visitaba Betel,
Guilgal y Atalaya, allí gobernaba a Israel. Luego volvía a Ramá, donde tenía su
casa y solía ejercer sus funciones. Allí edificó un altar al Señor.
Cuando Samuel llegó a viejo, nombró a sus hijos jueces de Israel. El hijo mayor
se llamaba Joel y el segundo Abías; ejercían el cargo en Berseba. Pero no se
comportaban como su padre; atentos sólo al provecho propio, aceptaban sobornos
y juzgaban contra justicia. Entonces, los ancianos de Israel se reunieron y
fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. Le dijeron:
«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey
que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.»
A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a
orar al Señor. El Señor le respondió:
«Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no
me quieren por rey. Como me trataron desde el día que los saqué de Egipto,
abandonándome para servir a otros dioses, así te tratan a ti. Hazles caso; pero
adviérteles bien claro, explícales los derechos del rey.»
Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey:
«Éstos son los derechos del rey que os regirá: A vuestros hijos los llevará
para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan
delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como
aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de
armamentos y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará
como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores
olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y
vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y
ministros. A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes se
los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá
diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! Entonces, gritaréis contra el
rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.»
El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:
«No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que
nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra.»
Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. El Señor le
respondió:
«Hazles caso y nómbrales un rey.»
Entonces, Samuel dijo a los israelitas:
«¡Cada uno a su pueblo!»
RESPONSORIO 1S 10, 19; Is 33, 22
R. Vosotros habéis rechazado hoy a vuestro
Dios, * el que os salvó de todas las desgracias y peligros.
V. El Señor nos gobierna, el Señor nos da leyes,
el Señor es nuestro rey.
R. El que os salvó de todas las desgracias y
peligros.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo.
(Sermón 47, Sobre las ovejas, 1. 2. 3. 6: CCL 41, 572-573. 575-576)
EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS, Y NOSOTROS SU PUEBLO, EL REBAÑO QUE ÉL
GUÍA
Las palabras que hemos cantado expresan nuestra convicción de que somos rebaño
de Dios: Él es nuestro Dios, creador nuestro. El es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía. Los pastores humanos tienen unas ovejas que no
han hecho ellos, apacientan un rebaño que no han creado ellos. En cambio, nuestro
Dios y Señor, porque es Dios y creador, se hizo él mismo las ovejas que tiene y
apacienta. No fue otro quien las creó y él las apacienta, ni es otro quien
apacienta las que él creó.
Por tanto, ya que hemos reconocido en este cántico que somos sus ovejas, su
pueblo y el rebaño que él guía, oigamos qué es lo que nos dice a nosotros, sus
ovejas. Antes hablaba a los pastores, ahora a las ovejas. Por eso nosotros lo
escuchábamos, antes, con temor, vosotros, en cambio, seguros. ¿Cómo lo
escucharemos en estas palabras de hoy? ¿Quizás al revés, nosotros seguros y
vosotros con temor? No, ciertamente. En primer lugar porque, aunque somos
pastores, el pastor no sólo escucha con temor lo que se dice a los pastores,
sino también lo que se dice a las ovejas. Si escucha seguro lo que se dice a
las ovejas, es porque no se preocupa por las ovejas. Además, ya os dijimos
entonces que en nosotros hay que considerar dos cosas: una, que somos
cristianos, otra, que somos guardianes. Nuestra condición de guardianes nos coloca
entre los pastores, con tal de que seamos buenos. Por nuestra condición de
cristianos, somos ovejas igual que vosotros. Por lo cual, tanto si el Señor
habla a los pastores como si habla a las ovejas, tenemos que escuchar siempre
con temor y con ánimo atento.
Oigamos, pues, hermanos, en qué reprende el Señor a las ovejas descarriadas y
qué es lo que promete a sus ovejas. Y vosotras —dice—, mis ovejas. En primer
lugar, si consideramos, hermanos, qué gran felicidad es ser rebaño de Dios,
experimentaremos una gran alegría, aun en medio de estas lágrimas y
tribulaciones. Del mismo de quien se dice: Pastor de Israel, se dice también:
No duerme ni reposa el guardián de Israel. El vela, pues, sobre nosotros, tanto
si estamos despiertos como dormidos. Por esto, si un rebaño humano está seguro
bajo la vigilancia de un pastor humano, cuán grande no ha de ser nuestra
seguridad, teniendo a Dios por pastor, no sólo porque nos apacienta, sino
también porque es nuestro creador.
Y vosotras —dice—, mis ovejas, así dice el Señor Dios: Yo mismo juzgaré entre
oveja y oveja y entre carneros y machos cabríos. ¿A qué vienen aquí los machos
cabríos en el rebaño de Dios? En los mismos pastos, en las mismas fuentes,
andan mezclados los machos cabríos, destinados a la izquierda, con las ovejas,
destinadas a la derecha, y son tolerados los que luego serán separados. Con
ello se ejercita la paciencia de las ovejas, a imitación de la paciencia de
Dios. El es quien separará después, unos a la izquierda, otros a la derecha.
RESPONSORIO Jn 10, 27-28; Ez 34, 15
R. Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas
me siguen, y yo les doy vida eterna; * nunca
jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
V. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré
a reposar.
R. Nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará
de mis manos.
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Mateo
(8,18-22)*
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de
atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te
seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el
Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.»
Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
+Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu
Santo, y acudamos a él diciendo:
*Concédenos, Señor, tu Espíritu*.
Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia
para que, al llegar a la noche, podamos alabarte con gozo y limpios de pecado.
Que baje hoy a nosotros tu bondad
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz
para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones
y enriquécelos con toda clase de bienes.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Terminemos nuestra oración con la plegaria que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe;
para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti,
como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: LIBRA MIS OJOS DE LA MUERTE.
Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz, que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.
Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva,
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.
Haz que mi pie vaya ligero.
Da de tu pan y de tu vaso
al que te sigue, paso a paso,
por lo más duro del sendero.
Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.
Guarda mi fe del enemigo.
¡Tantos me dicen que estás muerto!
Y entre la sombra y el desierto
dame tu mano y ven conmigo. Amén
SALMODIA
Ant 1. El Señor se complace en los justos.
Salmo 10 - EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís:
«escapa como un pájaro al monte,
porque los malvados tensan el arco,
ajustan las saetas a la cuerda,
para disparar en la sombra contra los buenos?
Cuando fallan los cimientos,
¿qué podrá hacer el justo?»
Pero el Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo detesta.
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre,
les tocará en suerte un viento huracanado.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor se complace en los justos.
Ant 2. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Salmo 14 - ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
el que no retracta lo que juró
aún en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Ant 3. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN - Ef 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios nos ha destinado en la persona
de Cristo a ser sus hijos.
LECTURA BREVE Col 1, 9b-11
Llegad a la plenitud en el conocimiento de la voluntad de Dios, con toda
sabiduría e inteligencia espiritual. Así caminaréis según el Señor se merece y
le agradaréis enteramente, dando fruto en toda clase de obras buenas y
creciendo en el conocimiento de Dios. Fortalecidos en toda fortaleza, según el
poder de su gloria, podréis resistir y perseverar en todo con alegría.
RESPONSORIO BREVE
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Porque he pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Sáname, porque he pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi
humillación.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Proclama mi alma la grandeza del
Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PRECES
Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su
santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado:
Favorece a tu pueblo, Señor.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Congrega en la unidad a todos los cristianos:
para que el mundo crea en Cristo, tu enviado.
Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos:
que encuentren en ti, Señor, su verdadera felicidad.
Muestra tu amor a los agonizantes:
que puedan contemplar tu salvación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ten piedad de los que han muerto
y acógelos en el descanso de Cristo.
Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó Cristo:
Padre nuestro...
ORACION
Nuestro humilde servicio, Señor, proclame tu grandeza, y ya que
por nuestra salvación te dignaste mirar la humillación de la Virgen María, te
rogamos nos enaltezcas llevándonos a la plenitud de la salvación. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.