Musica Para el Alma
domingo, 29 de noviembre de 2020
EL ÁNGELUS
LAS LAUDES Y LAS VISPERAS DE SAN ANDRÉS APÓSTOL FIESTA
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
Laudes - San Andrés, apóstol 2020
Fiesta
Andrés, nacido en Betsaida,
fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le
presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante
Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que
había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición,
después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue
crucificado en Acaya.
El
siguiente es el formulario que corresponde a laudes de la liturgia de las horas
para San Andrés, apóstol el día, lunes, 30 de noviembre de 2020. Otras
celebraciones del día: LUNES I SEMANA DE
ADVIENTO .
Invitatorio
V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Antifona: Venid,
adoremos al Señor, rey de los apóstoles.
Salmo 94
Invitación
a la alabanza divina
Animaos los unos a los otros, día
tras día, mientras dure este «hoy». (Hb 3,13)
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
(Se repite la antífona)
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
(Se repite la antífona)
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
(Se repite la antífona)
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.
(Se repite la antífona)
Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.”»
(Se repite la antífona)
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona)
Laudes
Himno
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.
El amor hizo nuevas cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.
Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.
Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Uno de
los dos que había ido en seguimiento de Jesús era Andrés, el hermano de Simón
Pedro.
Salmo 62,
2-9
El alma
sedienta de Dios
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Antífona 2: El Señor
amó a Andrés con singular predilección.
Dn
3,57-88.56
Toda la
creación alabe al Señor
Alabad al Señor, sus siervos todos. (Ap 19,5)
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor;
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Antífona 3: Dijo
Andrés a su hermano Simón: «Hemos encontrado al Mesías»; y lo presentó a Jesús.
Salmo 149
Alegría de
los santos
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran por su
Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Lectura Breve
Ef 2, 19-22
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del
pueblo de Dios y
miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y
profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio
queda
ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por
él
también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios
por el
Espíritu.
Responsorio Breve
V. Los
nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Harán memorable tu nombre, Señor.
R. Sobre toda la tierra.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
V. Contaron
las alabanzas del Señor y su poder.
R. Y las maravillas que realizó.
Lecturas
Primera Lectura
De la primera carta del apóstol san
Pablo a los Corintios 1, 18-2, 5
LOS APÓSTOLES PREDICAN LA CRUZ
Hermanos: El mensaje de la cruz
es necedad para los que están en vías de perdición;
pero para los que están en vías de salvación —para nosotros— es fuerza de Dios.
Dice la
Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los
sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el letrado? ¿Dónde está el sofista
de
nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo?
Y, como en la sabiduría de Dios el mundo no lo conoció por el camino de la
sabiduría,
quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los
creyentes. Porque los
judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría. Pero nosotros predicamos a
Cristo
crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para
los llamados a
Cristo —judíos o griegos—: fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de
Dios es
más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Fijaos en vuestra asamblea: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni
muchos
poderosos, ni muchos nobles; todo lo contrario: lo necio del mundo lo ha
escogido Dios
para confundir a los sabios. Y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para
humillar el
poder. Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no
cuenta,
para anular a lo que cuenta; de modo que nadie puede gloriarse en presencia del
Señor.
Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para
nosotros
sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así —como dice la Escritura—
«el que se
gloría, que se gloríe en el Señor».
Cuando vine a vosotros, hermanos, a anunciaros el testimonio de Dios, no lo
hice con
sublime elocuencia ni sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber
cosa
alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y
temeroso; mi
palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la
manifestación
y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los
hombres,
sino en el poder de Dios.
Responsorio Cf. Mt 4, 18. 19
R. Caminando
por la ribera del mar de Galilea, vio el Señor a Pedro y a Andrés, que
estaban echando la red en el mar, y los llamó: * «Venid en pos de mí, y yo os haré
pescadores de hombres.»
V. Pues eran pescadores, y les dijo:
R. «Venid en pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres.»
Segunda Lectura
De las homilías de san Juan
Crisóstomo, obispo, sobre el evangelio de san Juan (Homilía 19,1: PG
59,120-121)
HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS
Andrés, después de permanecer con
Jesús y de aprender de él muchas cosas, no
escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en busca de su
hermano, para
hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano:
Hemos
encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta todo
lo que
había aprendido en tan breve espacio de tiempo? Pues, por una parte, manifiesta
el poder
del Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la
aplicación de
los discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban de estas cosas.
Son las
palabras de un alma que desea ardientemente la venida del Señor, que espera al
que
vendrá del cielo, que exulta de gozo cuando se ha manifestado y que se apresura
a
comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas
espirituales es señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero
afecto.
Pero advierte también, y ya desde el principio, la actitud dócil y sencilla de
Pedro.
Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el evangelio. Pero que nadie lo
acuse de
ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida consideración. Lo más probable
es que su
hermano le contase más cosas detalladamente, pues los evangelistas resumen
muchas
veces los hechos, por razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera
al
momento, sino que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo
Jesús
aprendiera todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los
mismos
sentimientos.
Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con Espíritu
Santo, deja
que sea Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas verdades, mucho más
hizo
Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo todo, condujo a su hermano a
la
misma fuente de la luz, tan contento y presuroso, que su hermano no dudó ni un
instante
en acudir a ella.
Responsorio
R. Tan
pronto como san Andrés oyó la voz del Señor, que le llamaba, dejó las redes,
con
las cuales ganaba el sustento, * y
siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.
V. Éste es aquel que sufrió el martirio de la cruz por amor de
Cristo y por difundir su ley.
R. Y siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.
Lecturas
Fiesta de San Andrés apóstol
Lunes, 30
de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):
18 Caminando por la ribera del mar de
Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando
la red en el mar, pues eran pescadores,
19 y les
dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos
al instante, dejando las redes, le siguieron.
21
Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su
hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus
redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a
su padre, le siguieron.
Palabra del Señor
Canto Evangélico
Antifona: Oh cruz, ten a bien
abrazar a aquel que fue discípulo de quien en ti estuvo clavado, Cristo, mi
maestro.
Benedictus Lc 1, 68-79
El Mesías y su precursor
+ Bendito sea el Señor, Dios de
Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Queridos hermanos, habiendo recibido de los Apóstoles la herencia
de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
Por la mesa de tu cuerpo y de tu sangre, que nos transmitieron los apóstoles,
— con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
Por la mesa de tu palabra, que nos transmitieron los apóstoles,
— con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles,
— por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles,
— con la cual quedamos limpios de todos los pecados:.
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.
Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestra oración con la plegaria que Jesús enseñó a los apóstoles:
Padre
nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Oremos:
Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san
Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
Vísperas - San Andrés, apóstol 2020
Fiesta
Andrés, nacido en Betsaida,
fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le
presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante
Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que
había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición,
después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue
crucificado en Acaya.
El
siguiente es el formulario que corresponde a vísperas de la liturgia de las
horas para San Andrés, apóstol el día lunes, 30 de noviembre de 2020. Otras
celebraciones del día: LUNES I SEMANA DE
ADVIENTO .
Invitatorio
Vísperas
Invocación
V. Dios mío, ven en mi
auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.
Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.
Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.
Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
Salmodia
Antífona 1: Vio el
Señor a Pedro y a Andrés y los llamó.
Antífona 2: «Venid en
pos de mí —dice el Señor—, y yo os haré pescadores de hombres.»
Antífona 3: Ellos,
dejando al momento las redes, siguieron al Señor, su redentor.
Lectura Breve
Ef 4, 11-13
Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros,
pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su
ministerio, y
para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad
en la fe y
en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo
en su
plenitud.
Responsorio Breve
V. Contad
a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
Canto Evangélico
Antifona: Andrés fue
siervo de Cristo, digno apóstol de Dios, hermano de Pedro y compañero suyo en
el martirio.
Magnificat Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Preces
Hermanos: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al
Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se
manifestara en
primer lugar a los apóstoles,
— haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del
mundo.
Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los
pobres,
— haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.
Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
— haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus
frutos con
alegría.
Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
— haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
— concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación,
y líbranos del mal.
Oración
Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san
Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a
la vida eterna.
R. Amén.
LECTURAS DEL LUNES 30 DE NOVIEMBRE 2020
Lecturas de
la semana 1º de Adviento - Ciclo B
Lecturas
Fiesta de San Andrés apóstol
Lunes, 30
de noviembre de 2020
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo
resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la
justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la
Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción
entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos
los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no
oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a
proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: « ¡Qué hermosos los pies de
los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio;
como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe
nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «
¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su
pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»
Palabra de Dios
Sábado,
30 de noviembre de 2019
Salmo
Sal 18,2-3.4-5
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
R/. A toda la tierra alcanza su
pregón
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
Lecturas
Fiesta de San Andrés apóstol
Lunes, 30
de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):
18 Caminando por la ribera del mar de
Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando
la red en el mar, pues eran pescadores,
19 y les
dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos
al instante, dejando las redes, le siguieron.
21
Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su
hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus
redes; y los llamó.
22 Y ellos
al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
Palabra del Señor
(Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron).
*Puedo ver que el Señor hace dos llamado, en forma distinta, a unos
comenzando a iniciar el trabajo y a los otros al final terminando de su trabajo. Esto me invita a mí
a reconocer que al comenzar el día, mi corazón lo primero que tiene que
hacer es desear que el Señor me llame, luego que el Señor me hable, y que mis
oídos estén limpio para escuchar y yo pueda seguir esta voz tan dulce, que
tiene el poder de seducirme al punto que sería capaz de dejarlo todo, con
tal de que él sea lo primero, al comenzar el día. Y el segundo llamado
para mi es que esté pendiente porque el Señor al final del día, también me
llama a escuchar su voz para estar con él. Me gusto la forma de Zebedeo
que, no se interpone en los planes de Dios, ni es un obstáculo para sus hijos,
cuando son llamado*.
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
sábado, 28 de noviembre de 2020
EVANGELIO DE MARCOS 13,33-37 CICLO B
*Mi casa y yo serviremos al Señor*
*Oración dominical*
*Como hacer “La Oración Dominical” en familia*
1. *Reunida la familia se inicia con una oración*
2. *A continuación se lee el Evangelio del Domingo*
3. *Invitar a que comente algo sobre la lectura del Evangelio*
4. *El padre o la Madre les explica un poco la lectura según sus
posibilidades*
Lecturas del Domingo 1º
de Adviento - Ciclo B
Domingo, 29 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (13,33-37)
33 «Estad atentos y vigilad, porque
ignoráis cuándo será el momento.
34 Al igual que un hombre que se ausenta:
deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al
portero que vele;
35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo
viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del
gallo, o de madrugada.
36 No sea que llegue de improviso y os
encuentre dormidos.
37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo:
¡Velad!»
Palabra del
Señor
(Estad atentos y vigilad,
porque ignoráis cuándo será el momento)
*Esta lectura es una llamada a estar atento y a no
desesperarme. Si me desespero gana el dueño de la oscuridad. Desespérame me
puede llevar a pensar que, mientras unos sufren porque se está tardando mucho,
otros están alegre porque piensan que no vendrá. Es así como estamos viviendo,
unos se cuidan, se protegen y toman todas las medidas necesarias según las
recomendaciones del sistema sanitario y otros viven sin cuidarse, sin
protegerse porque piensan que no llegara y no les interesa el bienestar de los
demás, sin impórtales a quienes puedan contagiar. El Señor me invita a estar
vigilante porque, él aparecerá de un momento a otro, y si me descuido puede
venir un ladrón y me puede arrebatar lo que creía que era mío. Es por eso que
tengo que saber que no soy dueño de las cosas, sino solo un administrado. Si me
siento un administrado, la llegada del Señor, no me dará ningún miedo, todo lo
contrario, si me he comportado según la voluntad del Señor, me alegrare de su
llegada*
*El
que desea y quiere amar, con el corazón según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
*Recuerda la bendición a los hijos*
LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS DEL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE
*LAS LAUDES Y LAS VISPERAS*
Abre,
Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de todos los
pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y enciende mi
sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este Oficio, y
merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por Cristo nuestro
Señor. Amén
TIEMPO DE
ADVIENTO
DOMINGO
DE LA SEMANA I
Del propio del Tiempo. Salterio I
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca,
venid, adorémosle.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca,
venid, adorémosle.
Himno: UNA CLARA VOZ RESUENA.
Una clara voz resuena
que las tinieblas repudia,
el sueño pesado ahuyéntase,
Cristo en el cielo fulgura.
Despierte el alma adormida
y sus torpezas sacuda,
que para borrar los males
un astro nuevo relumbra.
De arriba llega el Cordero
que ha de lavar nuestras culpas;
con lágrimas imploremos
el perdón que nos depura,
porque en su nueva venida
que aterroriza y conturba,
no tenga que castigarnos,
mas con piedad nos acuda.
Al Padre eterno la gloria,
loor al Hijo en la altura,
y al Espíritu Paráclito
por siempre alabanza suma. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Aquel día los montes destilarán dulzura y las colinas manarán
leche y miel. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aquel día los montes destilarán dulzura y las
colinas manarán leche y miel. Aleluya.
Ant 2. Los montes y las colinas aclamarán en
presencia del Señor y los árboles del bosque aplaudirán, porque viene el Señor
y reinará eternamente. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Los montes y las colinas aclamarán en
presencia del Señor y los árboles del bosque aplaudirán, porque viene el Señor
y reinará eternamente. Aleluya.
Ant 3. Vendrá el gran profeta y renovará Jerusalén.
Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Vendrá el gran profeta y renovará Jerusalén.
Aleluya.
LECTURA BREVE Rm 13, 11b-12
Ya es hora que despertéis del sueño, pues la salud está ahora más cerca que
cuando abrazamos la fe. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos,
pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
V. Tú que has de venir al mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 6, 1-13
VOCACIÓN DE ISAÍAS
El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado sobre un trono alto y
excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines de pie junto a
él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se
cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían. Y se gritaban el uno hacia el otro,
diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos, llena está la tierra de su
gloria!» y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo
estaba lleno de humo. Yo dije:
«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de
un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los
ejércitos.» y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que
había tomado del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu
pecado.» Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
«¿A quién mandaré? ¿Quién irá de parte mía?» Yo contesté:
«Aquí estoy, mándame.» Él replicó:
«Ve y di a ese pueblo: "Oíd con vuestros oídos, sin entender; mirad con
vuestros ojos, sin comprender."Embota el corazón de ese pueblo, endurece
su oído, ciega sus ojos: que sus ojos no vean, que sus oídos no oigan, que su
corazón no entienda, que no se convierta ni sane.» Yo pregunté:
«¿Hasta cuándo, Señor?» y él me contestó:
«Hasta que queden las ciudades sin habitantes, las casas sin vecinos, los
campos desolados. Porque el Señor alejará a los hombres, y crecerá el abandono
en el país.
y si queda en él uno de cada diez, de nuevo serán destrozados, como una encina
o un roble que, al talarlos, dejan sólo un tocón. Este tocón, sin embargo, será
semilla santa.»
RESPONSORIO Cf. Ex 3, 4. 7. 13; Sal 79, 2
R. Por favor, Señor: mira la opresión de tu
pueblo y envía al que te propones mandar; * ven a salvarnos, como lo has
prometido.
V. Pastor de Israel, escucha, tú que guías a
José como a un rebaño; tú que te sientas sobre querubines.
R. Ven a salvarnos, como lo has prometido.
SEGUNDA LECTURA
De las catequesis de San Cirilo de Jerusalén, obispo
(Catequesis 15, 1-3: PG 33, 870-874)
LAS DOS VENIDAS DE CRISTO
Os anunciamos la venida de Cristo, y no sólo una, sino también una segunda que
será sin duda mucho más gloriosa que la primera. La primera se realizó en el
sufrimiento, la segunda traerá consigo la corona del reino.
Porque en nuestro Señor Jesucristo casi todo presenta una doble dimensión.
Doble fue su nacimiento: uno, de Dios, antes de todos los siglos; otro, de la
Virgen, en la plenitud de los tiempos. Doble su venida: una en la oscuridad y
calladamente, como lluvia sobre el césped; la segunda, en el esplendor de su
gloria, que se realizará en el futuro.
En la primera venida fue envuelto en pañales y recostado en un pesebre; en la
segunda aparecerá vestido de luz. En la primera sufrió la cruz, pasando por
encima de su ignominia; en la segunda vendrá lleno de poder y de gloria,
rodeado de todos los ángeles.
Por lo tanto, no nos detengamos sólo en la primera venida, sino esperemos
ansiosamente la segunda. Y así como en la primera dijimos: Bendito el que viene
en nombre del Señor, en la segunda repetiremos lo mismo cuando, junto con los
ángeles, salgamos a su encuentro y lo aclamemos adorándolo y diciendo de nuevo:
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Vendrá el Salvador no para ser nuevamente juzgado, sino para convocar a juicio
a quienes lo juzgaron a él. El que la primera vez se calló mientras era juzgado
dirá entonces a los malvados que durante la crucifixión lo insultaron: Esto
hicisteis y callé.
En aquel tiempo vino para cumplir un designio de amor, enseñando y persuadiendo
a los hombres con dulzura; pero al final de los tiempos -lo quieran o no-
necesariamente tendrán que someterse a su reinado.
De estas dos venidas habla el profeta Malaquías: Pronto entrará en el santuario
el Señor a quien vosotros buscáis. Esto lo dice de su primera venida.
Y de la otra dice: El mensajero de la alianza que vosotros deseáis: he aquí que
viene -dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su
venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será como un fuego de fundidor,
como lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata.
Pablo, en su carta a Tito, nos habla también de las dos venidas con estas
palabras: Dios ha hecho aparecer a la vista de todos los hombres la gracia que
nos trae la salud; y nos enseña a vivir con sensatez, justicia y religiosidad
en esta vida, desechando la impiedad y las ambiciones del mundo, y aguardando
la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador
nuestro, Jesucristo. Mira cómo nos muestra la primera venida, por la cual da
gracias, y la segunda, que esperamos.
Por eso la fe que hemos recibido por tradición nos enseña a creer en aquel que
subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con
gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Vendrá, por tanto, nuestro Señor Jesucristo desde el cielo, vendrá glorioso en
el último día. Y entonces será la consumación de este mundo, y este mundo, que
fue creado al principio, será totalmente renovado.
RESPONSORIO Cf. Sal 48, 3; 79, 2; 23, 7. 9
R. He aquí que veo venir a lo lejos el poder de
Dios y una niebla que cubre toda la tierra. * Id a su encuentro y preguntadle:
* «Dinos si tú eres el que esperamos, * el que ha de reinar en el pueblo de
Israel.»
V. Plebeyos y nobles, ricos y pobres,
R. Id a su encuentro y preguntadle:
V. Pastor de Israel, escucha, tú que guías a
José como a un rebaño:
R. Dinos si tú eres el que esperamos.
V. ¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos,
puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
R. El que ha de reinar en el pueblo de Israel.
V. He aquí que veo venir a lo lejos el poder de
Dios y una niebla que cubre toda la tierra. * Id a su encuentro y preguntadle:
* «Dinos si tú eres el que esperamos, * el que ha de reinar en el pueblo de
Israel.»
Lecturas
del Domingo 1º de Adviento - Ciclo B
Domingo, 29 de noviembre de 2020
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (13,33-37)
33 «Estad atentos y vigilad, porque
ignoráis cuándo será el momento.
34 Al igual que un hombre que se ausenta:
deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al
portero que vele;
35 velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo
viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del
gallo, o de madrugada.
36 No sea que llegue de improviso y os
encuentre dormidos.
37 Lo que a vosotros digo, a todos lo digo:
¡Velad!»
Palabra del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El Espíritu Santo descenderá sobre ti, María; no temas, concebirás
en tu seno al Hijo de Dios. Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Espíritu Santo descenderá sobre ti, María;
no temas, concebirás en tu seno al Hijo de Dios. Aleluya.
PRECES
Oremos a Dios Padre, que nos concede la gracia de esperar la
revelación de nuestro Señor Jesucristo, y digámosle confiados:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Santifica, Señor, todo nuestro ser, alma y cuerpo,
y guárdanos libres de culpa hasta el día de la venida de tu Hijo.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
Haz que durante este día caminemos en santidad
y llevemos una vida justa y religiosa.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
Haz que nos revistamos de nuestro Señor Jesucristo
y que nos llenemos del Espíritu Santo.
Concédenos, Señor, que vivamos siempre preparados
para el día de la manifestación gloriosa de tu Hijo.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Como nos enseñó el Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
ORACION
Señor, despierta en tus fieles el deseo de prepararse a la venida
de Cristo por la práctica de las buenas obras, para que, colocados un día a su
derecha, merezcan poseer el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
Vísperas - versión simple · sin opciones
Inicio
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se dice:)
V/. -Dios
mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.
Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.
Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.
Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.
Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.
o bien:
¡Maranatha!
¡Ven, Señor Jesús!
Yo soy la Raíz y el Hijo de David,
la Estrella radiante de la mañana.
El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven, Señor!"
Quien lo oiga, diga: "¡Ven, Señor!"
Quien tenga sed, que venga; quien lo desee,
que tome el don del agua de la vida.
Sí, yo vengo pronto.
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
Salmodia
Salmo 109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote
Ant: Hija de
Sión, alégrate; salta de gozo, hija de Jerusalén. Aleluya.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Hija de
Sión, alégrate; salta de gozo, hija de Jerusalén. Aleluya.
Salmo 113 A: Israel librado de Egipto: las maravillas del Éxodo
Ant: Vendrá
nuestro Rey, Cristo, el Señor: el Cordero de quien Juan anunció la venida.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Vendrá
nuestro Rey, Cristo, el Señor: el Cordero de quien Juan anunció la venida.
Apocalipsis 19,1-7: Las bodas del Cordero
Ant: Llego en
seguida y traigo conmigo mi salario, para pagar a cada uno según sus propias obras.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos.
Aleluya.
Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes.
Aleluya.
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Aleluya.
Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido.
Aleluya.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Llego en
seguida y traigo conmigo mi salario, para pagar a cada uno según sus propias
obras.
Lectura BíblicaFlp 4,4-5
Estad
siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la
conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
V/. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
R/. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
V/. Danos tu
Salvación.
R/. Tu
misericordia.
V/. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Muéstranos,
Señor, tu misericordia.
Cántico Evangélico
Ant: No temas,
María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás
a luz a un hijo. Aleluya.
†
(Se hace la señal de la cruz
mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: No temas,
María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás
a luz a un hijo. Aleluya.
Preces
Oremos a
Jesucristo, nuestro redentor, que es camino, verdad y vida de los hombres, y
digámosle:
Ven,
Señor, y quédate con nosotros
·
- Jesús, Hijo del Altísimo, anunciado por el ángel Gabriel a
MariaVirgen,
ven a reinar para siempre sobre tu pueblo.
·
- Santo de Dios, ante cuya venida el Precursor saltó de gozo en el
seno de Isabel,
ven y alegra al mundo con la gracia de la salvación.
·
- Jesús, Salvador, cuyo nombre el ángel reveló a José,
ven a salvar al pueblo de sus pecados.
·
- Luz del mundo, a quien esperaban Simeón y todos los justos,
ven a consolar a tu pueblo.
·
- Sol naciente que nos visitará de lo alto, como profetizó
Zacarías,
ven a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
·
Se pueden añadir algunas
intenciones libres.
Terminemos nuestra oración con
las palabras del Señor:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento,
el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas
obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino
eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo
individual:
†
(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor
nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.