Musica Para el Alma
sábado, 17 de mayo de 2025
JUAN 13,31-33b.34-35 CICLO C
Lecturas
del V Domingo de Pascua
18 Mayo 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35)*
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios
es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo
glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos
también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos
míos será que os amáis unos a otros.»
Palabra de Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
*(Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a
otros; como yo os he amado)*.
*El Señor me invita
al amor, (este amor leído en un libro, suena muy hermoso, muy comprensible, muy
emotivo, un amor de novela), pero en la práctica, mi amor es un amor exigente,
un amor totalmente egoísta, el Señor me hace ver, que mi amor a las personas
que me rodean es un amor exigente, egoísta donde soy el centro, mi amor es un
amor de chantaje. El Señor quiere enseñarme a amar sin exigir, sin pedir nada a
cambio, amar en la libertad, como el Señor me amas a mí*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL DOMINGO 18
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
*TIEMPO PASCUAL*
DOMINGO
DE SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
18 de mayo
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Verdaderamente ha resucitado el
Señor. Aleluya.
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA
Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.
Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
—la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía—,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.
Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.
Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!
Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.
SALMODIA
Ant 1. El que tenga sed que venga a beber de balde el agua de la vida.
Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que tenga sed que venga a
beber de balde el agua de la vida. Aleluya.
Ant 2. Adorad al Señor que ha creado el
cielo y la tierra, el mar y las fuentes del agua. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Adorad al Señor que ha creado el
cielo y la tierra, el mar y las fuentes del agua. Aleluya.
Ant 3. Los fieles festejan la gloria del
Señor. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Los fieles festejan la gloria del
Señor. Aleluya.
LECTURA BREVE Hch 10, 40-43
Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el
pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios.
Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre
los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido constituido
por Dios juez de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran
que cuantos tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros. Aleluya,
aleluya.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros. Aleluya, aleluya.
V. Tú que has resucitado de entre los muertos.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de
nosotros. Aleluya, aleluya.
V. Mi
corazón se alegra. Aleluya.
R. Y te canto agradecido. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Apocalipsis 18, 21—19, 10
ANUNCIO DE LA BODA DEL CORDERO
Un ángel poderoso levantó una piedra, grande como rueda de molino, y la lanzó
al mar, diciendo:
«Con este ímpetu será arrojada Babilonia, la gran ciudad; y no será jamás
hallada. No se escuchará más en ti música de citaristas, de cantores, de
tocadores de flauta y trompeta. Ya no se encontrará más en ti artífice de arte
alguna. No se escuchará más el son de la rueda de molino, la luz de la lámpara
no lucirá más, ni el idilio del novio y de la novia se escuchará más en ti.
Porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra y tus encantos sedujeron a
todas las naciones, y en ti fue encontrada la sangre de los profetas y de los
santos, la sangre de todos los que han sido degollados sobre la tierra.»
Después de esto oí como un grandioso coro de una inmensa multitud, que cantaba
en el cielo:
«¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. Porque sus
juicios son verdaderos y justos; porque ha juzgado a la gran Ramera, a la que
corrompía la tierra con su fornicación, y ha vengado en ella la sangre de sus
siervos.»
Y por segunda vez cantaron:
«¡Aleluya! La humareda de la gran ciudad se eleva por los siglos de los
siglos.»
Cayeron de hinojos los veinticuatro ancianos y los cuatro seres, y adoraron a
Dios, que está sentado en su trono, diciendo:
«Amén. Aleluya.»
Y salió una voz del trono, que decía:
«Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.»
Y oí como el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y
como el fragor de fuertes truenos. Y decían:
«¡Aleluya! Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo; alegrémonos y
gocemos y démosle gracias, porque llegó la boda del Cordero, y su esposa se ha
embellecido y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura» —el
lino son las buenas acciones de los santos—.
Luego me dice:
«Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero."»
Me dijo además:
«Éstas son palabras verdaderas de Dios.»
Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dice:
«No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el
testimonio de Jesús. A Dios tienes que adorar.»
El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.
RESPONSORIO Ap 14, 2; 19, 6; 12, 10; 19, 5
R. Oí una voz que bajaba del cielo, como
estampido de un trueno poderoso: «Reinará nuestro Dios para siempre. * Porque
ahora se estableció la salud y el poderío, y la potestad de su Cristo.»
Aleluya.
V. Y salió una voz del trono, que decía: «Alabad
al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes.»
R. Porque ahora se estableció la salud y el
poderío, y la potestad de su Cristo. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Máximo de Turín, obispo
(Sermón 53, 1-2. 4: CCL 23, 214-216)
CRISTO ES EL DÍA
Por la resurrección de Cristo se abren las puertas de la región de los muertos;
por obra de los neófitos la tierra es renovada; por obra del Espíritu Santo se
abren las puertas del cielo. La región de los muertos, una vez abierta,
devuelve a sus prisioneros; la tierra renovada germina a los resucitados; el
cielo abierto acoge a los que a él ascienden.
El ladrón sube al paraíso, los cuerpos de los santos entran en la ciudad santa,
los muertos regresan entre los vivos y, por la acción eficaz de la resurrección
de Cristo, todos los elementos se ven enaltecidos.
La región de los muertos deja salir de sus profundidades a los que allí estaban
retenidos, la tierra envía al cielo a los que en ella estaban sepultados, el
cielo presenta al Señor a los que acoge en sus moradas; y la pasión del
Salvador, con una sola e idéntica operación, nos levanta desde lo más profundo,
nos eleva de la tierra y nos coloca en lo alto.
La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores,
gloria para los santos. Por esto el salmista invita a toda la creación a
celebrar la resurrección de Cristo, al decir que hay que alegrarse y llenarse
de gozo en este día en que actuó el Señor.
La luz de Cristo es un día sin noche, un día que no tiene fin. El Apóstol nos
enseña que este día es el mismo Cristo, cuando dice: La noche va pasando, el
día está encima. La noche —dice— va pasando, no dice: «vuelve», para darnos así
a entender que, con la venida de la luz de Cristo, se ahuyentan las tinieblas
del demonio y no vuelve ya más la oscuridad del pecado, y que, con este
indeficiente resplandor, son rechazadas las tinieblas de antes, para que el
pecado no vuelva a introducirse subrepticiamente.
Tal es el día del Hijo, a quien el Padre comunica, de un modo arcano, la luz de
su divinidad. Tal es el día que dice, por boca de Salomón: Yo hice nacer en los
cielos la luz indeficiente.
Por esto, del mismo modo que la noche no sucede al día del cielo, así también
las tinieblas del pecado no pueden suceder a la justicia de Cristo. El día
celeste no cesa nunca de dar su luz y resplandor, ni hay oscuridad alguna capaz
de ponerle fin; así también la luz de Cristo brilla, irradia, centellea
siempre, y las tinieblas de los delitos no pueden vencerla, como dice el
evangelista Juan: Esta luz brilla en las tinieblas, pero las tinieblas no la
vencieron.
Por tanto, hermanos, todos debemos alegrarnos en este día santo. Nadie se
retraiga de la común alegría, aunque tenga conciencia de sus pecados; nadie se
aparte de la oración común, aunque se sienta agravado por sus culpas. En este
día, nadie, por más que se sienta pecador, debe desesperar del perdón, ya que se
trata de un día sobremanera privilegiado. Si el ladrón obtuvo la gracia del
paraíso, ¿por qué el cristiano no ha de obtener el perdón?
RESPONSORIO
R. La magnificencia del Señor está por encima de
los cielos: * su majestad resplandece
sobre las nubes y su nombre permanece para siempre. Aleluya.
V. Asoma por un extremo del cielo, y su órbita
llega al otro extremo.
R. Su majestad resplandece sobre las nubes y su
nombre permanece para siempre. Aleluya.
Lecturas del V Domingo de
Pascua
18
Mayo 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35)*
Cuando
salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre,
y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo
glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de
estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros;
como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que
conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
Palabra
de Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: en que tenéis
caridad unos con otros. Aleluya
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. En esto conocerán todos que sois
discípulos míos: en que tenéis caridad unos con otros. Aleluya
PRECES
Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre
los muertos, quien por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:
Cristo, vida nuestra, sálvanos.
Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y
salvador de los que han muerto,
concédenos vivir hoy en tu alabanza.
Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz,
concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también
contigo.
Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un
pueblo de reyes y sacerdotes,
enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.
Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa,
para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor
resucitado pone en nuestra boca:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que nos has enviado la redención y concedido la
filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, y
concédenos, por nuestra fe en Cristo, la verdadera libertad y la herencia
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: AL FIN SERÁ LA PAZ Y LA CORONA
Al fin será la paz y la corona,
los vítores, las palmas sacudidas,
y un aleluya inmenso como el cielo
para cantar la gloria del Mesías.
Será el estrecho abrazo de los hombres,
sin muerte, sin pecado, sin envidia;
será el amor perfecto del encuentro,
será como quien llora de alegría.
Porque hoy remonta el vuelo el sepultado
y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.
Se fue, pero volvía, se mostraba,
lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo contempla,
lo adora más presente todavía.
Hundimos en sus ojos la mirada,
y ya es nuestra la historia que principia,
nuestros son los laureles de su frente,
aunque un día le dimos las espinas.
Que el tiempo y el espacio limitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Resucitó el Señor y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Resucitó el Señor y está sentado
a la derecha del Padre. Aleluya.
Ant 2. Nos ha sacado del dominio de las
tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo. Aleluya.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nos ha sacado del dominio de las
tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo. Aleluya.
Ant 3. Aleluya. Reina el Señor, nuestro
Dios: alegrémonos y démosle gracias. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados
cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente
decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada
estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. Reina el Señor, nuestro
Dios: alegrémonos y démosle gracias. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está
sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta
que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola
oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha
santificado.
RESPONSORIO BREVE
V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor.
Aleluya, aleluya.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor.
Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Os doy el mandato nuevo: que os améis mutuamente como yo os he
amado. Aleluya
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Os doy el mandato nuevo: que os
améis mutuamente como yo os he amado. Aleluya
PRECES
Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y
ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, rey victorioso, escucha nuestra oración.
Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,
derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos
de tu resurrección en el mundo.
Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza
y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.
Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia
y haz que con todos nuestros hermanos obtengamos el premio y el descanso de
nuestros trabajos.
Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder
del mal, tu enemigo,
para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Cristo Salvador, tú que te hiciste obediente hasta la muerte y has sido elevado
a la derecha del Padre,
recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.
Unamos nuestra oración a la de Jesús, nuestro abogado ante el Padre, y digamos
como él nos enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Dios nuestro, que nos has enviado la redención y concedido la
filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, y
concédenos, por nuestra fe en Cristo, la verdadera libertad y la herencia
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 18 DE MARZO 2025
Lecturas
del V Domingo de Pascua
18 Mayo 2025
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):
En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a
Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a
perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el
reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los
encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a
Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía,
de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de
cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había
hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la
fe.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144,8-9.10-11.12-13ab
R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Segunda Lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a):
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra
nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no
existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo,
enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y
escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios
con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con
ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni
luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»
Palabra de Dios
Lecturas
del V Domingo de Pascua
18 Mayo 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35)*
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios
es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo
glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos
también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos
míos será que os amáis unos a otros.»
Palabra de Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
*(Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a
otros; como yo os he amado)*.
*El Señor me invita
al amor, (este amor leído en un libro, suena muy hermoso, muy comprensible, muy
emotivo, un amor de novela), pero en la práctica, mi amor es un amor exigente,
un amor totalmente egoísta, el Señor me hace ver, que mi amor a las personas
que me rodean es un amor exigente, egoísta donde soy el centro, mi amor es un
amor de chantaje. El Señor quiere enseñarme a amar sin exigir, sin pedir nada a
cambio, amar en la libertad, como el Señor me amas a mí*.
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.