LUNES DE LA SEMANA XXVII
De la Feria. Salmodia Complementaria.
8 de octubre
HORA NONA
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: DANOS, SEÑOR, LA FIRME VOLUNTAD
Danos, Señor, la firme voluntad,
compañera y sostén de la virtud,
que sabe en la fatiga hallar quietud
y en medio de las sombras claridad:
La que trueca en tesón la veleidad,
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud
y los torpes engaños en verdad.
Y así conseguirá mi corazón
que los favores que a tu amor debí
le ofrezcan algún fruto en galardón.
Y aún tú, Señor, conseguirás así
que no llegue a romper mi confusión
la imagen tuya que pusiste en mí. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Ant 2. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.
Ant 3. Dichoso el que teme al Señor.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichoso el que teme al Señor.
LECTURA BREVE Col 1, 21-22
A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por las obras malas, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne mediante la muerte, presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
V. Tañed para el Señor, fieles suyos.
R. Dad gracias a su nombre santo.
ORACIÓN
OREMOS,
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en esta misma hora en que los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde: concédenos que las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la salvación a cuantos lo invocan. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
Musica Para el Alma
domingo, 7 de octubre de 2018
EL ROSARIO
EL SANTO ROSARIO
.
Misterios Gozosos (LUNES Y SABADOS)
.
Por la señal de la Santa
Cruz, de nuestros enemigos…
.
1º La Encarnación del Hijo de Dios. (Lc 1, 26-38)
2º La Visitación de María a su prima Isabel. (Lc 1, 39-56)
3º El Nacimiento del
niño Dios. (Lc 2, 1-20)
4º Presentación del Niño en el Templo. (Lc 2,21-35)
5º El niño perdido y hallado en el templo. (Lc 2,41-52)
.
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos
siempre de salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de santa María, la
Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
.
《 El que DESEA y QUIERE amar, con el corazón según EL
SEÑOR: llegará a ser, SANTO 》
LUCAS 10,25-37. LO QUE ME DICE EL EVANGELIO
Lunes, 8 de octubre de 2018
Lo
que me dice: El Evangelio de:(Lucas 10,
25-37). (« ¿Y quién es mi prójimo? »).
*El Señor está tratando de que yo pueda aprender algo, él está haciendo todo lo
posible de que yo pueda descubrir a DIOS adonde yo pienso que no está. De
una manera sutil me está obligando a mirar lo que yo muchas veces desecho o no
quiero ver. Él quiere que mis ojos se fijen con mucha atención, con sinceridad
y con amor, allí donde pienso que no hay nada que buscar, que no tengo nada que
aprender, porque muchas veces como que meda cierta satisfacción el rechazar a
las personas. Es muy importante que yo pueda descubrí que de una manera muy
sutil si existe en mi un poco de rechazo, por las personas que tienen ciertos
vicios, o conducta que para mí son un poco extraña o porque usan una moda que a
mí no me gustan, o porque tienen alguna enfermedad un poco extraña. El
Señor me deja ver, que siempre hay algo que pueda aprender de esas personas que
yo rechazo por la razón que sea, porque yo también tengo muchas cosas malas,
muchos defectos y mañas, que las personas desprecian y me aceptan así*.
《 *El que DESEA y QUIERE amar, con el
corazón según EL SEÑOR: llegará a ser, SANTO* 》
EVANGELIO LUNES 8
Lunes, 8 de octubre de 2018
Evangelio
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (10,25-37):
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
PRIMERA LECTURA Y SALMO
Lunes, 8 de octubre de 2018
Primera
lectura
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Gálatas (1,6-12):
Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, lo que pasa es que algunos os turban para volver del revés el Evangelio de Cristo. Pues bien, si alguien os predica un evangelio distinto del que os hemos predicado –seamos nosotros mismos o un ángel del cielo–, ¡sea maldito! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea maldito! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo. Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios
Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, lo que pasa es que algunos os turban para volver del revés el Evangelio de Cristo. Pues bien, si alguien os predica un evangelio distinto del que os hemos predicado –seamos nosotros mismos o un ángel del cielo–, ¡sea maldito! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea maldito! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo. Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios
Lunes, 8 de octubre de 2018
Salmo
Sal 110,1-2.7-8.9.10c
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R/.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R/.
R/. El Señor recuerda siempre su alianza
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R/.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R/.
Gloria al Padre y al
Hijo y al Espíritu Santo.
LAUDES. LUNES 8 ORACION PARA INICIAR EL DIA
LUNES DE LA SEMANA XXVII
De la Feria. Salterio III
8 de octubre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is 2, 2-5
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ben Sirá 2, 1-23
PACIENCIA EN LA TENTACIÓN
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza: porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que él te ayudará; espera en él, y te allanará el camino.
Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia, y no os apartéis, para no caer; los que teméis al Señor, confiad en él, que no retendrá vuestro salario hasta mañana; los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo perpetuo y salvación. Fijaos en las generaciones pretéritas: ¿quién confió en el Señor, y quedó defraudado?, ¿quién esperó en él, y quedó abandonado?, ¿quién gritó a él, y no fue escuchado? Porque el Señor es clemente y misericordioso, perdona el pecado y salva del peligro.
Ay del corazón cobarde, de las manos inertes; ay del hombre que va por dos caminos; ay del corazón que no confía, porque no alcanzará protección; ay de los que abandonáis la esperanza, ¿qué haréis cuando venga a tomar cuentas el Señor?
Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras; los que lo aman siguen sus caminos. Los que temen ofenderlo buscan lo que es de su agrado; los que lo aman cumplen la ley; los que temen al Señor disponen el corazón y se humillan delante de él. Entreguémonos en manos de Dios y no en manos de hombre, pues como es su grandeza así es su misericordia.
RESPONSORIO Cf. Sir 2, 10. 11; Sal 33, 6
R. Los que teméis al Señor, confiad en él, y vuestros corazones se llenarán de luz; fijaos en las generaciones pretéritas: * ¿quién confió en el Señor, y quedó defraudado?
V. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
R. ¿Quién confió en el Señor, y quedó defraudado?
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ambrosio, obispo, Sobre Caín y Abel
(Libro 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369. 371-372)
HAY QUE ORAR ESPECIALMENTE POR TODO EL CUERPO DE LA IGLESIA
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto ninguno a dar gloria a Dios, sino este extranjero. Levántate -le dijo- y vete; tu fe te ha salvado.
Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre haciéndote ver cómo se complace en darnos sus bienes para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque con frecuencia las largas oraciones van acompañadas de vanagloria y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia.
Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello tu oración se hace recomendable por tus obras. El Apóstol afirma, además, que se ha de orar alejando primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos ajenos a la plegaria. Además, también se nos enseña que conviene orar en todas partes: así lo afirma el Salvador cuando dice, hablando de la oración: Entra en tu aposento.
Pero, entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y en todo lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios.
Se te dice también que has de orar especialmente por el pueblo de Dios, es decir, por todo el cuerpo, por todos los miembros de tu madre la Iglesia, que viene a ser como un sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también tú serás el único que suplica por ti. Y si todos ruegan solamente por sí mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos. Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos ruegan por cada uno.
Concluyamos, por tanto, diciendo que, si oras solamente por ti, serás, como ya hemos dicho, el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia, sino una mayor humildad y un fruto más abundante.
RESPONSORIO Sal 60, 2-3. 6
R. Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; * te invoco desde el confín de la tierra.
V. Porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
R. Te invoco desde el confín de la tierra.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy;
Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
De la Feria. Salterio III
8 de octubre
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.
Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES
Eres la luz y siembras claridades;
abres los anchos cielos que sostienen,
como un pilar, los brazos de tu Padre.
Arrebatada en rojos torbellinos,
el alba apaga estrellas lejanísimas;
la tierra se estremece de rocío.
Mientras la noche cede y se disuelve,
la estrella matinal, signo de Cristo,
levanta el nuevo día y lo establece.
Eres la luz total, Día del Día,
el Uno en todo, el Trino todo en Uno:
¡gloria a tu misteriosa teofanía! Amén.
SALMODIA
Ant 1. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Salmo 83 - AÑORANZA DEL TEMPLO
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
se alegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:
cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, ¡oh Dios!, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.
Un solo día en tu casa
vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Ant 2. Venid, subamos al monte del Señor.
Cántico: EL MONTE DE LA CASA DEL SEÑOR EN LA CIMA DE LOS MONTES Is 2, 2-5
Al final de los días estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles,
caminarán pueblos numerosos.
Dirán : «Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos,
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la Ley,
de Jerusalén la palabra del Señor.»
Será el árbitro de las naciones,
el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven;
caminemos a la luz del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, subamos al monte del Señor.
Ant 3. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
Salmo 95 - EL SEÑOR, REY Y JUEZ DEL MUNDO.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones;
porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.»
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cantad al Señor, bendecid su nombre.
LECTURA BREVE St 2, 12-13
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad. Pues habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio.
RESPONSORIO BREVE
V. Bendito el Señor ahora y por siempre.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
V. Solo él hizo maravillas.
R. Ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Bendito el Señor ahora y por siempre.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Ben Sirá 2, 1-23
PACIENCIA EN LA TENTACIÓN
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes en el momento de la prueba; pégate a él, no lo abandones, y al final serás enaltecido. Acepta cuanto te suceda, aguanta enfermedad y pobreza: porque el oro se acrisola en el fuego, y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza. Confía en Dios, que él te ayudará; espera en él, y te allanará el camino.
Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia, y no os apartéis, para no caer; los que teméis al Señor, confiad en él, que no retendrá vuestro salario hasta mañana; los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo perpetuo y salvación. Fijaos en las generaciones pretéritas: ¿quién confió en el Señor, y quedó defraudado?, ¿quién esperó en él, y quedó abandonado?, ¿quién gritó a él, y no fue escuchado? Porque el Señor es clemente y misericordioso, perdona el pecado y salva del peligro.
Ay del corazón cobarde, de las manos inertes; ay del hombre que va por dos caminos; ay del corazón que no confía, porque no alcanzará protección; ay de los que abandonáis la esperanza, ¿qué haréis cuando venga a tomar cuentas el Señor?
Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras; los que lo aman siguen sus caminos. Los que temen ofenderlo buscan lo que es de su agrado; los que lo aman cumplen la ley; los que temen al Señor disponen el corazón y se humillan delante de él. Entreguémonos en manos de Dios y no en manos de hombre, pues como es su grandeza así es su misericordia.
RESPONSORIO Cf. Sir 2, 10. 11; Sal 33, 6
R. Los que teméis al Señor, confiad en él, y vuestros corazones se llenarán de luz; fijaos en las generaciones pretéritas: * ¿quién confió en el Señor, y quedó defraudado?
V. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
R. ¿Quién confió en el Señor, y quedó defraudado?
SEGUNDA LECTURA
Del Tratado de san Ambrosio, obispo, Sobre Caín y Abel
(Libro 1, 9, 34. 38-39: CSEL 32, 369. 371-372)
HAY QUE ORAR ESPECIALMENTE POR TODO EL CUERPO DE LA IGLESIA
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo. Alabar a Dios es lo mismo que hacer votos y cumplirlos. Por eso se nos dio a todos como modelo aquel samaritano que, al verse curado de la lepra juntamente con los otros nueve leprosos que obedecieron la palabra del Señor, volvió de nuevo al encuentro de Cristo y fue el único que glorificó a Dios, dándole gracias. De él dijo Jesús: No ha vuelto ninguno a dar gloria a Dios, sino este extranjero. Levántate -le dijo- y vete; tu fe te ha salvado.
Con esto el Señor Jesús en su enseñanza divina te mostró, por una parte, la bondad de Dios Padre y, por otra, te insinuó la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia: te mostró la bondad del Padre haciéndote ver cómo se complace en darnos sus bienes para que con ello aprendas a pedir bienes al que es el mismo bien; te mostró la conveniencia de orar con intensidad y frecuencia no para que tú repitas sin cesar y mecánicamente fórmulas de oración, sino para que adquieras el espíritu de orar asiduamente. Porque con frecuencia las largas oraciones van acompañadas de vanagloria y la oración continuamente interrumpida tiene como compañera la desidia.
Luego te amonesta también el Señor a que pongas el máximo interés en perdonar a los demás cuando tú pides perdón de tus propias culpas; con ello tu oración se hace recomendable por tus obras. El Apóstol afirma, además, que se ha de orar alejando primero las controversias y la ira, para que así la oración se vea acompañada de la paz del espíritu y no se entremezcle con sentimientos ajenos a la plegaria. Además, también se nos enseña que conviene orar en todas partes: así lo afirma el Salvador cuando dice, hablando de la oración: Entra en tu aposento.
Pero, entiéndelo bien, no se trata de un aposento rodeado de paredes, en el cual tu cuerpo se encuentra como encerrado, sino más bien de aquella habitación que hay en tu mismo interior, en la cual habitan tus pensamientos y moran tus deseos. Este aposento para la oración va contigo a todas partes, y en todo lugar donde te encuentres continúa siendo un lugar secreto, cuyo solo y único árbitro es Dios.
Se te dice también que has de orar especialmente por el pueblo de Dios, es decir, por todo el cuerpo, por todos los miembros de tu madre la Iglesia, que viene a ser como un sacramento del amor mutuo. Si sólo ruegas por ti, también tú serás el único que suplica por ti. Y si todos ruegan solamente por sí mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que obtendría del conjunto de los que interceden si éstos fueran muchos. Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también que todos ruegan por cada uno.
Concluyamos, por tanto, diciendo que, si oras solamente por ti, serás, como ya hemos dicho, el único intercesor en favor tuyo. En cambio, si tú oras por todos, también la oración de todos te aprovechará a ti, pues tú formas también parte del todo. De esta manera obtendrás una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecerá con la oración de todos los demás miembros. En lo cual no existe ninguna arrogancia, sino una mayor humildad y un fruto más abundante.
RESPONSORIO Sal 60, 2-3. 6
R. Dios mío, escucha mi clamor, atiende a mi súplica; * te invoco desde el confín de la tierra.
V. Porque tú, ¡oh Dios!, escucharás mis deseos y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
R. Te invoco desde el confín de la tierra.
Lunes, 8 de octubre de 2018
Evangelio
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (10,25-37):
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
Él le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, Dios nuestro.
PRECES
Invoquemos a Dios, que puso en el mundo a los hombres para que trabajasen concordes para su gloria, y digámosle:
Haz, Señor, que te glorifiquemos.
Te bendecimos, Señor, creador del universo, porque has conservado nuestra vida hasta el día de hoy;
Haz que en toda nuestra jornada te alabemos y te bendigamos.
Míranos benigno, Señor, ahora que vamos a comenzar nuestra labor cotidiana;
haz que, obrando conforme a tu voluntad, cooperemos en tu obra.
Que nuestro trabajo de hoy sea provechoso para nuestros hermanos,
y así todos juntos edifiquemos un mundo grato a tus ojos.
A nosotros y a todos los que hoy entrarán en contacto con nosotros,
concédenos el gozo y la paz.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de alegría por nuestra condición de hijos de Dios, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Señor Dios, rey de cielos y tierra, dirige y santifica en este día nuestros cuerpos y nuestros corazones, nuestros sentidos, palabras y acciones, según tu ley y tus mandatos; para que, con tu auxilio, podamos ofrecerte hoy en todas nuestras actividades un sacrificio de alabanza grato a tus ojos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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