Musica Para el Alma
sábado, 31 de mayo de 2025
LUCAS 24,46-53 CICLO C
Lecturas
de la Ascensión del Señor
01 Junio 2025
Evangelio
*Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad,
hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras
los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron
ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el
templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Ellos se postraron ante él y se volvieron a
Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios)
*El Señor en esta
palabra me invita a recordar que tenemos un encuentro, y es un encuentro donde
tengo que salir de mi e ir con él, para volverme testigo y discípulo, esto me
recuerda mi compromiso como bautizado. El Señor es un gran maestro y entiende
que lo que he aprendido de él, tengo que utilizarlo para ganar corazones para
él. Qué alegría que mi vida pueda ser utilizada para mostrar y enseñar que
el amor es posible, que en esta vida se puede amar y que es posible una vida
basada en el amor a los demás. Y la gran noticia para mi es saber que el Señor
estará conmigo todos los días hasta el fin del mundo*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL DOMINGO 1 DE JUNIO
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar
este Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO PASCUAL
*DOMINGO
DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR*
De la solemnidad.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aleluya. A Cristo, el Señor, que
asciende al cielo, venid, adorémosle. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aleluya. A Cristo, el Señor, que
asciende al cielo, venid, adorémosle. Aleluya.
Himno: CONTIGO SUBE EL MUNDO CUANDO SUBES.
Contigo sube el mundo cuando subes,
y al son de tu alegría matutina
nos alzamos los muertos de las tumbas;
salvados respiramos vida pura,
bebiendo de tus labios el Espíritu.
Cuanto la lengua a proferir no alcanza
tu cuerpo nos lo dice, ¡Oh Traspasado!
Tu carne santa es luz de las estrellas,
victoria de los hombres, fuego y brisa,
y fuente bautismal, ¡oh Jesucristo!
Cuanto el amor humano sueña y quiere,
en tu pecho, en tu médula, en tus llagas
vivo está, ¡oh Jesús glorificado!
En ti, Dios fuerte, Hijo primogénito,
callando, el corazón lo gusta y siente.
Lo que fue, lo que existe, lo que viene,
lo que en el Padre es vida incorruptible,
tu cuerpo lo ha heredado y nos lo entrega.
Tú nos haces presente la esperanza,
tú que eres nuestro hermano para siempre.
Cautivos de tu vuelo y exaltados
contigo hasta la diestra poderosa,
al Padre y al Espíritu alabamos;
como espigas que doblan la cabeza,
los hijos de la Iglesia te adoramos. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Hombres de Galilea, ¿que hacéis ahí mirando el cielo? Ese Jesús,
que ha sido llevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo habéis visto
subir allá. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hombres de Galilea, ¿que hacéis ahí
mirando el cielo? Ese Jesús, que ha sido llevado al cielo, vendrá de la misma
manera que lo habéis visto subir allá. Aleluya.
Ant 2. Ensalzad al Rey de reyes, y cantad
un himno a Dios. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Ensalzad al Rey de reyes, y cantad
un himno a Dios. Aleluya.
Ant 3. Se elevó en presencia de ellos, y
una nube, en el cielo, lo ocultó a su vista. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se elevó en presencia de ellos, y
una nube, en el cielo, lo ocultó a su vista. Aleluya.
LECTURA BREVE Hb 10, 12-14
Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está
sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta
que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola
oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha
santificado.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya.
R. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya.
V. Llevó consigo a los cautivos liberados.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Cristo, subiendo a la altura. Aleluya, aleluya.
V. El
Señor les abrió su entendimiento. Aleluya.
R. Para que entendiesen las Escrituras. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-24
SUBIENDO A LA ALTURA, LLEVÓ CONSIGO A LOS CAUTIVOS LIBERADOS
Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed
comprensivos; sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la
unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo
Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que
habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo,
que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
A cada uno de nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida del don de
Cristo. Por eso dice: «Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los
hombres.» ¿Qué quiere decir «subió» sino que antes bajó a las regiones
inferiores de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de
todos los cielos, para llenarlo todo.
Él mismo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los
fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de
Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del
Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para
que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo
viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al
error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las
cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien
ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren y
actuando a la medida de cada parte, se procura su propio crecimiento para
construcción de sí mismo en el amor.
Esto, pues, es lo que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como lo
hacen los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios, sumergido su
pensamiento en las tinieblas y excluidos de la vida de Dios por la ignorancia
que hay en ellos, por la dureza de su cabeza, los cuales, habiendo perdido el
sentido moral, se entregaron al libertinaje, hasta practicar con desenfreno
toda suerte de impurezas.
Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él
a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en
Cristo Jesús. Cristo os ha enseñado a abandonar el anterior modo de vivir, el
hombre viejo corrompido por deseos de placer, a renovaros en la mente y en el
espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios:
justicia y santidad verdaderas.
RESPONSORIO Cf. Ef 4, 8 (Sal 67, 19); Sal 46, 6
R. Cristo, subiendo a la altura, llevó consigo a
los cautivos liberados * y dio
dones a los hombres. Aleluya.
V. Dios ascendió entre aclamaciones; el Señor, al
son de trompetas.
R. y dio dones a los hombres. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón Mai 98, Sobre la ascensión del Señor, 1-2: PLS 2, 494-495 )
NADIE HA SUBIDO AL CIELO SINO AQUEL QUE HA BAJADO DEL CIELO
Hoy nuestro Señor Jesucristo ha subido al cielo; suba también con él nuestro
corazón.
Oigamos lo que nos dice el Apóstol: Si habéis sido resucitados con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.
Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues, del
mismo modo que él subió sin alejarse por ello de nosotros, así también nosotros
estamos ya con él allí, aunque todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo
lo que se nos promete.
Él ha sido elevado ya a lo más alto de los cielos; sin embargo, continúa
sufriendo en la tierra a través de las fatigas que experimentan sus miembros.
Así lo atestiguó con aquella voz bajada del cielo: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Y también: Tuve hambre y me disteis de comer.
¿Por qué no trabajamos nosotros también aquí en la tierra, de manera que, por
la fe, la esperanza y la caridad que nos unen a él, descansemos ya con él en
los cielos? Él está allí, pero continúa estando con nosotros; asimismo
nosotros, estando aquí, estamos también con él. Él está con nosotros por su
divinidad, por su poder, por su amor; nosotros, aunque no podemos realizar esto
como él, por la divinidad, lo podemos sin embargo por el amor hacia él.
Él, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a nosotros,
al volver al cielo. Él mismo asegura que no dejó el cielo mientras estaba con
nosotros, pues que afirma: Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado
del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.
Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre él, nuestra cabeza, y
nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros
estamos Identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo
Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios.
En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo
cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así es también
Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros.
Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto
que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió
él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la dignidad
de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el
cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.
RESPONSORIO Hch 1, 3. 9. 4
R. Cristo se les apareció después de su pasión a
lo largo de cuarenta días, y les fue instruyendo acerca del reino de
Dios; * y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a su vista.
Aleluya.
V. Estando una vez comiendo con ellos a la mesa,
les mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que esperasen ahí la promesa del
Padre.
R. Y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo
ocultó a su vista. Aleluya.
Lecturas de la Ascensión del
Señor
01
Junio 2025
Evangelio
*Conclusión
del santo evangelio según san Lucas (24,46-53)*
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el Mesías
padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se
predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos,
comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que
mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de
la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras
los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron
ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el
templo bendiciendo a Dios.
Palabra
del Señor
CÁNTICO
EVANGÉLICO
Ant. Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Subo a mi Padre y a vuestro Padre,
a mi Dios y a vuestro Dios. Aleluya.
PRECES
Invoquemos, alegres, al Rey de la gloria, que elevado sobre la
tierra atrae a todos hacia sí, y aclamémoslo, diciendo:
Cristo, tú eres el rey de la gloria.
Señor Jesús, rey de la gloria, que, después de ofrecerte como oblación por
nuestros pecados, subiste victorioso hacia tu Padre, para sentarte a su
diestra,
lleva para siempre a la perfección a los que tú mismo has santificado.
Sacerdote eterno y ministro de la nueva alianza, que vives intercediendo
continuamente por nosotros,
salva al pueblo que pone en ti su esperanza.
Tú que, después de tu pasión, te manifestaste resucitado a tus discípulos y te
dejaste ver de ellos durante cuarenta días,
dígnate robustecer la debilidad de nuestra fe.
Tú que en el día de hoy prometiste dar a los apóstoles el Espíritu Santo, para
que fueran tus testigos hasta los confines del mundo,
fortifica, con la fuerza de este mismo Espíritu, el testimonio que nosotros
debemos dar de ti ante el mundo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa
ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el
triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la
Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una
irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
II VÍSPERAS
DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: RETORNA VICTORIOSO.
Retorna victorioso
la cruz en mano enhiesta como un cetro,
como la llave que abre el paraíso;
y a su lado retornan los cautivos
vuelto en gozo las lágrimas y el duelo:
¡Jesús entra en el cielo!
Vuelve el Esposo santo;
el hijo más hermoso de la tierra
regresa coronado de su viaje,
y la Iglesia, la Esposa de su sangre,
lo acompaña radiante de belleza:
¡Jesús entra en el cielo!
Alzad vuestra esperanza,
porque ha quedado el áncora clavada;
si la tormenta agita el oleaje,
no se agite la fe del navegante,
que en la ribera Cristo nos amarra:
¡Jesús entra en el cielo!
El Padre Dios se goza
porque descansa el Hijo en su regazo
al retorno triunfal de la pelea;
goce la Iglesia, goce en su Cabeza,
y alabe por los siglos a su Amado:
¡Jesús entra en el cielo!. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Subió al cielo, y está sentado a la
derecha del Padre. Aleluya.
Ant 2. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Salmo 46 - ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
El nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
El nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abraham;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Ant 3. Ya ha entrado el Hijo del hombre en
su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él. Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Ya ha entrado el Hijo del hombre en
su gloria, y Dios ha recibido su glorificación por él. Aleluya.
LECTURA BREVE 1Pe 3, 18. 21b-22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los
culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como
poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Lo que actualmente os salva no
consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una
conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le
sometieron ángeles autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
RESPONSORIO BREVE
V. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya, aleluya.
R. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya,
aleluya.
V. A mi Dios y a vuestro Dios.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Subo a mi Padre y a vuestro Padre. Aleluya,
aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes
triunfante al cielo: No nos dejes huérfanos, envía hacia nosotros la promesa
del Padre, el Espíritu de verdad. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh Rey de la gloria, Señor del
universo, que hoy asciendes triunfante al cielo: No nos dejes huérfanos, envía
hacia nosotros la promesa del Padre, el Espíritu de verdad. Aleluya.
PRECES
Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la
derecha del Padre, y digámosle:
Cristo, tú eres el rey de la gloria.
Rey de la gloria, que has querido glorificar por medio de tu cuerpo la
fragilidad de nuestra carne, elevándola hasta la gloria del cielo,
purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.
Tú que por amor descendiste hasta nosotros,
haz que también nosotros por amor subamos hasta ti.
Tú que prometiste atraer a todos hacia ti,
no permitas que nosotros seamos apartados de la unidad de tu cuerpo.
Tú que nos has precedido al cielo en tu ascensión gloriosa,
haz que te sigamos ahí con nuestro corazón y nuestra mente.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que te esperamos como Dios, juez de todos los hombres,
haz que un día podamos contemplarte en tu gloria y majestad, junto con nuestros
hermanos difuntos.
Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa
ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el
triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la
Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una
irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
LAS LECTURAS DEL DOMINGO 1 DE JUNIO 2025 LA ASCENSION DEL SEÑOR
Lecturas
de la Ascensión del Señor
01 Junio 2025
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí
de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio
instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu
Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles
numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta
días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad
que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó
con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el
reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el
Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre
vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta los confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse,
hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres
vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados
mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá
como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo.
Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza
a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y
cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos,
según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo
de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre
conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus
pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo,
plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios
Lecturas
de la Ascensión del Señor
01 Junio 2025
Evangelio
*Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53)*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad,
hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras
los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron
ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el
templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(Ellos se postraron ante él y se volvieron a
Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios)
*El Señor en esta
palabra me invita a recordar que tenemos un encuentro, y es un encuentro donde
tengo que salir de mi e ir con él, para volverme testigo y discípulo, esto me
recuerda mi compromiso como bautizado. El Señor es un gran maestro y entiende
que lo que he aprendido de él, tengo que utilizarlo para ganar corazones para
él. Qué alegría que mi vida pueda ser utilizada para mostrar y enseñar que
el amor es posible, que en esta vida se puede amar y que es posible una vida
basada en el amor a los demás. Y la gran noticia para mi es saber que el Señor
estará conmigo todos los días hasta el fin del mundo*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
viernes, 30 de mayo de 2025
LUCAS 1,39-56 CICLO C
Lecturas
de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María
31 Mayo 2025
Evangelio
*Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56)*
En aquellos días, María se puso en camino y
fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y
saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en
su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre
las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite
la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó
de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo
había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor
*Que la
Paz del Señor llegue primero a vuestros corazones antes que mis palabras*
(¿Quién soy yo para que me visite la madre de
mi Señor?).
*Hay visitas que son
tan agradable, que producen una alegría que no tiene explicación, esta alegría
se puede manifestar de muchas manera, dependiendo lo que uno pueda sentir por
esa visita, puede ser que esta alegría se convierta en un ataque de risa que no
hay manera de parar, puede ser que esta alegría me cambie los planes y los
proyectos para siempre, puede ser que esta alegría me traiga la libertad. La
alegría que trajo la visita de María a su prima Isabel cambio por completo los
planes del dueño de la oscuridad, porque con esta visita comenzó la
manifestación del Sol que nace de lo Alto, la llegada de la Luz que no conoce
el ocaso. Una buena noticia para, esta visita también quiere llegar a mi vida,
y yo también deseo que esta visita llegue a mi vida y ¿Quién soy yo para que me visite la madre de
mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría*
*El que desea y quiere amar, con el corazón
según el Señor: llegará a ser, Santo*
V. El
Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
LAUDES Y VISPERAS DEL SABADO 31
*LAS LAUDES Y
LAS VISPERAS*
Abre, Señor, mi boca para bendecir tu santo nombre; limpia mi corazón de
todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos; ilumina mi entendimiento y
enciende mi sentimiento para que, digna, atenta y devotamente pueda recitar este
Oficio, y merezca ser escuchado en la presencia de tu divina majestad. Por
Cristo nuestro Señor. Amén
TIEMPO PASCUAL
SÁBADO DE SEMANA VI
Del Propio de la Fiesta.
31 de mayo
*LA VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. (FIESTA)*
En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región
montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno,
Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la
madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó
de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte del Señor!.» (Lc 1, 40-45)
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Aclamemos al Señor en esta fiesta
de la Visitación de María Virgen. Aleluya.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Aclamemos al Señor en esta fiesta
de la Visitación de María Virgen. Aleluya.
Himno: LA VIRGEN SANTA, GRÁVIDA DEL VERBO.
La Virgen santa, grávida del Verbo,
en alas del Espíritu camina;
la Madre que llevaba la Palabra,
de amor movida, sale de visita.
Y sienten las montañas silenciosas,
y el mundo entero en sus entrañas vivas,
que al paso de la Virgen ha llegado
el anunciado gozo del Mesías.
Alborozado Juan por su Señor,
en el seno, feliz se regocija,
y por nosotros rinde el homenaje
y al Hijo santo da la bienvenida.
Bendito en la morada sempiterna
aquel que tú llevaste, Peregrina,
aquel que, con el Padre y el Espíritu,
al bendecirte a ti nos bendecía. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a
una ciudad de Judá. Aleluya.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Se levantó María y se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá. Aleluya.
Ant 2. Así que Isabel oyó el saludo de
María, su criatura saltó de gozo en su seno y ella quedó llena del Espíritu
Santo. Aleluya.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Así que Isabel oyó el saludo de
María, su criatura saltó de gozo en su seno y ella quedó llena del Espíritu
Santo. Aleluya.
Ant 3. Dichosa tú, María, que has
creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Aleluya.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dichosa tú, María, que has
creído; porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Aleluya.
LECTURA BREVE Jl 2, 27-28a
Sabréis que estoy en medio de Israel, yo, el Señor Dios vuestro, el Único. ¡Mi
pueblo no será confundido jamás! Después de eso, derramaré mi Espíritu sobre
toda carne: profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya, Aleluya.
R. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya,
Aleluya.
V. La hizo morar en su templo santo.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya,
Aleluya.
V. María
conservaba todas estas cosas. Aleluya.
R. Meditándolas en su corazón. Aleluya.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Cantar de los cantares 2, 8-14; 8, 6-7
LA LLEGADA DEL AMADO
¡Escucho una voz...! Es mi amado que ya llega, saltando sobre los montes,
brincando por las colinas. Es mi amado semejante a un venado, a un ágil
cervatillo. Vedle aquí ya apostado detrás de nuestra cerca, mirando por las
ventanas, atisbando por las rejas. Empieza a hablar mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. Porque, mira, ya ha pasado el
invierno, ya han cesado las lluvias y se han ido. Brotan flores en los campos,
el tiempo de canciones ha llegado, ya el arrullo de la tórtola se ha escuchado
en nuestra tierra. Apuntan ya los higos de la higuera, y las viñas en flor
exhalan sus perfumes. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven! Paloma mía que
anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame escuchar
tu voz, permíteme ver tu rostro, porque es muy dulce tu hablar y gracioso tu
semblante.
Ponme como un sello sobre tu brazo, como un sello sobre tu corazón, porque el
amor es fuerte como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella
de fuego, llamarada divina. Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor,
ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las
riquezas de su casa, se haría despreciable.»
RESPONSORIO Lc 1, 41b-43. 44
R. Isabel quedó llena del Espíritu Santo y
exclamó: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; * ¿cómo
he merecido yo que la madre de mi Señor venga a mi casa?». Aleluya.
V. Tan pronto como llegaron a mis oídos las
palabras de tu saludo, dio luego el niño en mi seno saltos de alegría.
R. ¿Cómo he merecido yo que la madre de mi Señor
venga a mi casa?. Aleluya.
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de san Beda el Venerable, presbítero
(Libro 1, 4: CCL 122, 25-26, 30)
MARÍA PROCLAMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR POR LAS OBRAS QUE HA HECHO EN
ELLA
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi
salvador. Con estas palabras, María reconoce en primer lugar los dones
singulares que le han sido concedidos, pero alude también a los beneficios
comunes con que Dios no deja nunca de favorecer al género humano.
Proclama la grandeza del Señor el alma de aquel que consagra todos sus afectos
interiores a la alabanza y al servicio de Dios y, con la observancia de los
preceptos divinos, demuestra que nunca echa en olvido las proezas de la
majestad de Dios.
Se alegra en Dios su salvador el espíritu de aquel cuyo deleite consiste
únicamente en el recuerdo de su creador, de quien espera la salvación eterna.
Estas palabras, aunque son aplicables a todos los santos, hallan su lugar más
adecuado en los labios de la Madre de Dios, ya que ella, por un privilegio
único, ardía en amor espiritual hacia aquel que llevaba corporalmente en su
seno.
Ella con razón pudo alegrarse, más que cualquier otro santo, en Jesús, su
salvador, ya que sabía que aquel mismo al que reconocía como eterno autor de la
salvación había de nacer de su carne, engendrado en el tiempo, y había de ser,
en una misma y úrica persona, su verdadero hijo y Señor.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. No se
atribuye nada a sus méritos, sino que toda su grandeza la refiere a la libre
donación de aquel que es por esencia poderoso y grande, y que tiene por norma
levantar a sus fieles de su pequeñez y debilidad para hacerlos grandes y fuertes.
Muy acertadamente añade: Su nombre es santo, para que los que entonces la oían
y todos aquellos a los que habían de llegar sus palabras comprendieran que la
fe y el recurso a este nombre había de procurarles, también a ellos, una
participación en la santidad eterna y en la verdadera salvación, conforme al
oráculo profético que afirma: Todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará, ya que este nombre se identifica con aquel del que antes ha dicho: Se
alegra mi espíritu en Dios mi salvador.
Por esto se introdujo en la Iglesia la hermosa y saludable costumbre de cantar
diariamente este cántico de María en la salmodia de la alabanza vespertina, ya
que así el recuerdo frecuente de la encarnación del Señor enardece la devoción
de los fieles y la meditación repetida de los ejemplos de la Madre de Dios los
corrobora en la solidez de la virtud. Y ello precisamente en la hora de
Vísperas, para que nuestra mente, fatigada y tensa por el trabajo y las
múltiples preocupaciones del día, al llegar el tiempo del reposo, vuelva a
encontrar el recogimiento y la paz del espíritu.
RESPONSORIO Lc 1, 45. 46; Sal 65, 16
R. «Dichosa tú que has creído, porque lo que te
ha dicho el Señor se cumplirá.» Y dijo María: * «Proclama
mi alma la grandeza del Señor». Aleluya.
V. Venid a escuchar, os contaré lo que Dios ha
hecho conmigo.
R. Proclama mi alma la grandeza del Señor.
Aleluya.
Lecturas de la Visitación de la
Bienaventurada Virgen María
31
Mayo 2025
Evangelio
*Lectura
del santo evangelio según san Lucas (1,39-56)*
En
aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo
de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el
saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre
las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite
la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó
de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo
había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por
siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra
del Señor
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Así que Isabel oyó el saludo de María, en alta voz exclamó: «¿Cómo
he merecido yo que la madre de mi Señor venga a mi casa?» Aleluya.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Así que Isabel oyó el saludo de
María, en alta voz exclamó: «¿Cómo he merecido yo que la madre de mi Señor
venga a mi casa?» Aleluya.
PRECES
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María
Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Sol de justicia, a quien María Virgen precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Palabra eterna del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu
Madre de toda mancha de pecado,
líbranos también a nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo
purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente:
Padre nuestro...
ORACION
Dios todopoderoso y eterno, tú que, cuando María llevaba en su
seno a tu Hijo, le inspiraste que visitara a su prima santa Isabel, haz que
nosotros seamos siempre dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, para que,
con María, podamos proclamar eternamente tu grandeza. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.
I VÍSPERAS
DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(Oración de la tarde)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.
Himno: NO, YO NO DEJO LA TIERRA
«No, yo no dejo la tierra.
No, yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra;
arriba, están vuestros nombres.»
¿Qué hacéis mirando al cielo,
varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo
ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo.
La paz, mi presencia viva,
que, al irme, se va conmigo
la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado.
Vosotros sois mi cosecha.
El Padre ya os ha sentado
conmigo, a su derecha.
Partid frente a la aurora.
Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora.
Comienza vuestra tarea. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y voy al
Padre. Aleluya.
Salmo 112 - ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Salí del Padre y vine al mundo;
ahora dejo el mundo y voy al Padre. Aleluya.
Ant 2. Después de haber tratado con
ellos, el Señor Jesús fue elevado al cielo, y allí está sentado a la diestra de
Dios. Aleluya.
Salmo 116 - INVITACIÓN UNIVERSAL A LA ALABANZA DIVINA.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos:
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Después de haber tratado con
ellos, el Señor Jesús fue elevado al cielo, y allí está sentado a la diestra de
Dios. Aleluya.
Ant 3. Nadie sube al cielo sino aquel
que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.
Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Nadie sube al cielo sino aquel
que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Aleluya.
LECTURA BREVE Ef 2, 4-6
Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, aun cuando
estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo —por pura
gracia habéis sido salvados— y nos resucitó con él, y nos hizo sentar en los
cielos con Cristo Jesús.
RESPONSORIO BREVE
V. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya, aleluya.
R. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya,
aleluya.
V. El Señor, al son de trompetas.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
R. Dios asciende entre aclamaciones. Aleluya,
aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Padre, he dado a conocer tu nombre a los hombres que me diste; te
ruego por ellos, no por el mundo, ahora que voy a ti. Aleluya.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Padre, he dado a conocer tu
nombre a los hombres que me diste; te ruego por ellos, no por el mundo, ahora
que voy a ti. Aleluya.
PRECES
Aclamemos, alegres, a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la
derecha del Padre, y digámosle:
Cristo, tú eres el rey de la gloria.
Rey de la gloria, que has querido glorificar por medio de tu cuerpo la fragilidad
de nuestra carne, elevándola hasta la gloria del cielo,
purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.
Tú que por amor descendiste hasta nosotros,
haz que también nosotros por amor subamos hasta ti.
Tú que prometiste atraer a todos hacia ti,
no permitas que nosotros seamos apartados de la unidad de tu cuerpo.
Tú que nos has precedido al cielo en tu ascensión gloriosa,
haz que te sigamos ahí con nuestro corazón y nuestra mente.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Ya que te esperamos como Dios, juez de todos los hombres,
haz que un día podamos contemplarte en tu gloria y majestad, junto con nuestros
hermanos difuntos.
Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre, repitiendo la oración que Cristo nos
enseñó:
Padre nuestro...
ORACION
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa
ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el
triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la
Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una
irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida
eterna.
R. Amén.